Por primera vez en la historia de una competición mundial los hombres participan en natación sincronizada. Pueden bailar en el agua, pero en dúos mixtos. Esta modalidad por fin permite que deportistas de élite (y veteranos) como el estadounidense Bill May y el francés Benoit Beaufils puedan demostrar que están al mismo nivel que las mujeres. Kazán es la ciudad rusa donde por primera vez desde 1952, cuando la sincronizada debutó en unos juegos olímpicos, se pueden ver las habilidades de estos hombres que han sido vetados por una normativa sexista. Hasta ahora solo podían competir en torneos nacionales y países como Estados Unidos y Canadá cuentan con un equipo propio.
"He soñado con este momento toda mi vida, competir con los mejores a nivel mundial", confesó May a la edición digital de la BBC. El deportista de 36 años comenzó su carrera en 1998, se retiró hace 11 y ahora forma parte del elenco del Circo del Sol. Una trayectoria similar ha recorrido su compañero francés Beaufils, a quién conoció hace 20 y con quien se reencuentra después de años de lucha para conseguir participar en un mundial de esta categoría.
El español Pau Ribes, responsable de que Gemma Mengual se haya vuelto a poner el bañador, ha conseguido su meta a los 19 años. Cuando se lance a la piscina el martes se convertirá en el primer español en disputar este campeonato. El joven lleva desde 2003, cuando tenía solo 7 años, practicando esta disciplina. “Quiero decirle a la gente que el deporte no tiene sexo, ninguno lo tiene. Aunque estemos en el siglo XXI, todavía cuesta ver con normalidad a un chico en la sincro, igual que pasa en patinaje artístico o en gimnasia rítmica", contó en una entrevista en el diario Mundo Deportivo.
Las imágenes que se pueden ver estos días en Kazan no llaman la atención solamente por la espectacularidad de los ejercicios, sino por conseguir la normalidad entre deportistas de distintos sexos.