Tarzán y los ángeles: el discurso de Ali contra el racismo

"Tarzán hablaba con los animales... ¡Pero los africanos, que llevaban siglos ahí, no podían!"

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Además de uno de los mejores deportistas de todos los tiempos, el recientemente fallecido Muhammad Ali fue una figura clave en la batalla contra el racismo en los Estados Unidos: sabedor de su notoriedad a nivel mundial, el boxeador la aprovechó para luchar contra el poder blanco e incluso también con los conformistas de su propia raza. En 1971, ofreció una entrevista en la que dedicó cinco minutos a explicar, con su particular verborrea y humor, cuál era su opinión sobre el racismo.

"Siempre que iba a la iglesia los sábados me preguntaba cosas", comienza Ali, apodado durante años Louisville Lip ("El Bocazas Louisville") por su verborrea. "Le preguntaba a mi madre: Mamá, ¿por qué todo es blanco? ¿Por qué Jesús es blanco y tiene los ojos azules?". 

Debido a que Ali no encuentra referentes de color en la Biblia, el boxeador cuenta que preguntó a su madre: "Mamá, ¿cuando muramos vamos a ir al cielo?". Ante su respuesta afirmativa, él contesta: "Entonces, ¿qué pasa con los ángeles negros?". Tanto el público como el presentador, Michael Parkison, se carcajean con discurso de Ali.

La Biblia no es el único lugar en el que Ali no encuentra referentes negros: "¿Vosotros también veíais Tarzán?", pregunta. "Él luchaba contra los africanos y partía las mandíbulas de los leones. Y hablaba con los animales... ¡Pero los africanos, que llevaban siglos ahí, no podían! ¡Y Tarzán sí!". Y continúa: no hay misses negras, ni siquiera objetos buenos negros."Me di cuenta de que algo estaba mal".

Después, narra un suceso ocurrido tras ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960:

Fui al centro, con mi medalla de oro enorme. En esa época no estaba aceptado que un negro comiera en el centro de la ciudad, entonces fui, me senté y dije "quiero una taza de café y un perrito caliente". La chica me dijo: "No servimos a negros". Me enojé tanto que respondí "yo tampoco como negros, solo dame mi taza de café y mi perrito. ¡Soy el campeón mundial, luché por este país! Tengo una medalla de oro, y voy a comer aquí". Ella dijo que iba a hablar con el gerente, y después me dijo: "Yo no hago las reglas, pero te tienes que ir ahora". Tuve que abandonar el restaurante en medio de mi ciudad natal, donde iba a la iglesia y hacía el bien como buen cristiano. La ciudad donde nací y crecí. Acababa de ganar una medalla de oro, ¿y no podía comer en un restaurante de la mi ciudad? Algo estaba mal. Desde entonces, soy musulmán.

Seis años después de que ocurriera esta anécdota, en 1967, Ali desertó de la llamada a filas de su gobierno para combatir en Vietnam, lo que le costó perder todos sus títulos y su licencia de boxeo. No le importó. "¿Por qué me piden ponerme un uniforme e ir a 10.000 millas de casa a arrojar bombas y disparar balas a gente de piel oscura mientras los negros de Louisville son tratados como perros y se les niegan los derechos humanos más simples?", defendió entonces. "No voy a ir a 10.000 millas de aquí y dar la cara para ayudar a asesinar y quemar a otra pobre nación simplemente para continuar el dominio de los esclavistas blancos".

Esta entrevista fue una de las cuatro que Michael Parkinson, periodista de la BBC , realizó a Muhammad Ali. En un artículo de despedida publicado tras el fallecimiento del boxeador en Telegraph, Parkinson afirma: "Si se me pregunta cuál es el ser humano más extraordinario que he conocido, tendría que decir Muhammad Ali".

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