14 obras de Escher que nunca nos cansamos de ver

Las fascinantes composiciones artísticas del holandés han influenciado a referentes culturales de varias generaciones

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Aunque no sepas quién es, seguro que alguna vez has pensado en usar la obra de M.C. Escher (como se conoce popularmente a Maurits Cornelis Escher, 1898-1972) para decorar. Colgar una lámina de uno de sus cuadros en ese salón desangelado, regalar un libro de pósters en un cumpleaños-callejón-sin-salida, incluso tatuarte donde la espalda pierde su casto nombre uno de sus famosos trampantojos, antes de que aquel idiota te convenciera de que lo que realmente lo estaba petando eran los tribales.

Así es la obra de este inclasificable imaginauta holandés: extraña, personalísima, inmediatamente reconocible hasta el punto en el que solo lo son unos pocos artistas, como El Bosco, Picasso o Dalí. Pero también accesible, pop, fascinante sin exigencias de profundos conocimientos de arte o diseño. Los acertijos visuales de Escher encierran su propia respuesta y esta se encuentra bien a la vista, y por eso es tan satisfactorio contemplar su obra. Al espectador de sus grabados le inunda una tranquila paz cuando se enfrenta a sus inquietantes parajes y universos retorcidos. La razón: que enuncia el enigma al mismo tiempo que susurra la solución.

La Scottish National Gallery of Modern Art ha abierto durante los meses de verano una ambiciosa retrospectiva del autor que incluirá más de un centenar de sus obras. The Amazing World of M.C. Escher repasará su evolución y cómo llegó a concebir algunos de los principales iconos del arte moderno. Desde sus escaleras sin principio ni fin a sus juegos de luz o meros puzles visuales, el museo propone un repaso a la influyente y aún hoy fascinante obra del holandés.

M.C. Escher nunca llevó una vida pública demasiado llamativa, a diferencia de otros muchos artistas de vanguardia, como los surrealistas, con cuya obra tan a menudo se le ha relacionado. Su contacto con otros creadores era atípico, y prefería intercambiar impresiones con gente como el geómetra H.S.M. Coxeter o el matemático Sir Roger Penrose (la correspondencia que mantuvo con ambos será expuesta también en la muestra). De hecho, le resultaba fastidiosa la luz pública y vendía carísimas sus obras en un inútil intento de que no se difundieran demasiado. Tal fue su voluntad de rehuir la fama internacional que llegó a rechazar una oferta de Mick Jagger para diseñar una portada de los Rolling Stones.

Ese esfuerzo, sin embargo, fue inútil. La influencia de sus dibujos es inabarcable y está presente en medios que Escher no llegó a conocer en primera persona. Por ejemplo, los videojuegos, donde títulos tan curiosos y distintos entre sí como Echochrome o Monument Valley han bebido de sus diseños. Por supuesto, también hay películas como Inception, Tron o Dentro del Laberinto (por citar algunas) que serían muy distintas sin su trabajo.

Escher prefirió, antes que entrar en el mercado del arte (y obtener un jugoso beneficio de ello), viajar y dejar que su obra se viera influida por las excentricidades arquitectónicas de otros lugares. Con 24 años, en 1922, hizo un extenso viaje por Italia y España que le marcaría profundamente. Siempre destacó que La Alhambra de Granada tuvo una importantísima influencia en su obra. En Italia Escher conoció a su mujer y tuvo a su primer hijo, pero el ascenso del fascismo de Mussolini le hizo mudarse a Suiza, primero, y luego a otros países. Quería que su obra estuviera absolutamente limpia de cualquier tipo de mensaje político o social. Posiblemente, esa cristalina ausencia de mensaje, ese recrearse en la mera plasticidad visual es uno de los secretos de su asombrosa atemporalidad.

1

Three Spheres II (Tres esferas II), 1946

Tres esferas apoyadas sobre lo que parece ser una superficie plana, como una mesa. Aparentemente simple, la litografía esconde algunos curiosos secretos. Para empezar, las tres esferas están hechas de distintos materiales. La de la derecha es completamente opaca. La de la izquierda es transparente, y refleja la luz de forma realista, deformando lo que tiene alrededor. Y la tercera es especular y vemos, una vez más, a Escher dibujando un boceto de este mismo 'Tres esferas II'. Lo curioso es que agudizando la vista podemos ver dentro del propio dibujo de las tres esferas a Escher reflejado, lo que genera uno de los típicos y mareantes recursos infinitos del artista. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

2

Waterfall (Cascada), 1961

Uno de los trampantojos más sencillos de Escher, y a la vez uno de los más conseguidos y significativos, como Belvedere. Su perfección es tal que el espectador se puede quedar perdido en el increíble efecto visual que producen las dos torres de la cascada: el curso del agua acciona un molino y, fluyendo por los tres canales en declive que atraviesan las torres, el agua desemboca de nuevo en el borde de la cascada. La litografía está basada en una construcción geométrica imposible, el Triángulo de Penrose, desarrollado a la vez y de forma independiente por Oscar Reutersvärd en 1934 y por Roger Penrose en 1958. Ojo también a las construcciones geométricas sobre las torres: tres cubos entrelazados a la izquierda y tres octaedros irregulares (una forma conocida como Sólido de Escher) a la derecha. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Still Life With Spherical Mirror (Naturaleza muerta con espejo esférico), 1934

Una extraña ave con cabeza humana contempla impertérrita, sobre un periódico y un libro, al propio Escher, abocetando la escena desde su estudio y reflejado en la base de una botella que deforma todo el cuarto. El pajarraco existió, fue un regalo del suegro de Escher y aparece en más cuadros del autor. Recuerda enormemente al autorretrato más popular de Escher, 'Mano con esfera reflejante', una versión sofisticada y depurada de este cuadro. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Eye (Ojo), 1946

Una obra relativamente inusual en Escher, de estilo simbólico o alegórico, que a modo de 'memento mori' lanza al espectador una reflexión sobre la muerte y su relación con quienes aún damos tumbos por este plano de la existencia. Escher dibuja su propio ojo reflejado en un espejo del baño, pero en vez de autorretratarse como hace tan a menudo, decide colocar un cráneo para recordarnos que “todos acabamos frente a frente con la muerte, lo queramos o no”. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Ascending and Descending (Escalera arriba y escalera abajo), 1960

La inspiración para esta litografía viene de otro objeto imposible diseñado por Lionel Penrose y publicado en el British Journal of Psychology de 1958: unas escaleras que suben y bajan al mismo tiempo, independientemente del sentido en el que se recorran. La precisión ejecutora de Escher hace de esta litografía una de sus obras maestras, reforzada por un extraordinario trabajo arquitectónico que recuerda al de un templo o monasterio. Escher explicó su críptico significado explicando que los monjes de las escaleras hacen continuamente este paseo como parte de una inacabable tarea de meditación y autoconocimiento. Solo dos rebeldes, que rompen con la estructura solemne del cuadro, han escapado de la rutina, y quizás reflexionan sobre el error que han cometido. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Circle Limit III (Límite circular III), 1959

Uno de los trabajos visualmente más complejos de Escher, que él mismo describió así: “Las lineas señalan las rutas por las que las filas de peces van de lo infinitamente pequeño a lo infinitamente pequeño de nuevo, pasando por su tamaño máximo”. Es decir, un trabajo de geometría hiperbólica. Escher se inspiró en su visita de 1936 a la Alhambra granadina y en el trabajo del geómetra H.S.M. Coxeter. Ofrece con esta obra un asombroso trabajo de precisión matemática y simétrica, estudiable en profundidad no solo en términos artísticos, sino también numéricos. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Bond of Union (Banda sin fin), 1956

Una de las obras más famosas de Escher es también una relativamente inusual, ya que combina la observación de la realidad (un retrato de sí mismo y de su mujer) con la plasmación visual de un problema técnico (el dibujo de formas tridimensionales) y cierto simbolismo en cómo las bandas se entrecruzan, de todos los sitios posibles donde pueden hacerlo, por las frentes de las cabezas. Escher lo explicaba así: “Como banda sin fin que entrelaza las dos frentes, representa la unidad de lo dual. La impresión de corporeidad la refuerzan unas esferas que flotan enfrente, detrás y dentro de los huecos rostros”. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Drawing Hands, 1948

Una extraña cinta de Moebius (que Escher también dibujó en repetidas ocasiones), es decir un loop infinito y circular, pero con una interpretación donde entra en juego el tema de la creación artística. Aquí, una mano dibuja en un papel a otra mano que, a su vez, está dibujando a la primera mano. Una paradoja creativa que ha llegado a relacionarse con ciertos códigos de programación informática, que por supuesto Escher desconocía en su momento. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Reptiles, 1943

Más versiones con componente creativo/artístico de la clásica cinta de Moebius, y de nuevo inspirados en los techos de la Alhambra. En este caso, combinándose con otra obsesión clásica de Escher: los patrones matemáticos e infinitos plasmados en dos dimensiones. El empleo de la mesa de escritorio del propio Escher (con, entre otras cosas, un dodecaedro metálico y un libro de zoología) permite jugar con la representación con volumen de los objetos y un dibujo que justifica el empleo del patrón y lo que Escher llamaba “división regular del espacio”. Hay una anécdota muy significativa relativa a este dibujo que ilustra qué quería decir muy a menudo Escher con su obra. Recibió la llamada de una mujer que le felicitó por el significado de la ilustración, que ella entendía como una alegoría de la reencarnación. La prueba: el claro contenido espiritual del grabado, donde se puede ver una carterita con el bíblico nombre de Job. En realidad, tuvo que reconocerle Escher, se trata de un librillo de papel de liar tabaco de la marca auténtica JOB. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Belvedere, 1958

Una de las arquitecturas imposibles más celebradas de Escher, que usa técnicas de dibujo en dos dimensiones para dotar de extrañeza a una construcción aparentemente realista. Escher la describe con precisión: “Sobre el suelo del piso inferior, en el interior de la casa, se encuentra una escalera por la que suben dos personas. Pero una vez llegados arriba, se encuentran al aire libre y deben de entrar de nuevo en el edificio.” Pilares, techo y cúpulas se combinan en un perpetuo dentro que no está fuera y fuera que no está dentro. El truco está en los ángulos que determinan la perspectiva, que no tienen sentido entre sí y que cruzan el piso de enmedio, destrozando la esencia misma de la realidad. Toda la trampa está subrayada por el hombre que, a los pies de la escalera, sostiene un cubo imposible que parece haber construido a partir de un esquema de un clásico cubo de Necker. No es la única imposibilidad de esta litografía llena de detalles: las rejas de la ventana que hay cerca del hombre del cubo son teóricamente correctas pero imposibles de construir. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Day and Night (Día y noche), 1938

Dos campos de cultivo simétricos, uno nocturno y otro diurno, que se convierten en aves blancas y negras que los sobrevuelan en formaciones contrarias. Al tiempo, los huecos entre las perfectas bandadas se difuminan y se convierten en los pájaros de signo contrario y en los campos del lado opuesto. Una prueba más del dominio de Escher de la “partición regular de la superficie”, y donde hace algo que los artistas del Islam, como los arquitectos de la Alhambra que tanto le influyeron, tenían prohibido: introducir en su obra figuras reconocibles y extraídas del mundo real. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Relativity (Relatividad), 1953

En esta ocasión, con lo que juega Escher es con la gravedad, que se perturba apaciblemente en esta compleja construcción arquitectónica. Los paseantes de esta especie de plazoleta con múltiples centros de gravedad permanente, por citar a los clásicos, parecen ignorantes del vertiginoso panorama general que refleja Escher. Sin embargo, todo tiene su lógica: hay tres fuentes gravitatorias en el cuadro, cada una de ellas con relación ortogonal con las otras. Y cada personaje tiene uno de esos núcleos de gravedad asignado, y parece ignorar al resto. O como dice Escher, “dos habitantes de mundos distintos no pueden andar sobre el mismo suelo, estar sentados o de pie, ya que no coinciden las ideas que tienen de lo que es horizontal o de lo que es vertical”. La cosa se complica con las escaleras: hay siete, pero no tienen un centro gravitatorio asignado, lo que da pie a fenómenos como la escalera superior, donde se emplean ambas caras de cada escalón. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Cycle, 1938

Una de las confusiones más populares entre bidimensionalidad y representaciones tridimensionales de Escher, que aquí muestra a un mozo que baja una escalera y acaba desdibujando su forma hasta insertarse en un dibujo plano compuesto por figuras grises, blancas y negras de gente como él. Sin embargo, estas pueden llegar a tomar una forma cúbica tridimensional, similar de hecho a las escaleras por las que está bajando el chico. Una versión más compleja y, si puede aplicarse ese adjetivo a una obra de Escher, melancólica de Reptiles, solo que esta vez el origen es tridimensional y acaba convirtiéndose, quizás sin remisión, en un dibujo plano, a diferencia del lagarto en eterno retorno de aquella obra. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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Hand with a Reflecting Sphere (Mano con esfera reflejante), 1935

El autorretrato más famoso de Escher lo muestra sujetando una esfera que le refleja, lo que permite, con la curvatura de la superficie de ésta, reflejar también todo el estudio del artista. Y algo más: afirma Escher que “la cabeza del artista, o más exactamente el punto situado entre sus ojos, se encuentra en el centro del reflejo. Muévase como se mueva, siempre quedará en el centro. Su yo es, de modo inexorable, el núcleo de su mundo”. Se trata de un trabajo anterior y muy similar a Tres esferas II, pero este tiene una cualidad pop especial, lo que sin duda supone el motivo de que haya sido homenajeado y parodiado tantas veces en pinturas, películas y videojuegos. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a: Collection Gemeentemuseum Den Haag, The Hague, The Netherlands. © 2015 The M.C. Escher Company – Baarn, The Netherlands. All rights reserved. www.mcescher.com

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