El mítico vídeo en el que Abramovic se reencuentra 23 años después con el amor de su vida

El momento en el que la artista vuelve a ver a su expareja Ulay con motivo de una 'performance' en el MoMA de Nueva York revive en internet periódicamente

Marina Abramovic estuvo sentada más de 700 horas en el museo MoMA de Nueva York en 2010 en una perfomance llamada The artist is present (La artista está presente). Miles de personas se sentaron delante de ella y la miraron a los ojos en busca de una experiencia única o por lo menos diferente. Pero de aquella intervención se recuerda periódicamente el momento en el que un enjuto y despeinado hombre alemán de nombre Ulay se sentó, estiró las piernas, respiró y fijó la mirada en la que había sido uno de los grandes amores de su vida.

La artista serbia y su expareja se encontraron de manera supuestamente fortuita (o eso dijo ella en una entrevista con el diario The Guardian). "No esperaba en absoluto que viniera a sentarse", aseguró la artista en el periódico británico, aunque ya se habían visto durante los preparativos de la muestra que rememoraba parte de su trayectoria conjunta. "Se sentó y todo el mundo se puso muy sentimental porque estaban proyectando en nosotros sus propas relaciones. Fue muy difícil. Fue el único momento en que rompí las reglas". Abramovic se saltó el protocolo cuando, con lágrimas en los ojos, no pudo contenerse y le dio las manos. Tocó al hombre con el que había compartido años de experimentación creativa y sentimental durante los setenta y los ochenta.

El encuentro revive cada cierto tiempo en la red. Toda la carrera de la artista se puede repasar en YouTube, pero el impacto que tiene este momento sigue sumando adeptos hasta las más de 10 millones de reproducciones que el vídeo acumula por el momento. En este caso, el mundo no solo pudo verlo casi en directo, además sintió el deseo de compartir lo que parece una muestra de amor sincero y espontáneo. Una emoción a la que es complicado resistirse si se tiene cerca un botón de una red social.

El experimento social recuerda al que desde hace unos días también se comparte de manera masiva por internet. El vídeo en el que cinco parejas vuelven a ver a su primer amor que se emitió en el programa El Hormiguero el pasado jueves. La productora Dulcinea Estudios, experta en crear contenidos virales que provoquen emociones, unió a exparejas que hacía años que no se veían. El resultado ha conseguido que más de dos millones de personas hayan visto el vídeo en YouTube desde que se emitiera en televisión.

Esta fórmula la llevaban aplicando Abramovic y Ulay desde antes de reencontrarse en 2010. Se conocieron en los setenta y, entre otros muchos actos artísticos, se absorbieron mutuamente el oxígeno o caminaron desde lados opuestos de la muralla china hasta encontrarse. Apelaban a esas mismas emociones, con la diferencia de que no tenían la potencia de la red para que fueran inmediatamente compartidas.

Ganó el León de Oro en Venecia con 50 años y lo convirtió en el golpe de autoridad contra los escépticos que hasta el momento creían que la perfomance no era arte. No tiene pudor para desnudarse. Bailó con el rapero Jay-Z en una galería de arte en Nueva York. Convenció a Lady Gaga para unirse a su método y la colaboración supuso el renacimiento del mismo. Cubrió de oro a James Franco. Dormía en un coche de joven porque nadie se tomaba en serio su trabajo. Y anunció su propia muerte en el Teatro Real de Madrid. Pero este breve y efectista resumen de su currículo no consigue hacer sombra a la que parece haberse convertido en su obra más importante.

El amor se acabó cuando la artista tenía 40 años. "Ella me engañó con uno de nuestros amigos", explica Ulay en la película La artista está presente. "En aquel momento yo era gorda, fea y despreciada", se describió a sí misma Abramovic. Más de dos décadas después de aquel momento solo les hizo falta mirarse a los ojos para recuparar las sensaciones de la juventud. Internet hace el resto.