Podemos es el único partido aparte del PP y del PSOE que ha liderado una encuesta sobre expectativa de voto en unas elecciones generales desde 1981. Como nos explica el analista de TNS Víctor Sobrino, a partir de finales de ese año, los sondeos "dejaron de presentar a la UCD como la fuerza política más apoyada por el conjunto de la población”, para dar como posible ganador al PSOE.
Desde entonces sólo el PSOE (hasta 1993) y el PP (ya en los 90) han ido liderando "siempre en primera o segunda posición" las encuestas de intención de voto a nivel nacional. Eso cambió el pasado domingo, cuando se publicó la encuesta de Metroscopia elaborada para EL PAÍS.
Podemos se ha convertido así en lo que Nassim Nicholas Taleb bautizó como “cisne negro”. Es decir, un evento tan inesperado como los cisnes negros que los europeos vieron por primera vez en 1697 en Australia. ¿No eran todos blancos?
Estos acontecimientos reúnen las siguientes características, según explica Taleb en El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable:
1. No nos los esperamos, ya que “nada en el pasado apunta convicentemente a su posibilidad”. Después de 33 años en los que el PSOE y el PP se han turnado tanto en las encuestas como en el gobierno, nadie (o casi nadie) preveía que fuera posible un cambio tan drástico, y menos liderado por Podemos, que sólo tiene ocho meses de historia.
Sobrevaloramos la información con la que contamos y catalogamos los datos nuevos en categorías ya conocidas. Por eso, Podemos parecía un partido de reciente creación como tantos otros, lo que nos llevaba a pensar que no tendría incidencia real en el panorama político (como Vox), que acabaría siendo absorbido por otro partido más grande (¿alguien se acuerda de Nueva Izquierda?), o que quedaría estabilizado, en el mejor de los casos, como un grupo pequeño con aspiraciones a partido bisagra (como UPyD).
2. Los cisnes negros traen consigo un impacto extremo. Aún no sabemos si Podemos traducirá todo ese potencial de las encuestas en escaños, pero aun así, esta formación ya está distorsionando el panorama político y se ha convertido en una opción real para millones de votantes. De momento y como mínimo, se trataría de un "cisne gris", término también de Taleb.
Hay que recordar que, en general y como explica este autor, los cisnes negros positivos “tardan más tiempo en mostrar sus efectos, mientras que los negativos ocurren muy deprisa: es mucho más fácil y rápido destruir que construir”. De hecho, Podemos está literalmente en construcción: hasta hace unos días ni siquiera había decidido su modelo organizativo.
3. La naturaleza humana nos hace elaborar explicaciones para el acontecimiento después de los hechos, haciéndonos creer que eran predecibles. Ahora podemos leer muchos artículos analizando el ascenso de Podemos e intentando explicar sus causas: la corrupción, la crisis económica, el hartazgo hacia unos políticos que parecen todos iguales… Pero lo cierto es que la mayoría ignoramos en su momento a este partido y no consideramos que pudiera ser algo más que un tema de conversación pasajero. Reconstruimos los hechos en un relato coherente, ignorando que en su momento eran más confusos y azarosos.
Es más, los partidos políticos aún parecen confiar en que la burbuja de Podemos se desinfle. Por ejemplo, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha anunciado que no habrá cambios significativos tras los recientes casos de corrupción, como si no existiera la encuesta de Metroscopia (ni los rumores de una encuesta similar del CIS).
Sin embargo y si nos fijamos en los datos de Metroscopia, queda claro que las expectativas de Podemos no sólo no frenan, sino que se están acelerando: en mayo, el porcentaje de voto estimado era del 10,7%; en octubre, del 13,7%, y en noviembre se doblaba hasta el 27,7%.
Puede que las meras expectativas sirvan de estímulo para que los votantes de los (todavía) dos grandes partidos lleguen “a replantearse su actual inclinación electoral", como explica Sobrino, de Demoscopia. Pero para eso “sería también necesario, lógicamente, que la oferta y los mensajes políticos de PP y PSOE fueran lo suficientemente atractivos e ilusionantes como para acabar de promover estos cambios de comportamiento”.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta otra perspectiva que aporta Taleb: la de los agoreros. Cuando un posible cisne negro no recibe ninguna atención, infravaloramos las posibilidades de que ocurra, como ha pasado hasta ahora con Podemos. Pero cuando estos incipientes cisnes negros aparecen en los medios, sobreestimamos la posibilidad de que tengan lugar. De hecho y según un estudio de Kahneman y Tversky citado por Taleb, reaccionamos en exceso a sucesos poco probables, como un accidente de avión, sólo por el hecho de hablar de ellos.
A modo de precaución, Taleb recomienda que no escuchemos a quienes hacen predicciones políticas o económicas en un sentido o en otro. No podemos vaticinar acontecimientos individuales: el futuro no depende exclusivamente de lo que ha ocurrido hasta ahora.
Sí podemos asumir que vivimos en un entorno en gran medida impredecible y abierto: no sabemos a ciencia cierta qué pasará con Podemos, pero no es razonable dar por supuesto que el bipartidismo PSOE - PP será eterno. Es decir, hay que ir adaptándose a los diferentes escenarios que planteen los posibles cisnes negros.
De todas formas, seguiremos escuchando y leyendo predicciones y análisis que plantean lo que está ocurriendo como algo que era previsible, al tratarse del efecto de unas causas muy concretas. Pero no olvidemos que hace apenas medio año, la mayoría de nosotros no teníamos ni idea de lo que estaba ocurriendo ni, por supuesto, de lo que iba a ocurrir.