Dinosaurus, las clásicas galletas con forma de dinosaurio, no podían "pelear" entre ellas porque todas estaban orientadas hacia el mismo lado. Rocío Pérez, Galatea128 en Twitter, se quejó de ello el pasado año. Quince meses después, su petición ha sido escuchada.
Pérez, periodista de El Confidencial, lanzó esta queja en abril de 2014 cosechando miles de retuits (actualmente, ya supera los 6.800) y mensajes de apoyo de muchos de los que, al igual que ella, piensan que con la comida sí se juega. Un año después, la empresa creadora de Dinosaurus ha decidido hacerle caso: en el nuevo formato de las galletas, los reptiles miran tanto a izquieda como a derecha. Gracias a la tuitera, los saurios pueden al fin verse las caras.
El pasado 2 de abril la propia Rocío Pérez, "conmemoraba" su tuit con este otro en el que se lamentaba de que, un año después, Dinosaurus todavía no hubiera tomado cartas en el asunto. Recibió la respuesta el viernes 24 de julio:
"Las galletas de Dinosaurus miran todas para el mismo lado, y fue a raíz del mensaje de Galatea128 que dijimos 'ostras, ¡es verdad que no pueden pelear!'", explica divertido Javier Coromina, del departamento de prensa de Artiach, a Verne. "Pensamos hacer algo al respecto, pero lo cierto es que a nivel industrial es muy complicado modificar el aspecto de las galletas, así que decidimos esperar al próximo lanzamiento para implementar el cambio, las Dinosaurus a cucharadas". Este ha sido el mensaje con el que, tras la expectación levantada el fin de semana, han anunciado las nuevas galletas:
Aunque muchos usuarios se han sentido decepcionados debido a que no ha sido la galleta original la que ahora está lista para la lucha, sino una versión en miniatura (la propia Rocío Pérez, germen del cambio, escribía en Twitter: "galletas con las que se puede pelear, pero en minuatura. Jo"), Coromina afirma que el anuncio "está sorprendiendo mucho y siendo bien recibido, primero por lo curioso de que ciertamente los hicimos así por el mensaje de Twitter, y segundo por el novedoso formato".
Sin embargo, Corominas avisa que no hay que perder la esperanza de ver a las Dinosaurus originales frente a frente: "por el momento tendrán que quedarse así", explica, "pero todo se andará".
Éste no ha sido el primer caso de una empresa de alimentación que cambia el formato de sus productos por una petición en las redes: uno de los casos más sonados fue el de la sopa de letras de Gallo. En 2007, un consumidor (Megazero77 en su blog) preguntó al servicio de atención al cliente de la marca si era casualidad o había alguna razón por la que en sus sobres de pasta no aparecieran ni la U ni la W. Tras descubrir que no era fruto del azar, sino que esas letras no existían en la clásica sopa de sobre, inició una cruzada para conseguir que esas letras se incluyeran en la receta. Y venció: tras aparecer en diversos medios nacionales y ser portada de Menéame, la empresa se puso en contacto con el usuario para anunciar que no solo incluirían U y W, sino también la Ñ y la arroba. “¡Hay que adaptarse a los tiempos!”, afirmaba la directora de comunicación en una carta de la que se hacía eco el bloguero.