9.45 de la mañana, hora en la ciudad de Sídney. Un hombre armado retiene al menos a una decena de personas en una cafetería en pleno centro financiero de la capital de Australia. Las autoridades negocian con el secuestrador la liberación de los rehenes. Fuera, algunos transeúntes se hacen fotos con la escena de fondo. El cordón policial divide una escena de terror de una realidad escalofriante: un secuestro convertido en una atracción turística.
Selfies en solitario. Selfies en grupo y sonriendo. Selfies en pareja acompañados del símbolo de la victoria. Los usuarios han comenzado a subir a Twitter y a Instagram sus instantáneas acompañadas del hashtag #sydneysiege con el que se comparte la última hora del secuestro en redes sociales.
La situación alcanza el paroxismo en un ciudadano que no solo posa sonriente y victorioso, sino que además aprovecha para hacer publicidad de su aplicación.
Mientras unos usuarios muestra con cierto orgullo sus autofotos, otros se debaten entre el espanto, la vergüenza y el sonrojo. “Selfies poco oportunos”, “banalidad 2.0”, “los selfies de la vergüenza” son algunos de los comentarios que aparecen en Twitter. “La vida sigue”, justifican otros tuiteros.
Minutos después de que las imágenes empezaran a circular por Internet, los autores de las autofotos más compartidas las han eliminado de sus perfiles. Ahora, al acceder a las cuentas de Instagram de Lucasno15, Nichlaspennies y Frednyamhunga, tres de los usuarios que más veces han aparecido en Twitter durante la mañana, no queda rastro de sus particulares retratos frente a la escena del secuestro.