Casi siempre, cada vez que ordenas una bebida en un restaurante, los meseros te darán un popote nuevo, sin que tú lo pidas. Por lo menos 36 restaurantes y bares en Nuevo León y la Ciudad de México, según un conteo en Facebook y Twitter, se han unido a una iniciativa para eliminar esta práctica en un intento por reducir su basura. Desde enero de este año, utilizan el hashtag #Antipopotes en sus cuentas en las redes para anunciar que no servirán este utensilio en sus establecimientos. Los Danzantes, Wings, Hijos de Maíz y Asian Bay son algunos restaurantes que adoptaron esta política.
“Todavía tenemos popotes en nuestros restaurantes, pero de cajón no los ofrecemos con las bebidas”, explica a Verne Mónica Martínez, directora de marketing de Grupo Pangea, una empresa que opera siete restaurantes en Nuevo León, como la cantina La Felix y el restaurante italiano Vasto en San Pedro Garza García. “Si nos los piden con mucho gusto se los damos, pero han sido muy pocos los que lo hacen o que se molestan porque no los servimos. En general hemos recibido comentarios positivos”.
Aunque no tiene una cifra exacta, Martínez asegura que la compra de popotes ha disminuido en los restaurantes de Pangea desde el inicio de la campaña. “La cantidad que ordenábamos al mes, ahora la ordenamos cada dos meses y medio”, dice.
Pangea comenzó a implementar la política en enero de 2016, después de que la periodista de gastronomía Una Pérez, una de las primeras en promover la iniciativa en México, invitó a la empresa de unirse a la propuesta. “Trato de convencer a la gente que conozco en el sector de restaurantes a adoptar mejores prácticas ecológicas”, comenta Pérez a Verne vía telefónica, quien colabora en las revistas Esquire y TimeOut. “Comencé por el popote porque es un objeto innecesario y sin embargo genera una cantidad de basura brutal”.
Gracias, @Hijos_del_Maiz por ser los primeros en unirse a la iniciativa #antipopotes, junto con @GrupoPangea 👏🏼👏🏼👏🏼 https://t.co/9SS6AsnwWO
— Una PR (@PetiteHedoniste) 30 de enero de 2016
En México, no existen cifras oficiales de cuántos popotes se desechan, pero sí existen estimaciones de cuánto plástico acaba en los rellenos sanitarios y tiraderos a cielo abierto en el país. Según un reporte de la Asociación Nacional de Industrias del plástico (Anipac), alrededor del 12% de la basura en México es plástico. Esto equivale a aproximadamente 10.350 toneladas diarias de las 86.343 del total de basura que producimos, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los plásticos pueden degradarse con la ayuda de bacterias y otros organismos, como un tipo de gusano que utiliza la Universidad de Stanford para sus experimentos de manejo de residuos. Pero si no son sometidos a estos procesos pueden tardar hasta cientos de años en desintegrarse. “Un popote podría tardar por lo menos 20 años”, dice a Verne Sergio Palacios, investigador del Instituto de Geología de la UNAM.
Mientras eso sucede, los desechos plásticos ocupan 2.5 más espacio que su peso en los tiraderos de basura y rellenos sanitarios por su material resistente y su volumen, según el reporte de Anipac. “Lo que significa que saturan los rellenos sanitarios y hay que hacer más”, explica Palacios, de la UNAM. “Realmente estos lugares no son sanitarios porque emiten contaminantes y gases que contribuyen al efecto invernadero”.
La mayoría de los materiales plásticos pueden reciclarse o transformarse en otros materiales, pero no es tan fácil hacer esto con los popotes. “Como son de uso personal es complicado reciclarlos porque puedes tener un riesgo de salud”, dice Palacios. “El problema principal es que son muy pequeños, se pierden en los tiraderos y es muy difícil recolectarlos".
El popote y la tortuga
Las campañas para reducir el uso del popote no son nuevas. En 2011, Milo Cress, de entonces nueve años de edad, inició el proyecto en Estados Unidos Be Straw Free (Vive libre de popotes) y convenció a la Asociación Nacional de Restaurantes de ese país eliminar la práctica de introducir los popotes en las bebidas cuando son servidas a los clientes.
En agosto 2015, una estudiante de biología marina de la Universidad Texas A&M publicó un vídeo que muestra a una tortuga con un pedazo de plástico (que ella identifica como un popote) atorado en una de sus fosas nasales. El vídeo original (te advertimos que es difícil de ver) tiene más de 7 millones de vistas en Youtube.
“Ese video desató la concientización del uso del popote”, asegura a Verne Carlos Camacho, cofundador de EcoShell, empresa productora de productos desechables biodegradables. “Nosotros habíamos contemplado el problema desde hace ocho años, pero en marzo (2016) lanzamos nuestra campaña para minimizar su uso”.
La empresa utiliza materiales orgánicos como mazorcas y almidón para crear sus productos, que son compostables. “Estamos desarrollando un popote que si tiras a la basura orgánica tardaría 45 días en integrarse a la composta”, asegura Camacho. “Es una alternativa que existe en Estados Unidos y en Europa, pero no en México”.
Los popotes tienen algunos beneficios. Son un utensilio necesario para personas con problemas de movilidad. Sin embargo, a pesar de la creencia popular, no sirven como alternativa higiénica a tomar directamente de un vaso, asegura Palacios, biólogo de la UNAM. “Si el vaso está sucio, el líquido estará contaminado, no importa cómo se beba”, explica. “En ese caso, el cliente tendría también que pedir platos y cubiertos desechables, si no quiere exponerse”.
Pérez, una de sus principales impulsoras de la iniciativa, advierte: “La gente tiende a alejarse de las iniciativas ecológicas porque son regañonas tienen un aire de condescendencia. Por eso no quisiera que se convirtiera en una cosa normativa, si no de dar una opción e invitar a la gente a que lo considere.”
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