Hay una cuenta en Twitter a nombre de Mario Vargas Llosa con tres mensajes en 11 meses: uno presentándose, un segundo confirmando su relación con Isabel Preysler y un tercero anunciando su boda en junio de 2016. En su reseña de La civilización del espectáculo, publicada en The New York Times el 17 de agosto y ya corregida, el novelista Joshua Cohen recogía el segundo de estos mensajes, además de la venta de una exclusiva a la revista Hola.
Sólo había un problema: la cuenta no era de Vargas Llosa, sino que la había creado Tommasso Debenedetti, un periodista y profesor italiano. Según ha declarado al diario mexicano El Universal, esta es “una prueba más de lo fácil que resulta, incluso para periódicos tan prestigiosos, caer en las trampas de las redes sociales”.
El periódico neoyorkino ha publicado la rectificación que envió Vargas Llosa, en la que aclara que “nunca he tenido una cuenta en Twitter y nunca he publicado ni publicaré nada en ninguna cuenta de Twitter”, añadiendo que “nunca he vendido una foto o una historia a la revista Hola ni a ninguna otra publicación relacionada con ningún asunto personal”.
Lo correcto hubiera sido preguntar directamente al escritor, sobre todo teniendo en cuenta que había elementos que ya hacían sospechar de la falsedad de la cuenta: no estaba verificada por Twitter, el apellido de su pareja estaba mal escrito, no había una sola tilde y resulta muy extraño que un premio Nobel de literatura dedique dos de sus tres tuits en 11 meses a su vida sentimental.
Pero no es la primera vez que Debenedetti se dedica a trolear al personal ni la primera vez que un medio de comunicación le cree. En 2010 se supo que había publicado unas 80 entrevistas falsas a personalidades como el Dalai Lama, Mijaíl Gorbachov, Noam Chomsky y Joseph Ratzinger (poco antes de convertirse el Papa Benedicto XVI). La broma había aguantado diez años y había colado en varios diarios italianos regionales, en muchas ocasiones citados por grandes rotativas.
El País le entrevistó en 2010, después de que se descubriera la impostura: un periodista preguntó a Philip Roth por unas declaraciones negativas sobre Obama que el escritor no había hecho jamás. Era la quinta entrevista al autor estadounidense que publicaba Debenedetti.
El falso periodista explicó entonces que su objetivo era denunciar que "la información en este país [Italia] está basada en la falsificación. Todo cuela mientras sea favorable a la línea editorial”. Este profesor de instituto nacido en 1969 se declaraba orgulloso de ser “el campeón italiano de la mentira” y explicaba que "me divertí horrores durante esos diez años”. "A veces ponían una llamada en primera página y eso satisfacía mi vanidad. Aunque me pagaran solo 30 euros o a veces nada, y jamás me dieran las gracias por mis exclusivas. Eso demuestra que era todo un juego. Todos sabían. Solo que actuaban como si no fueran invenciones”.
Después de quedar al descubierto, Debenedetti se dedicó a las redes sociales, donde ha suplantado a escritores y políticos. En 2010 y 2011 creó perfiles de Facebook para autores como Almudena Grandes, Umberto Eco y (sí, otra vez) Mario Vargas Llosa. Y en Twitter se dedicó a anunciar la muerte de Gabriel García Márquez usando una cuenta falsa de Umberto Eco, dos años antes de que el escritor falleciera. También “mató” en esta red social a Mijaíl Gorbachov, a Fidel Castro (usando una cuenta falsa del entonces primer ministro italiano Mario Monti) y a J. K. Rowling (en boca de un falso John Le Carré), además de al Papa y a Pedro Almodóvar. Se hizo pasar por el presidente afgano Hamid Karzai, por el presidente sirio Bashar al-Assad y por Wendy Deng, la mujer de Rupert Murdoch, con cuyo perfil flirteó con el cómico Ricky Gervais, según recordaba The Guardian.
Su objetivo era demostrar que “las redes sociales son la fuente de información más inverificable, pero los medios creen en ellos por su necesidad de velocidad”. Fuera de las redes, también dice ser el autor en 2013 de la foto falsa Hugo Chávez entubado que nunca debió publicar El País.
En Twitter también hay una cuenta a nombre de Debenedetti, aunque no tuitea desde 2012 y lo único relevante que hizo fue dar por muerto a Mick Jagger. Yo no le seguiría: es posible que se trate de un impostor.