5 cosas que mi novio aprendió cuando le trataron como a una mujer en internet

En algunas redes sociales creyeron que era una chica y empezó a notar un trato diferente

Al final no sufrió ninguna gran revelación feminista, solo una profunda decepción con la red: “Internet da asco”

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Que el mundo -y, especialmente, internet- es un lugar más hostil hacia las mujeres que hacia los hombres puede parecer una obviedad. Pero ¿hasta qué punto puede llegar a entenderlo alguien que no ha experimentado esa hostilidad? Hace unas semanas, en contra del criterio de Boyero, mi novio y yo decidimos montar un canal de YouTube* sobre videojuegos. Los vídeos los haríamos entre los dos, pero yo pondría la voz y él se encargaría de la promoción y las redes sociales. A pesar de hablar siempre en plural, como los vídeos estaban locutados por mí, la gente asumió que quien tuiteaba era una chica. Unos días después, sin darle mayor importancia, me leyó un mensaje que le había resultado incómodo. Esos mensajes nunca dejaron de llegar. Estas son algunas de las cosas que mi novio aprendió siendo mujer en internet.

1. El machismo es sutil, pero constante

“No es que me hayan dicho ninguna burrada”, admite. “Es algo en el tono con el que se dirigen a ti que nunca había notado”. Un goteo de pequeños detalles a los que no estaba acostumbrado. A veces los cumplidos venían acompañados de una pequeña puya, “como para que no te lo creas mucho” -algo común en la llamada “seducción científica”-, o una referencia a la “bonita voz” de los vídeos. En su experiencia como hombre nunca había sentido la condescendencia o el paternalismo que muchas veces tiñen las interacciones con mujeres. “Cuando eres un tío te hablan con más respeto, como a un igual”.

2. Si creen que eres una tía, te hacen mucho más caso 

Una de las cosas que más notó desde el principio fue el interés que despertaba, al menos por parte del sector masculino. ”Hay mucha más indiferencia cuando eres hombre”. No fue tanto el interés de ellas. “Las mujeres siempre me habían ignorado y siguieron ignorándome”.

Esto puede parecer una ventaja, pero tiene su contrapartida. Promocionando el canal por distintos foros, algunos dieron por hecho que intentaba llamar la atención no hacia el canal, sino a la chica tras el mismo, llegando incluso hasta a banearle. “Un comentario completamente inocente puede ser visto como ‘¡Mírame, soy una chica!’. Buscaba atención, pero evidentemente no por ser mujer”. Hay un insulto muy usado en Internet, attention whore, que solo se dirige a las mujeres que reclaman atención y que no tiene equivalente masculino porque se ve como algo intrínsecamente femenino. En otros foros en los que no se especificaba el género, el spam fue simplemente ignorado. 

3. El lenguaje es neutro 

“Al principio pensé en escribir de forma más femenina. Lo único que se me ocurrió fue cambiar los smileys”. Tras intentar escribir como lo haría una chica, llegó a la conclusión de que no existe una escritura “femenina” como tal, y se dedicó a redactar como lo haría habitualmente, de forma supuestamente “masculina”. Aun así, como la cara del canal es la de una mujer, nadie se planteó que en Twitter estuviera escribiendo un hombre. Para escribir este artículo, comprobamos que los tuits en nuestra cuenta están escritos en plural, sin ninguna marca de género. Al final, la gente es incapaz de distinguir si detrás de un texto hay un hombre o una mujer. 

4. No se espera nada de una chica

Hay una escena en Mad Men en la que un hombre se asombra de que una mujer sea capaz de trabajar como redactora publicitaria. “Es como ver a un perro tocar el piano”, dice. Esta escena se le vino inmediatamente a la cabeza después de recibir algunos elogios. “A veces, cuando te felicitan, parece que les sorprenda que hayas podido hacer algo bien”. Sin embargo, también existe un “techo” que no puedes superar. Muchos consideran el mundo de los videojuegos como un club exclusivamente masculino y para ellos nada que hagas como mujer estará al nivel de los mejores en el campo.

5. ¿Habré sido yo así sin darme cuenta?

Aunque muchos no le trataron de forma especial, los que sí lo hicieron le obligaron a reflexionar. “¿Habré sido yo así alguna vez?”. Reconoce que el haber sido tratado como a una mujer le ha hecho ser más empático con ellas. Pero la experiencia también le hizo estar más a la defensiva en las redes sociales. “No sabía qué esperaba de mí la sociedad como mujer”, explica. Al final no sufrió ninguna gran revelación feminista, solo una profunda decepción con la red. “Internet da asco”.

(*He omitido los nombres del canal y de las personas con las que interactuamos para no sufrir la ira del mundo de los videojuegos)

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