"Emocionante cómo estos niños cambian la vida de sus madres y la tuya". Este es el título del nuevo vídeo de El Hormiguero que, como en anteriores ocasiones, busca difundir lo que Dulcinea Estudios, productora del contenido, denomina "una lección de vida bonita". Es decir, transmitir un mensaje que provoque emoción y empatía en el espectador para conseguir que se comparta. Y lo han conseguido: en poco más de 12 horas, desde que el vídeo se emitiera en el programa, se publicara en YouTube y en Facebook acumula más de medio millón de reproducciones.
En este caso la idea que quieren contagiar es que "las madres valoren cosas de sus hijos que habitualmente no tienen en cuenta", explica Paola Calasanz, responsable del vídeo. Para conseguirlo recurrieron intencionadamente a un esquema narrativo, un montaje y una música (el piano) similar al que usaron en un vídeo sobre cómo el cáncer cambia lo que le pides a la vida que se convirtió en un fenómeno con más de tres millones de reproducciones.
Dos madres que no se conocen se sientan a conversar en un sofá. A ambas se les plantean las mismas preguntas: ¿qué esperan de sus hijos, qué les enorgullece de ellos, qué les gustaría que hicieran de mayores? Una de ellas tiene un hijo sano, la otra con pluridiscapacidad. Las primeras creen que solo vienen a compartir su experiencia con mujeres en su misma situación. Las segundas saben que sus interlocutoras desconocen que sus hijos, con mucha suerte, podrán hablar o conseguir sentarse.
"Tenía ganas de hacer un vídeo con niños discapacitados pero no sabía muy bien cómo", explica Calasanz a Verne. "Le conté la idea a Pablo Motos, me dieron vía libre y busqué varias asociaciones que trabajan con estos chicos". Contactó con distintas instituciones, muchas se negaron a participar porque, según explica la directora, "les parecía muy duro". Finalmente consiguió la colaboración de algunas de las madres que tratan a sus hijos en Nexe Fundació y la escuela Folch y Camarasa. El siguiente paso fue poner en Facebook un anuncio en el que se buscaban mujeres que quisieran hacer un vídeo emotivo sobre la maternidad. Esta fue la única directriz que les dieron.
Reclutadas las madres, las asociaciones les pusieron un requisito, "no podía ser un vídeo que buscara el morbo fácil y lastimero", apunta Calasanz. Así que optaron por recurrir de nuevo a lecciones de vida que consideran positivas y esperanzadoras. Mientras que unas hablan de la educación y el futuro laboral, las otras explican que su mayor ilusión es una sonrisa, un abrazo o que consigan hablar. "Estas respuestas son espontáneas", aclara la directora, "algunas tienen hijos con ceguera, autismo y parálisis cerebral, otras con poca esperaza de vida, no tienen otra cosa que decir". Es en este momento cuando las madres con hijos sanos descubren que no están delante de iguales. "Cuando terminaba la conversación, les contaban en qué situación se encontraban sus hijos", explica la directora. Esta parte no se ha incluido en el montaje final porque consideraron que era muy dura y no contribuía al objetivo del vídeo. Al final de la conversación les preguntaron si querían que sus hijos se conocieran. Estos encuentros divertidos, entre risas, aparecen en la parte final del vídeo para remachar ese mensaje de esperanza.
¿Por qué solo eligieron mujeres? "Muchas nos pidieron que salieron los padres, les preguntamos pero nos decían que ellas se explican mejor, además, a ellas no les da miedo mostrar estas emociones", dice Paola Calasanz y aclara que los hombres lloraban entre bambalinas.
"La emoción que intentamos transmitir siempre es positiva, sabemos que es fácil hacer que la gente llore y teníamos las tomas que lo hubieran provocado de una manera mucho más rápida, pero en este caso es una lágrima bonita, de pensar 'qué suerte tengo", aclara. "Se compadecen, pero de una manera positiva".
FE DE ERRORES
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