Por qué el bádminton es más espectacular de lo que crees

El pionero del bádminton español en los Juegos Olímpicos -y actual director de Desarrollo y Formación en la Federación Española- nos explica las razones por las que este deporte nos dejará alucinados

  • Comentar
  • Imprimir
Carolina Marín, durante la final del All England en Birmingham
Carolina Marín, durante la final del All England en Birmingham. Reuters

Los éxitos internacionales de Carolina Marín han atraído mucha atención sobre el bádminton. Sin embargo, todavía hay gente que desconoce sus entresijos. A continuación, enumero las razones que convierten al bádminton en un deporte que, si le prestas atención, acabará enganchándote durante estos Juegos.

El volante. En los otros deportes con raqueta, las pelotas son esféricas. Esto hace que se le pueda golpear en cualquier lado. Sin embargo, en el bádminton se juega con un volante que, al estar compuesto por una parte golpeable (el corcho) y otra que no lo es tanto (la pluma), supone un reto añadido para los jugadores. En los golpeos de red, por ejemplo, hay que tener una precisión increíble para poder tocar el volante justo en el punto de impacto adecuado.

La velocidad. Con los materiales actuales, el volante puede llegar a alcanzar los 400 kilómetros por hora en el momento del golpeo. Esta velocidad hace que los reflejos sean determinantes para devolver determinados golpeos. No hay ningún otro deporte de raqueta con una velocidad de salida semejante.

El bote. En otros deportes, la pelota puede botar antes del golpeo. Esto permite que los jugadores puedan quedarse esperando a la pelota. En el bádminton, por contra, cuando el volante toca el suelo, se acaba el punto. Los jugadores, por tanto, tienen que atacar el volante y anticipar el golpeo aumentando aún más la velocidad en el juego tanto desde el punto de vista mental, como el físico y el técnico

La intensidad. En el bádminton se producen muchos intercambios en pocos segundos. En ocasiones, en un solo segundo pueden contarse dos y tres golpes. Además, el reglamento apenas concede treguas. Los jugadores solo disponen de un descanso de 90 segundos cuando alcanzan el ecuador de cada set. También pueden solicitarlo para beber agua o secarse el sudor. Pero, por lo general, las pausas son escasas. Y, por si esto fuera poco, el volante cae junto a los jugadores, por lo que no se pierde tiempo recogiendo los volantes. Es pura intensidad.

La plástica. La sensación de ligereza que transmiten la raqueta (pesa entre 70 y 90 gramos) y el volante (en torno a 5 gramos) contrasta con la contundencia y la explosividad en los movimientos de los deportistas. Por la velocidad con la que se desarrolla el partido, los jugadores tienen que estirarse al máximo para alcanzar cada volante, lo que provoca un hermoso efecto plástico.

La técnica. Ya hemos dicho que el bádminton es un deporte vertiginoso. Lo que deberíamos añadir es que exige una precisión milimétrica, ya que el volante debe caer dentro de la zona delimitada, que no es precisamente grande: la pista mide un total de 13,40 por 5,18 metros en los partidos individuales.

La televisión. Durante mucho tiempo, los amantes del bádminton tuvimos que conformarnos con las cámaras estáticas que las televisiones colocaban detrás de uno de los jugadores. Sin embargo, con el paso de los años, las retransmisiones han ido ganando en calidad, lo que ya nos permite contemplar la sutileza de los golpes y la plasticidad de los desplazamientos. La introducción del ojo de halcón, además, aumenta la emoción en los golpeos más ajustados.

Los saltos. Esta también es una peculiaridad del bádminton con respecto a los otros deportes con raqueta: el remate es un recurso muy común para sorprender al rival y finalizar las jugadas, lo que obliga a los jugadores a pegar saltos espectaculares, cargados de fuerza y expresividad. A veces, incluso los jugadores parecen mantenerse en el aire como en la famosa escena de Matrix.

El físico. Además de unos reflejos extraordinarios, el bádminton exige una envidiable condición física, ya que requiere resistencia, potencia, flexibilidad y velocidad. Tanto el tren superior como el inferior deben estar bien trabajados.

El sonido. Este detalle se aprecia mucho mejor en directo que en televisión. Los remates o smashes, en bádminton, suenan como un estallido. Este sonido tan característico, de alguna manera, contribuye a que los partidos sean tan espectaculares.

Carolina Marín. El bádminton se sumó al programa olímpico en Barcelona'92. En aquella ocasión, Esther Sanz y yo formamos la representación española y ambos caímos eliminados en la primera ronda. Había mucha distancia entre nosotros y los jugadores de otros países, especialmente los asiáticos. Desde entonces, las diferencias se han ido reduciendo y Carolina Marín nos ha proporcionado unas alegría que no podíamos sospechar en 1992. Por eso debemos apoyarla y disfrutarla en estos Juegos de Río.

* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!

  • Comentar
  • Imprimir

Comentar Normas

Lo más visto en Verne