La iglesia asturiana que cambió el crucifijo por el arte urbano

El artista Okuda nos habla de su trabajo en la iglesia de Santa Bárbara en Llanera (Asturias), reconvertida en 'skatepark'

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La iglesia de Santa Bárbara se creó hace algo más de cien años en Llanera (Asturias) para dar servicio a los trabajadores de la fábrica de explosivos de Santa Bárbara, que también vivían por la zona. Terminada la Guerra Civil española, la empresa cerró y a partir de los años 60, solo quedó en pie este templo.La vida útil del edificio dio hace unos años un inesperado giro, que ahora se culmina con el trabajo del artista urbano Okuda.

Fue en 2007 cuando el colectivo Church Brigade decidió montar una rampa de skate en este edificio abandonado. El arte urbano de Okuda, cántabro de madre asturiana, puede verse en casi todo el mundo, pero cuando descubrió a través de Facebook que esta iglesia había sido desacralizada y convertida en una skatepark, quiso plasmar su obra en ella.

Bajo el nombre de Kaos Temple (Templo del caos), ha trasladado en este proyecto su habitual explosión de color a un edificio religioso y de estilo clásico, que en el siglo XXI ha perdido su credo para transformarse en templo del patín. Es justo la perfecta simetría entre las bóvedas de la iglesia y las rampas de skate lo que hizo que Óscar San Miguel, conocido como Okuda, se enamorara de este proyecto, cuenta él mismo a Verne por correo electrónico.

El artista contactó con Church Brigade a través de un amigo común y lanzó una campaña de micromecenazgo en Verkami. Con el dinero financió los costes necesarios para esta obra, gestada en la bíblica cifra de siete días.

Había especial interés en que la idea saliera adelante. “Este proyecto tiene para mí un valor sentimental que le hace único. Está justo al lado de mi tierra, a una hora de casa de mis padres, mientras que casi todos mis proyectos grandes están fuera de España”, explica.

Foto realizada por Rubén Pomares

El particular estilo de Okuda, que él mismo define como “colorista y geométrico”, parece trasladar el lenguaje propio de las cristaleras de la iglesia fuera de los ventanales, para colocarlos en los arcos y bóvedas del edificio. Su intención, asegura a Verne, es la de representar su propia religión, libertad y estilo de vida.

Okuda está muy acostumbrado a obras de gran formato como la de este lugar, ya que crea un par de murales al mes de al menos tres pisos de altura. “Me siento muy cómodo adaptándome a soportes tan clásicos como una iglesia. Ese contraste entre pintura contemporánea multicolor y la arquitectura clásica y cruda de la piedra es lo que más me ha impresionado y emocionado de este proyecto”, dice.

Aunque parezca que al arte urbano de este español no le quede sitio por conquistar, todavía tiene cuentas pendientes. “Desde hace tiempo me gustaría dirigir videoclips o colaborar junto a algún arquitecto”, confiesa. Este año participará en Art Beijing en Pekín y el único continente que se le resiste hasta ahora es Australia, donde espera viajar el año próximo. Las siguientes imágenes recopilan algunos de los trabajos favoritos del cántabro.

Estación de metro Paco de Lucía en Madrid (2015)

Gorki Park (Moscú)

Festival Bonaroo (Manchester) 2013

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