La competitividad entre hermanos es tan común como la nieve en Suecia. Y, si son niños de la misma edad, como en el Polo Norte. A veces escapa de las habituales riñas por un juguete, por quién lee mejor o por quién corre más rápido y se instala en peleas perdidas de antemano. Eso es lo que le sucede a Alexis, hermana gemela de Ava, cuando se da cuenta de que no puede hacer nada para ser mayor que su hermana. Las dos tienen tres años, pero una de ellas nació un minuto antes. Todo un drama irresoluble. La desconsolada llorera que asalta a la más pequeña lleva más de medio millón de visionados en YouTube.
Su madre, Ami McClure, que dirige el vídeo y realiza las preguntas en el canal de YouTube con vídeos de las pequeñas, intenta consolarla en vano. "Son muy competitivas", cuenta el padre de las niñas, Justin McClure, que contesta a las preguntas de Verne a través de correo electrónico. "Siempre quieren lo que tiene la otra. Es su naturaleza competitiva la que no les permite entender que no puedes conseguir edad porque sí”, apostilla.
La ternura que las niñas demuestran en el vídeo, según su padre, es el pan de cada día en su casa de Nueva Jersey (Estados Unidos). La mayor consuela a su hermana, intentando que deje de llorar. Pero sus lágrimas sólo cesan cuando descubre que, aunque más pequeña, es más alta, revelación que desata la tristeza de la otra. "¡Quiero crecer!", dice Ava, mientras Alexis se reivindica, después de tanto lloro por su edad, con un "soy más alta".
Los padres de Ava y Alexis recogen las divertidas opiniones de sus hijas en su canal de YouTube, The McClure Twins. El desparpajo que muestran ante la cámara, al más puro estilo de los niños de Juan y Medio, son el mayor atractivo de los vídeos. “Lo utilizamos para documentar la vida de nuestras hijas para después poder recordarlo”, señala.
Otro momento digno de conservación en la filmoteca familiar son las miradas cómplices que se dedican la una a la otra cuando, al principio del vídeo, comprenden que son gemelas idénticas. Se miran la una a la otra avergonzadas, descubriendo en su hermana los rasgos que también encuentran en el espejo. “Hasta ahora no eran realmente conscientes de lo parecidas que son”, indica el padre de las gemelas.
Los expertos no tienen claro cuál es el momento exacto en el que los seres humanos empezamos a tomar conciencia de nuestra propia apariencia. Según el profesor de Desarrollo Social en la Infancia de la Universidad Autónoma de Madrid, Héctor Gutiérrez, con dos años “muchos conocen algunas de sus características más básicas (si son niño o niña, que son niños y no adultos)”. Entre tres y cinco años “las autodescripciones implican acciones, rasgos físicos, posesiones y preferencias”.
Ava y Alexis tienen tres años. “Están empezando a comprender, a un nivel intelectual, que se parecen la una a la otra. Ese es el motivo por el que grabamos el vídeo, para que entiendan realmente ese concepto”, añade McClure. En uno de los momentos más representativos del vídeo, la madre le pide a sus hijas que se miren a la cara mientras se abrazan. Entonces, les pregunta “¿se parece a tu cara?”. Responden “sí” al unísono, mientras, poco a poco, la madre relata cada rasgo que comparten. Ellas parecen derretirse de vergüenza.
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