Aunque a veces nos cueste creerlo, los famosos son humanos. Da igual que sean campeones del mundo, ganadores del Óscar o que sus rostros haya aparecido en todas las portadas de revistas del mundo: hay algo común a todos las personas de este planeta, y eso es ponernos rojos como un tomate en público, aunque sea en contadas ocasiones.
El ejemplo más reciente lo tenemos en este vídeo subido ayer al canal de YouTube de Formula Santander. En él vemos en Nueva York a Fernando Alonso (que este fin de semana participa en el Gran Premio de Austin) y cómo cae víctima de una elaborada sorpresa por parte de un grupo de fans americanos. Él cree que está yendo a una rueda de prensa, pero en realidad lo que le espera es un habilidoso coro vocal que simula el sonido de una carrera de Fórmula 1 solo con sus gargantas:
Alonso no puede evitar ponerse rojo como el color de su escudería al verse el centro de esta acción. Hay caras que no engañan.
Pero no es algo que le pase solo a los asturianos. Aquí unos cuantos ejemplos más de caras populares que en alguna ocasión se olvidan que lo son:
Jennifer Lawrence saludada por Jack Nicholson: la actriz acababa de recibir el Óscar a mejor actriz y no era ninguna desconocida: aparte de la estatuilla por El lado bueno de las cosas, venía de arrasar en taquilla con Los juegos del hambre y X-Men, y era la chica del momento para todas las revistas de moda. Pero nada de eso evitó que emergiese la fan interior cuando Jack Nicholson la saludó en medio de una entrevista.
Sara Carbonero siendo besada por Iker Casillas: tampoco la periodista pudo ocultar el rubor cuando su novio y capitán de la selección campeona del mundo se arrancó con un espontáneo beso en directo. No hay profesionalidad en el mundo que pueda luchar contra esto:
Patricia Conde viendo su primer cásting: ¿quién no odia revisar sus fotos de adolescente? Pues a la presentadora vallisoletana se lo hicieron en vídeo, y en televisión nacional.
Kirsten Stewart bailando en El Hormiguero: el programa de Pablo Motos pone al límite a sus invitados, y no son pocos los actores, en su mayoría norteamericanos, que tras su paso por el show han criticado el formato y las pruebas que tenían que pasar. Pero Kirsten Stewart no se esperó a volver a su país, y cuando le tocó bailar junto a Charlize Theron, intentó con todas sus fuerzas que la tragase la tierra. Literalmente.
El truco del avestruz no le funcionó y tuvo que aguantar hasta el final del programa con bastante menos compostura que su compañera. Se notaron las tablas.