El cementerio de las redes sociales: todas las que quisieron acabar con Facebook y Twitter

¿Has vuelto a entrar en Mastodon? Nosotros tampoco

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Vero se presenta como una alternativa a Facebook de pago y sin publicidad. En sus primeros días y ante la oferta de un millón de cuentas gratis, esta nueva red social ha llamado la atención de medios y usuarios, pero es difícil saber si todos los que la hemos descargado seguiremos usándola la semana que viene. O dentro de unas horas. De hecho, la historia de las alternativas a las grandes redes sociales está llena de plataformas que hoy casi nadie recuerda. Y eso que han tenido mucho a favor: el mal clima de Twitter, la desconfianza hacia Facebook, la publicidad de Instagram… Todos queremos algo mejor, pero cuando nos lo dan, no lo usamos. Estos son algunos ejemplos. No incluimos casos como el de MySpace, que cerró, pero vivió momentos de gloria, sino solo aquellas plataformas que no llegaron ni a despegar.

Google +, powered by Google

Todo indicaba que Google + iba a ser un exitazo cuando se lanzó en 2011. Google hizo además todas las trampas imaginables para inflar su número de usuarios: con cualquier cuenta nueva en Google, se abría automáticamente una cuenta en la red social, por ejemplo. También intentó atraer a las marcas con un mejor posicionamiento en el buscador de sus publicaciones. Aun así, no consiguió que nos engancháramos.

Aunque mantiene una comunidad fiel de usuarios (aficionados a la fotografía, por ejemplo), Google + se ha convertido en un chiste recurrente sobre fracasos de las nuevas redes sociales y un ejemplo de que a veces incluso a Google le salen las cosas regular. Recordemos además que la empresa también lo había intentado con Google Buzz (2010-2011), una red integrada con Gmail y con nombre de refresco de Los Simpson.

Por la pestaña "Discovery" de Google, parece que aún hay gente

Ello, el Facebook bonito

"Facebook, se te va a acabar el chollo". "La red social alternativa sin publicidad y que no va a vender tus datos". “No eres un producto”. Así se presentaba esta red social abierta en marzo de 2014 y que vivió su mejor momento unos meses más tarde: 31.000 personas se querían de dar de alta cada hora durante el 23 de septiembre, su mayor pico de actividad hasta entonces. Se hizo especialmente popular porque entonces Facebook comenzó a obligar a sus usuarios a registrarse con su nombre legal, aunque sea algo difícil de exigir incluso cuatro años más tarde.

Ahora mismo, Ello se presenta como una comunidad de artistas y tiene más de un millón de un usuarios, frente a los casi dos mil millones de Facebook. El chollo de la red social de Mark Zuckerberg ha ido mejorando desde entonces: ganó 12.800 millones de euros en 2017, frente a los 2.600 millones de 2014.

"I agree, publicidad de Ello, pero me quedo en Facebook"

Quitter, el Twitter de izquierdas

En enero de 2015, un puñado de tuiteros se mudó a Quitter, una red social muy parecida a Twitter, pero descentralizada y programada con software libre. Todo vino comenzó cuando @barbijaputa decidió probar esta red después de que Twitter bloqueara su cuenta temporalmente después de un tuit. “¿Cuándo vamos a mudarnos a una red social que abogue por la libertad de expresión, que censure verdaderos comportamientos delictivos y que, si no es mucho pedir, no trafique con nuestros datos personales?”, se preguntaba en El Diario.

Fueron miles quienes siguieron su ejemplo, pero fueron también miles quienes volvieron a Twitter días después, al ver que sus seguidores no les acompañaban. Es un buen ejemplo del efecto red: si todo el mundo está utilizando un servicio en el que lo fundamental es la conexión, cuesta mucho comenzar de cero en otra parte. Puede que Quitter y Ello sean más respetuosos con el contenido, pero qué más da si nadie lo ve. Por cierto, Quitter sigue funcionando. Y aún hay bromitas al respecto.

Merkaat, que llegó justo a tiempo (para Periscope)

Esta aplicación de streaming arrancó en marzo de 2015 y en solo 13 días sumaba 120.000 usuarios. Con este servicio, uno se ponía a emitir un vídeo en directo y la app avisaba a todos los seguidores de Twitter. Sin embargo, la red impidió el envío de este aviso a Merkaat, con lo que se quedó coja.

¿Y por qué tomó Twitter esta decisión? Tal y como explicábamos en su momento, el lanzamiento de Merkaat coincidió con el anuncio de la compra de Periscope, una aplicación que servía básicamente para lo mismo y que ahora tampoco usa nadie. Merkaat ahora se llama Houseparty y es una app de videochat en grupo. En 2016 tenía un millón de usuarios.

Un par de ejemplos de Merkaat

Peach, como Ello, pero en rosa

Esta red social estaba pensada para compartir texto y fotos en un entorno diseñado para el móvil. Según The Verge, fue "la red social de moda para este viernes" y para Bloomberg se trataba de "una app nueva y estupenda que no necesitas".

Resulta que tenía cuenta abierta en Peach y no me acordaba

Mastodon, el Twitter amable

En 2017 Twitter ya solo le gustaba a Donald Trump. Por eso tenía sentido que apareciera una alternativa. Mastodon, creada en 2016, ofrecía mensajes de 500 caracteres y en apenas unos días de abril de ese año superó los 140.000 usuarios en pocos días (aunque lejos de los 300 millones de Twitter).

Gustó porque se presentaba como una alternativa al mal ambiente de Twitter, pero se estancó por su uso poco intuitivo. Era una sola red social, pero estaba dividida en áreas llamadas instancias, por lo que las cuentas eran diferentes según la instancia, y para usarla desde el móvil te tenías que bajar una app con otro nombre… Y, en fin, que no llegó al millón de usuarios hasta diciembre.

Por cierto, también surgió una alternativa de extrema derecha a Twitter: Gab. Después de que Twitter cerrara la cuenta a varios acosadores de la alt-right, muchos se refugiaron en esta red. Su logo es una rana. Como la rana Pepe.

¿Y qué pasa con Snapchat?

"¿Hay alguien además de mí que ya no abra Snapchat?", tuiteó Kylie Jenner el 21 de febrero. Ese mismo día, las acciones de la empresa perdieron unos mil millones de euros en valor de mercado. No es cierto que ella fuera la causante (o la única causante) de esta crisis bursátil, ya que las acciones llevaban días en caída, pero resulta significativo que la historia pareciera creíble. Sobre todo días después de que Snapchat rediseñara su servicio, provocando que más de un millón de usuarios firmaran una petición online para volver al diseño antiguo.

El futuro de esta red social ya estaba en duda desde 2016, cuando Instagram comenzó a ofrecer sus Stories, una originalísima función que permitía difundir historias que caducaban a las 24 horas... Exactamente igual que las que habían popularizado el uso de Snapchat.

Hay que recordar que Facebook ofreció 3.000 millones de dólares por Snapchat en 2013. Snapchat se negó y Facebook decidió que si no podía comprar a su enemigo, bien podía copiar lo que hacía y aprovechar los 500 millones de usuarios de Instagram, que ya era de su propiedad, para arrasar como una apisonadora.

Eso sí, los datos no son todo lo malos que parecen. Según recoge The Verge, la aplicación aún tiene una audiencia muy fiel, con una media de 34 mensajes publicados cada día. Aún no está muerta, aunque Jenner ya no la abra tan a menudo.

¿Por qué cuesta tanto que tenga éxito una red social nueva?

Es muy difícil que una alternativa a Twitter o a Facebook tenga éxito desde cero. Sobre todo, por el efecto red. Conectar de nuevo con todos nuestros amigos y seguidores en otra plataforma que ofrece más o menos lo mismo es una barrera difícil de superar. Por poner un ejemplo, si todos tus amigos van cada viernes a un bar y ellos van a ese bar porque otros amigos suyos también van al mismo sitio, te va a resultar muy difícil convencerles para probar otro local. Puede que el bar que a ti te guste esté más limpio y la cerveza sea mejor, pero al final resulta que está vacío.

Por supuesto, ha habido redes sociales a las que les ha ido bien en los últimos años. Algunas, en lugar de ofrecer el mismo servicio, proponían algo completamente diferente, como los playback de Musical·ly o como las historias con caducidad de Snapchat. Es decir, en lugar de abrir otro bar, montaron un restaurante. De hecho, a Facebook solo se le ocurrió dos formas de competir con Snapchat: primero la intentó comprar y luego la copió.

Otra opción es la de especializarse en usos muy concretos. Como ocurre con Telegram: su uso sigue siendo minoritario en comparación con WhatsApp, pero su mayor nivel de seguridad hace que se prefiera en ciertos contextos y por grupos más preocupados por este tema (incluidos muchos políticos). Es como si hubieran abierto un bar especializado en vinos o en cervezas artesanas. Igual te pasas un rato antes de ir al bar de siempre.

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