Ni te fumigan ni quieren provocar sequía: vuelve la conspiración de los 'chemtrails'

El bulo es tan popular que un eurodiputado español llegó a preguntar por él en el Parlamento Europeo

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La teoría de la conspiración de los chemtrails (rastros químicos) defiende que, a través de productos químicos rociados desde aviones, el gobierno intenta controlar el clima para favorecer el turismo, aunque esto provoque sequías y gotas frías. La élite mundial de científicos atmosféricos desmintió en 2016 la existencia de esta práctica, pero eso no ha logrado acabar con el mito. Este febrero ha resucitado una de las cadenas más populares del bulo, que afirma que trabajadores del Instituto de Meteorología han reconocido que España entera está siendo fumigada.

Según esta cadena –que en una de sus copias ha superado 26.000 compartidos en Facebook en menos de un mes–, cuatro trabajadores españoles habían reconocido en un informe de la Unión Europea que España está siendo rociada con dióxido de plomo. Con esto se pretendería “alejar las lluvias y poder subir las temperaturas para crear un ambiente climático veraniego para el turismo”. En 2015, esta cadena alcanzó tal popularidad que el eurodiputado Ramón Tremosa preguntó por el “informe” que se cita en el bulo en el Parlamento Europeo.

A pesar de su puesto en la eurocámara, Tremosa, del PdCat, ha publicado en más de una ocasión noticias falsas o manipuladas en su cuenta de Twitter. El Parlamento Europeo le respondió, negando que existiera este supuesto informe de trabajadores españoles del Instituto de Meteorología. También añadía que la comisión “ha investigado el asunto con las autoridades españolas y no ha encontrado pruebas de un plan de geoingeniería militar para cambiar el clima en España”.

Respuesta del Parlamento Europeo a Ramón Tremosa.

Pero, ¿hay algo de cierto en todo esto?

La respuesta de la Unión Europea no logró convencer a los escépticos y, un año después, la propia Asociación Española de Meteorología (AEMET) tuvo que publicar un amplio desmentido. “El tema de las avionetas antilluvia es recurrente. Muchas personas están pidiendo la opinión de AEMET. Otras acusan a AEMET de estar detrás de todo esto. Por ello creemos necesario compartir el conocimiento que tenemos en esta materia tan polémica”, explicaban.

AEMET aclara que sí existe una práctica –todavía experimental– llamada “siembra de nubes”, que consiste en introducir partículas químicas microscópicas en las formaciones nubosas para acelerar las lluvias. Sin embargo, esta práctica va encaminada a propiciar las precipitaciones, y no al contrario, como quiere hacer creer el bulo de los chemtrails.

La siembra de nubes, además, ha resultado muy poco eficiente. En España, según explica AEMET, se intentó poner en marcha un programa para aumentar las precipitaciones entre 1979 y 1981, y fracasó. “En este ensayo solo llegó a concluirse la primera fase, los resultados fueron decepcionantes y poco prácticos”.

Además, lo que se utiliza para la siembra de nubes no es dióxido de plomo, tal y como afirma la cadena. “No hay ningún producto que actualmente se rocíe sobre las nubes para impedir que llueva”, explica a Verne el meteorólogo Jovi Esteve. Lo que podría utilizarse para provocar las lluvias, según el experto, es yoduro de plata, que acelera la precipitación y evita que se formen grandes bolas de granizo.

¿Y las fotos?

Esta teoría de la conspiración suele verse reforzada por las decenas de fotos que, supuestamente, demuestran que nos fumigan. Existen dos tipos de imágenes al respecto: por un lado, las de surcos en el cielo que, según los conspiranoicos, son estelas de productos químicos. Por otro, las de aviones con depósitos en su interior que contienen esos químicos.

Las estelas que dejan los aviones en el cielo, tal y como explica el meteorólogo David Sánchez en su blog de EL PAÍS, “son el resultado de la condensación de vapor de agua alrededor de las partículas emitidas durante combustión de los motores”. Dependiendo de la humedad y el viento, estas estelas pueden ser efímeras o permanecer en el aire durante horas.

Imágenes como esta que acompaña al bulo, en la que se ve una estela que aparece directamente del ala del avión, no tienen nada que ver con los chemtrails. Las alas de los aviones cuentan con un sistema llamado fuel jettison, una salida de combustible pensada para aligerar peso frente a un posible aterrizaje de emergencia.

El otro tipo de fotografías que acompañan al bulo son las de aviones con supuestos tanques de químicos en su interior. Estos depósitos no contienen químicos para manipular el clima, sino agua: se utilizan para hacer test de peso y centros de gravedad en los aviones de pruebas. Puedes ver fotografías similares, por ejemplo, en este artículo de la revista Wired que cuenta cómo se probó el Boeing 747-8 antes de su lanzamiento como avión comercial.

Estos depósitos han provocado, además, otro divertido bulo: el de que Donald Trump tiene su propio avión para provocar chemtrails. La culpa la tiene esta foto en la que el presidente de EE UU está en un avión de pruebas:

Una conspiración potenciada por la sequía

Al igual que ocurre con la Tierra Plana, la teoría de la conspiración de los chemtrails se ha popularizado gracias a internet. Hay youtubers (como el terraplanista Iru Landucci) y centenares de grupos de Facebook que defienden que la población está siendo rociada, y no siempre con intención de cambiar el clima: Snopes recoge otra versión, igual de falsa, que asegura que el gobierno australiano fumiga a su población para vacunarla por la fuerza.

Para el meteorólogo Jovi Esteve, el caso concreto de las avionetas antilluvia se ha popularizado durante los últimos años debido a la la sequía. “Como ya hace unos años que arrastramos una preocupante sequía en muchas zonas de nuestro país, es en estos lugares donde más grupos de presión están apareciendo para que se investigue este tema”, explica. En Facebook hay grupos regionales como Chemtrails Murcia o Chemtrails Valencia que se dedican a “cazar” estelas en el cielo y denunciarlas a través de Facebook. Puede ser igual de divertido que buscar formas en la nubes, pero tiene exactamente la misma utilidad: ninguna.

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