La denominada marea del siglo separó durante unas horas y por primera vez en este milenio el monte Saint-Michel del continente europeo. Las aguas crecieron el equivalente a cuatro pisos, más de 14 metros en algunos momentos, provocando un fenómeno que se repite en ciclos de unos dieciocho años y que deja completamente rodeado de agua el imponente promontorio de granito con un pueblo medieval y una abadía en el centro al noroeste de Francia.
Unas 20.000 personas asistieron a este espectáculo provocado por la inusual alineación del Sol y la Luna que causó el eclipse solar del pasado viernes y que no se volverá a repetir hasta 2033. Entre los testigos estaba la periodista francesa Fanny Lesbros, sola, en lo alto de la abadía, con la única compañía de su cámara. Fotigrafió las seis horas que duró el ascenso de la marea y con el material montó un time lapse de 47 segundos que se ha publicado en el semanario francés Nouvelle Observateur y que ya suma miles de reproducciones en YouTube.
Además de mostrar su experiencia en vídeo, contó en un reportaje, también en este medio, cómo ideó, vivió y sobrevivió al frío, a la soledad y al mar. "Lo primero que tuve que hacer es determinar cada cuánto tiempo tenía que programar el disparo para conseguir el mejor efecto para el time lapse y decidí hacerlo cada seis segundos", narra. Con el equipo preparado buscó la mejor localización según la posición del sol: el punto más alto de la abadía. Al día siguiente hizo el mismo ejercicio desde la bahía.
Cuando terminó los cálculos matemáticos se dispuso a conquistar su primer objetivo: el templo. "Primero accedes a un edificio, al final hay una iglesia y al fondo una pequeña puerta. Detrás aparecen unas escaleras con peldaños de 50 centímetros. Subes, subes y subes. Y cuando crees que has llegado a la cima, hay otro paso más. Hay que subir unas escaleras completamente verticales, un camino muy duro si cargas con material. Para poder subirlo los periodistas de France 3 habían inventado un sistema de poleas", relata.
Una vez en la cumbre cuenta que sintió vértigo. "Tenía que trabajar sobre una superficie circular de solo 40 centímetros de largo, protegida por una barandilla que solo me llegaba a la cintura. El viento soplaba fuerte y los compañeros de France 3 me aconsejaron que usara la correa de mi cámara para atarme a la barandilla". Todo estaba preparado para que empezara el gran espectáculo cuando el resto de los periodistas allí presentes le dijeron que se iban un momento. "No volvieron", escribe.
Lesbros subió al monte Saint-Michel forrada con varias capas de ropa y abrigo. Aún así, según cuenta, el frío le calaba los huesos. Solo pudo olvidarse de la sensación térmica cuando se percató de una extraña y numerosa cantidad de pájaros muertos. "El responsable de prensa me vio entrar en pánico, no sabía que me había quedado yo solo arriba", cuenta. "Al ver mi cara me explicó que había un halcón y de ahí los pájaros muertos". El encargado, asustado por si el animal estropeaba el equipo de Lesbros, volvió al interior del edificio donde se resguardaba en busca de una carpa para proteger el equipo de la periodista. "Había un nuevo inconveniente, cada vez que soplaba el viento y se movía la estructura me entraba el miedo por si era el halcón que venía a atacarme", explica. "Sin mencionar que daba igual en qué posición me pusiera tenía los pies llenos de hormigas".
Para distraerse durante las seis horas de trabajo leía el cómic Les autres gens. Hasta que dieron las 18.30 de la tarde (hora local) y el agua terminó de cubrir parte del monte. "Viví un momento impresionante". Ya solo le quedaba una jornada más, en la bahía, para terminar de fotografiar un momento histórico.