¿A qué te dedicas? Parece una pregunta sencilla, pero si para responderla necesitas más de 50 palabras o tres minutos de explicación y aun así tu interlocutor sigue mirándote con cara de póker, significa que tienes una de esas profesiones raras o difícilmente clasificables. Casi todo el mundo se hace una idea de cómo se gana la vida un abogado, un médico, un policía o un taxista. Cuando en tu tarjeta de visita pone "oficial de cumplimiento normativo", "monitor de ensayos clínicos" o "suscriptor de riesgos", la cosa se complica.
Luis Guerrero (33 años) trabaja como "evangelista" en Microsoft. A pesar de las connotaciones religiosas, puntualiza, lo único que tiene en común con sus colegas bíblicos son sus grandes dotes comunicativas. Indispensables, ya que la misión de un techinical evangelist es "ayudar a diferentes audiencias técnicas a que conozcan y saquen el máximo partido de los lenguajes de programación, productos y aplicaciones de Microsoft", resume este ingeniero informático. Su deformación profesional hace que no le importe explicar "las veces que haga falta" en qué consiste su trabajo, aunque le gusta sintetizarlo como el de un "consultor que comparte su pasión por la tecnología con otras personas". Aun así, añade, no falta quien le mira con recelo porque cree que está a punto de "soltarle la chapa".
Inés Alberdi, catedrática de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, cree que la profesión etiqueta a las personas. "Es inevitable; conoces a alguien, te dice que es ingeniero, actor o psicólogo y, sin necesidad de más información, asocias a esa persona a unos determinados rasgos, una forma de pensar y una manera de conducirse por la vida". Esos estereotipos no son necesariamente negativos, "porque nos ayudan a orientarnos en nuestras relaciones sociales", aclara. El problema viene "cuando el estereotipo es muy arraigado y peyorativo y se convierte en prejuicio".
Según Alberdi, una profesión desconocida y de la que no se tienen registros previos crea "cierto desconcierto y, al mismo tiempo, despierta curiosidad".
Lo que la gente suele pensar de Teresa Blanco (37 años), Verónica Parla (35) y Sara Rivera (42), actuarias en la consultora Willis Towers Watson, es que van a intentar venderles un seguro. Eligieron estudiar Ciencias Actuariales, una rama de Económicas, porque era una profesión sin paro. "Los actuarios son las personas que efectúan los cálculos que hay detrás una póliza de vida o de hogar, o que estiman los costes derivados de las prestaciones de los empleados en las empresas", cuenta Teresa. Aunque para evitarse ese discurso "que aburre a las ovejas", a veces prefiere decir que es "consultora de recursos humanos", confiesa. A su compañera Verónica en una ocasión le preguntaron "si era actriz", por aquello de lo de 'actuar', y asegura que, aunque se lo ha intentado explicar muchas veces, su pareja "no lo entiende muy bien todavía". A las tres les incomoda un poco que les pregunten por su trabajo. "En cuanto empiezas a hablar de previsiones sociales y de pensiones te metes en un jardín del que es difícil salir", señala Sara.
Para Alberdi, la forma en la que uno habla de su vida profesional determina la percepción que los demás tienen de ella. "Alguien puede tener un trabajo precario y no ganar mucho dinero, pero si habla de él con entusiasmo acaba transmitiendo esa pasión. En cambio, si mientras te lo cuenta tienes la impresión de que se está justificando, sacas la conclusión de que su empleo es horrible". La manera de presentarse también influye. "Yo misma, si digo que soy socióloga, habrá quien piense: 'pobre mujer', porque existe la idea preconcebida de que es una especialidad con pocas salidas laborales. En cambio, si digo que soy catedrática de Sociología, habré ganado muchos enteros".
Francisco Gómez (39 años) es ingeniero aeronáutico de formación y llegó a ejercer como tal, pero desde hace diez años se dedica a una actividad que ni siquiera sospechaba que existía mientras estudiaba la carrera. Es analista cuantitativo en BBVA, lo que en su sector se conoce coloquialmente como 'quant'. "El 'quant' desarrolla modelos matemáticos que permiten poner precio a productos financieros complejos, además de diseñar estrategias de cobertura para gestionar estos riesgos", expone. ¿Qué tal funciona esa descripción en una cena con amigos? "La gente se piensa que sé lo que va ocurrir con la Bolsa y me pregunta en qué debería invertir. Pero yo no tengo una bola de cristal para ver el futuro".
Llegó al puesto por un anuncio de empleo en la revista del Colegio de Ingenieros que llamó su atención. "Yo pensaba que en los bancos solo trabajaban economistas, pero cuando comencé las entrevistas vi que todos eran perfiles técnicos como físicos o ingenieros". Su función, relata, tiene "una vertiente matemática y otra de programación muy importantes". Sin embargo, a algunas personas de su entorno les extrañó que dejara un trabajo 'de lo suyo' para marcharse a un banco. Pero es que "es complicado romper con el cliché de lo que debe ser un trabajo de ingeniero. Al final, han comprendido que me gusta mi trabajo y que la labor que realizo es muy similar a la que podría estar haciendo en una clásica empresa de ingeniería".
Cada año, Linkedin celebra el Bring In Your Parents Day, una iniciativa en la que los padres de los empleados acompañan a sus hijos a la oficina y comparten con ellos una jornada laboral. Según datos que esta red profesional publicó en 2013, uno de cada tres progenitores no entiende cómo se gana la vida su prole.
Pocas cosas brindan mayor satisfacción a unos padres que ver que sus hijos se abren camino. Incluso si no terminan de comprender muy bien cómo lo hacen. No obstante, apunta Alberdi, existen otros indicadores que les ayudarán a sentirse orgullosos. "Hay trabajos que pueden parecer poco atractivos o ser desconocidos, pero como están bien pagados y considerados socialmente, la familia se queda tranquila".
Hace ya algunos años que la abuela del evangelista Luis Guerrero desistió de intentar persuadir a su nieto de que deje su extraño trabajo en Madrid para echar una mano en el almacén de legumbres que su familia regenta en su pueblo. "Mis familiares saben que trabajo con ordenadores, y, aunque los detalles se les escapan, ven que me gusta, que viajo, que no tengo problemas económicos y que he organizado mi vida alrededor de este mundo", dice.
Puede que su oficio no sea el más glamuroso del mundo, pero a la actuaria Teresa Blanco le gustaría que fuera más conocido y valorado. "Que cuando le contaras a tu vecina que eres actuaria, ella dijera: ¡Cómo mola!"
OTRAS PROFESIONES 'RARAS'
Compliance Officer. Su labor es la de velar por que las empresas se conduzcan de acuerdo a las leyes y siguiendo criterios éticos para evitar que sus actuaciones perjudiquen a terceros.
Consultor de suelo. Analiza las condiciones técnicas de los suelos urbanos y estudia la viabilidad de su adquisición para la realización de proyectos inmobiliarios.
Document Manager. Su misión es organizar, gestionar y almacenar toda la documentación generada por una organización, asegurándose de que tiene un aspecto unificado y elaborado en base a criterios de calidad.
HR Business Partner. Puesto híbrido que actúa como enlace entre el departamento de recursos humanos y el resto de áreas de negocio.
Monitor de ensayos clínicos (CRA). Diseña y realiza pruebas para comprobar la seguridad de los nuevos medicamentos, así como su eficacia, riesgos o posibles efectos secundarios.
Visual Merchandiser. Este especialista del marketing aplicado al punto de venta persigue influir en las decisiones de compra de los clientes a través de técnicas de colocación de producto.
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