La historia resumida de esos puntitos que nos fascinan

El responsable de Ciencia de Sofá, con 180.000 seguidores en Facebook, publica 'El universo en una taza de café'

La Vía Láctea

Jordi Pereyra no se siente cómodo con la etiqueta de divulgador. “Me queda grande -asegura a Verne-. Yo sólo escribo sobre cosas que me gustan y que resulta que a otros también”.

A pesar de no sentirse digno del término- quizás porque apenas tiene 25 años-, su blog, Ciencia de sofá, suma más de 180.000 seguidores en Facebook y acaba de publicar El universo en una taza de café, un libro en el que resume la historia de la astronomía y explica “cómo hemos pasado de ver unos cuantos puntos brillantes en el cielo a saber que existen galaxias como la nuestra, con miles de millones de estrellas”, entre otros muchos asuntos.

Jordi Pereyra, en una imagen publicada en su blog

No somos el centro del universo

Aunque en su blog escribe sobre casi todo, su tema favorito (y el que mejor le suele funcionar) es la astronomía. De ahí que sea el escogido para su libro. Según Pereyra, la astronomía es probablemente “la primera ciencia que existió”, ya que “la astronomía, las estrellas, es lo primero para lo que buscamos explicaciones”.

Estas explicaciones han supuesto además cambios muy radicales en la visión que tenemos de nosotros mismos y de nuestra posición en el universo: “Primero creíamos que la Tierra estaba en el centro, luego hubo un salto muy grande al poner el Sol en esa posición y poco a poco hemos ido descubriendo que ni siquiera el Sol es el centro”.

Aunque estos cambios pueden parecernos cada vez menos impactantes, Pereyra recuerda en su libro que no hace tanto que conocemos las galaxias: “Se sabe que existen galaxias y que vivimos en una galaxia desde 1920, más o menos. La generación que vivió este cambio pasó de creer vivir en un universo comparativamente pequeño a un universo de 90.000 millones de años luz de diámetro, con miles de millones de galaxias, con miles de millones de estrellas”.

De hecho y según recoge el libro, la astrofísica Pamela Gay explica que cuando le preguntaba a la gente del mundo académico "cuál era el descubrimiento científico que más le había impresionado, la gente de más edad respondía: “Las galaxias”.

Eso sí, aunque cada vez sepamos más sobre el universo, cada uno de nosotros sí pasamos, a pequeña escala, por esta experiencia de aprendizaje y de asombro en nuestra niñez y juventud: “Cada uno repite el mismo proceso de sorpresa”, coincide Pereyra.

Universos paralelos, extraterrestres y el Big Bang

No lo sabemos todo acerca del universo, ni mucho menos. Pereyra cree que hay tres grandes descubrimientos que podrían llegar en las próximas décadas y que también podrían hacer que nos replanteáramos muchas cosas: “Si se descubriera que existen universos paralelos al nuestro, nos afectaría bastante. También descubrir vida extraterrestre, ya sea simple o compuesta. O conocer qué había en el momento del Big Bang. No te digo antes: el tiempo se creó con el Big Bang, por lo que entramos en terreno resbaladizo”.

Si tuviera que escoger, a Pereyra le gustaría que se descubriera vida extraterrestre. “Al menos, que se encontraran bacterias en Marte, no sé, ¡algo! ¡Cualquier cosa!”, bromea. “Pero es un tema complicado: si sigues buscando vida extraterrestre y no la encuentras, no quiere decir que no exista, sino que a lo mejor está en otro sitio en el que no has buscado aún”.

Y aquí pasamos a hablar de la paradoja de Fermi, a la que dedicó un artículo en su blog: “El universo lleva existiendo 13.700 millones de años y lleva siendo habitable unos 10.000 millones de años”. Y “si hay tantos planetas ahí fuera, parecería lógico que hubiera aparecido la vida en alguno de ellos”. Entonces, ¿dónde están?

“La paradoja de Fermi ofrece varias respuestas -explica-. Entre ellas, que puede ser que la vida sea más complicada de lo que creemos y que sea más difícil que surja de materia inorgánica. Y si las probabilidades son lo suficientemente pequeñas, a lo mejor ni siquiera todos los planetas del universo son suficientes para que sea posible que se repita el proceso. No sé qué sería peor, realmente, si estar solos o acompañados”.

Un ingeniero mecánico dedicado a la divulgación

Su blog nació en 2013 como herramienta de promoción literaria: “Vine a Madrid a hacer una presentación de una antología en la que yo también participé junto a otros autores y vi que mucha gente se había hecho un lugar en el mundo literario con blogs en los que publicaban relatos”.

Pero Pereyra confiesa: “Yo soy muy vago, muy de que me venga la inspiración de vez en cuando, y quería darle continuidad al blog. Desde pequeño siempre me habían interesado muchos temas científicos, como la astronomía, la geología, la biología… Y al final decidí hablar sobre ciencia porque el tema ya existe y yo sólo tengo que desarrollarlo y darle mi toque personal”.

Él es ingeniero mecánico, pero de esta materia casi no ha escrito. “De pequeño construía coches teledirigidos y hacía manualidades de este estilo, en plan autodidacta. Aunque nunca llegó a ser un hobby muy fuerte, sí me quedó algo de afición a construir, inventar y crear. Luego vi que no era tan sencillo como pensaba: era un trabajo más teórico y menos práctico. Esto me desanimó, pero a la vez, cuanto menos animado estaba para estudiar, más lo estaba para leer otras cosas porque era una vía de escape”.

De hecho y aunque terminó la carrera este verano, aún no tiene claro si buscar trabajo como ingeniero o intentar seguir con el blog y los libros, incluyendo una novela de ciencia ficción en la que está trabajando.

La ingeniería le gusta, “pero me gusta más lo que estoy haciendo ahora. Me parece que tiene una carga creativa mucho más grande y tengo mucha más libertad para hacer lo que quiera. Siempre me ha gustado lo de crear. La ingeniería, fuera de ciertos campos como el diseño de máquinas, por ejemplo, te limita bastante más”.

La ventaja del amateur

En el blog habla de más ciencias, además de la astronomía. También tienen muy buena aceptación los temas de biología marina, “quizás porque hay muchos animales del mar que desconocemos. No publico mucho de este tema, pero suelen gustar”.

En cambio, uno de sus temas predilectos, la geología, no tiene tanta aceptación como le gustaría. Aunque de vez en cuando le dedica esfuerzo a este tema, “llega un punto en el que tienes que elegir y a veces sabe mal pasarte diez horas escribiendo sobre un tema para que luego no lo lea nadie”.

No ser especialista en estos temas también puede verse como una ventaja, ya que su blog trata asuntos muy variados y además “tienes menos miedo a pifiarla y te atreves a explicarlo de forma más sencilla”. Eso sí, la documentación es fundamental, además de “estar bastante al día de los últimos avances y del consenso científico, porque también hay mucha pseudociencia ahí fuera. Hay que cribar”.

El peligro de las pseudociencias

Ciencia de sofá no es ni mucho menos el único blog de divulgación científica: cada vez hay más blogs, páginas y revistas en todos los idiomas. Pero, claro, también hay más contenidos dedicados a pseudociencias.

Pereyra lo ha notado especialmente en algunos comentarios, cuando en ocasiones se le acusa ”de estar pagado por alguien para promover ciertas ideas. Ojalá me pagara alguien por promover algo”, bromea, y añade que estas páginas “tienen mucha difusión, no sé, quizás porque a mucha gente le gusta creer en conspiraciones y de alguna manera ellos quieren tener razón por encima de la comunidad científica”.

Aunque su público es fiel y no suele tener demasiados problemas con los comentarios, sí recuerda lo que le escribieron a raíz de un post sobre los chemtrails en el que desmentía las teorías de la conspiración al respecto. Uno de los comentaristas se enfadó un poco: “Un tío me dijo que era un desinformador y que si me tuviera delante, me apuntaría con una escopeta y no dudaría en apretar el gatillo. Me dieron ganas de decirle: ‘Pero ¿tú te estás leyendo?’. Hay gente muy cerrada. Luego hay otros que aunque sí sean partidarios de estas teorías, sí son más razonables, dentro de lo que cabe”.

Respondiendo a los lectores

Una de las secciones con más éxito de su blog son las respuestas a las preguntas de sus lectores. Son cuestiones como “¿Por qué son tan fuertes las hormigas? ¿Es realista Ant-Man, de Marvel?”, “¿Qué pasaría si la Tierra fuera plana?”, “¿Y si me tiro por un agujero excavado a través de la Tierra?”. Todas respondidas con la mayor fidelidad posible al estado actual del conocimiento científico.

Escoge las preguntas basándose en si “la respuesta va a gustar a los lectores, si es un tema interesante y si la voy a saber responder”. Pereyra lamenta que actualmente le llegan muchas más de las que puede responder: “Estoy intentando conectar con mi público y al final lo estoy volviendo contra mí”, bromea.

Es una sección que sigue la estela de las preguntas de lectores de The New Scientist o de What if, de XKCD, que tiene su propio libro. Pereyra, que se declara fan de este último, asegura que hay diferencias: “Él trabajó para la NASA, es físico y tiene unos conocimientos físicos y matemáticos más profundos que los míos. És capaz de coger una pregunta en apariencia completamente absurda y desarrollarla”.

En cambio, Pereyra ha de limitarse a responder a preguntas mucho más sensatas de sus lectores, como por ejemplo si desde el punto de vista evolutivo podrían existir las sirenas. Lo hace basándose “en literatura que ya existe” y haciendo elucubraciones más limitadas, dónde va a parar: “Una vez calculé cuánto tardarías en ponerte moreno bajo la luz de la Luna. Pero, dentro de lo que cabe, tampoco son cálculos muy extremos. Son a nivel de ingeniero, no de físico”.