Ana Hanssen caminaba con su hija de 3 años por Miami cuando se encontró con una amiga acompañada por un grupo de mujeres a las que no conocía. Una de ellas agarró la mano de su "chiquita", como ella dice, y le pidió un beso. La niña se negó aunque la amiga de Hanssen intentó forzar la situación hasta que la madre intervino: "Lo siento, pero ella no da besos a personas que no conoce". El grupo se quedó asombrado y ella decidió compartir esta situación en un blog en la plataforma babycenter especializada en temas sobre la maternidad. Desde el pasado 27 de febrero más de 600.000 personas lo han compartido en Facebook, por el momento. Ha recibido más de 700 comentarios, "favorables, constructivos y muchas críticas", reconoce al otro lado del teléfono esta periodista colombiana, residente en Miami. "Por lo menos ha servido para que la gente reflexione".
Lo primero que hizo Hanssen, como sus lectores, fue plantearse qué había sucedido. Por qué esas mujeres reaccionaban de manera natural con sorpresa. Aplicó las técnicas que usaba cuando ejercía de periodista en Colombia y como corresponsal en Estados Unidos para varios medios: comenzó a investigar y encontró un reportaje en CNN en el que se planteaban las mismas dudas que ella. ¿Hay que forzar a los niños a que den besos?, ¿se vuelven menos cariñosos?, ¿los besos son solo para la familia y amigos?
En el artículo que encontró, la periodista Katia Hetter también narraba una experiencia personal -"una de las claves del éxito es hablar en primera persona sobre asuntos que afectan a más personas de las que creemos", apunta Hanssen- con su hija de 4 años que de vez en cuando se ponía en huelga de besos y abrazos. Ante esta reacción, no la obligaba a mostrar cariño. "No invalidaré los fuertes instintos de mis propios hijos de negarse a tocar a alguien que no quiere tocar", argumenta en el texto. "Asumo que es su cuerpo, no el mío. No pertenece a sus padres, a su maestro de preescolar, a su maestro de baile o a su entrenador de fútbol".
Tanto Hanssen como su colega rechazan esa idea que aparece en tantos comentarios a su post: "No estamos convirtiendo a nuestros hijos en personas ariscas, de hecho la mía es muy cariñosa y provengo de un país donde se saluda con un beso", apunta la periodista colombiana. La redactora de CNN se mostraba incluso más tajante al relacionar una anécdota personal con un caso de abuso de menores en Estados Unidos: "Aunque debe tratar a las personas con respeto, no tiene que ofrecer afecto físico para complacerlos. Y cuanto antes aprenda sobre la propiedad de sí misma y la responsabilidad sobre su cuerpo, mejor para ella".
Irene Rujas, psicóloga infantil, amplía el debate hacia el aspecto social del beso como saludo en determinadas culturas. "En un principio un beso es una muestra de cariño y así es como se le sueñe enseñar desde que son pequeños", explica, "un niño no entiende que se trata de un saludo social hasta que crece, por eso no hay que forzarles a besar a desconocidos, esto no signfica que tengan que perder la educación, hay que enseñar a saludar como norma básica".En este sentido, Patricia Ramírez, experta en psicología deportiva, aporta una diferencia al argumento: "Si dar un beso es una forma de cordialidad no suele ser una orden, es decir, la persona que lo solicita no lo hace como un trato diferencial, sino con la intención de acercarse y los padres deberían facilitar ese acercamiento desde la cordialidad".
La psicóloga coincide con Ana Hanssen solo en parte de su argumento. "Ella escribe que no va a obligar a sus hijos a que hagan nada y creo que los niños deberían tener límites. En este caso, no es necesario ser tan tajante, puede dar la impresión de sobreprotección y afectar a otro tipo de relaciones".