Placeres culpables

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Es Navidad y es tiempo de placeres culpables o, como dicen los angloparlantes, de guilty pleasures. La expresión se refiere a esas cosas que hacemos o consumimos y que nos da vergüenza reconocer. Los kilos de fruta escarchada o de turrón que nos comemos a modo de aperitivo antes de comenzar la cena de Nochebuena son solo algunas de las muchas tentaciones inconfesables a las que nos enfrentamos en estas fechas.

En temporadas de vacaciones tenemos más tiempo libre para caer en ellas. Tiene delito que, con todo el catálogo de Netflix disponible, termines viendo Pequeñas mentirosas (con este título, no hace falta haber visto la serie para hacerse una idea), revisites Glee como quien lee a los clásicos de la literatura o te tragues cualquier cosa que protagonice Jennifer Lopez, como dice Mashable.

Spotify acaba de recurrir a este concepto para crear una brillante campaña publicitaria. Carteles gigantescos en Nueva York y Londres basados en las estadísticas reales de los usuarios de este servicio de streaming sacan los colores a algunos de ellos. “Querida personas que reprodujo Sorry de Justin Bieber 42 veces el día de San Valentín: ¿Qué hiciste?”, dice uno de ellos. Menos mal que existe la opción "sesión privada".

Spotify

La cuenta de Twitter @CuteEmergency acaba de alcanzar los tres millones de seguidores recopilando vídeos de animales. Esos que ven otros y tú nunca. Su creador, Tony Heally, nos contó que dejó su trabajo para dedicarse a tiempo completo a ello porque ganaba así más dinero.

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Que la culpa esté tan arraigada a nuestra cultura judeocristiana, esa de la que nos acordamos de forma súbita en estos días navideños, es la clave del asunto. BBC explicaba en su día que la sensación de pecar y el remordimiento dispara el deseo en nuestro cerebro. Su teoría se apoya en las investigaciones de la Universidad de Illinois (Estados Unidos). Los estudios científicos son un placer culpable de los medios de comunicación, solo que ni tan siquiera nos molestamos en disimularlo.

Los entrañables propósitos de Año Nuevo, que creamos para romper de forma sistemática, nos proporcionan un buen caldo de cultivo para placeres culpables. Envuelto en la efervescencia de las burbujas de Nochevieja, te prometes a ti mismo hacer más ejercicio. Llega la segunda semana de enero y ya estás tumbado en el sofá, viendo un reality con una bolsa de Doritos entre las manos frente a la gigantesca tele de plasma que te han traído los Reyes Magos. Hace un par de años, publicamos en Verne una guía para poder cumplirlos.

El postureo es otra de las razones que generan placeres culpables. El problema, en realidad, reside en lo que sí debemos consumir; aquello que se impone como beneficioso para nuestro cuerpo y alma. Los siempre mencionados documentales de La 2, que tanto triunfan en las encuestas españolas y tan poco en los audímetros, o enfrentar las listas de mejores novelas del año con las de bestsellers son pruebas de ello.

Pero bueno, ya que estamos, te propongo una lista de guilty pleasures para que te quedes bien a gusto.

- El villancico de Los Morancos. Es especialmente terrible en comparación con otros vídeos anteriores, pero en Verne tenemos una etiqueta dedicada a ellos.

- Showgirls es a los placeres culpables lo que la pierda de Rosetta a la Historia de la traducción. "Siempre hay alguien más joven y hambriento bajando la escalera detrás de ti”.

- Algunos de estos retos del 2016 que triunfan en redes sociales. El mannequin challenge sin ir más lejos, aunque hay muchos más.

- Las portadas navideñas del ¡Hola! cuando vas a casa de un familiar a felicitar las fiestas.

- El regreso de El Neng. El personaje está pasadísimo, pero Edu Soto es muy grande.

- Mamma Mia! La película con Meryl Streep, el musical en teatros con Nina (que sigue de gira), los recopilatorios de Abba...

- Gran Hermano VIP. Para que lo disfrutes en esos ratos que pensabas ir al gimnasio.

Selección del contenido y redacción de la carta: Héctor Llanos Martínez @HLMartinez2010

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