Toy Planet lanza por segundo año consecutivo un catálogo navideño en el que intenta dejar atrás roles predeterminados para niños y niñas. Vemos a niños jugando con muñecas y empujando carritos de bebé, y también a niñas subidas a motos y trasteando con herramientas. Como nos explica Ignacio Gaspar, director general de la empresa, la iniciativa arrancó hace tres años con fotos en Facebook y Twitter, y ante la buena respuesta, se lanzó en 2014 ya en el catálogo en papel.
“No podíamos desaprovechar esta oportunidad, habiendo sido los primeros. Esperábamos que alguien más se apuntara, pero de momento no lo hemos visto”, aparte de una foto de un niño jugando con una plancha en el catálogo de El Corte Inglés. “Es una asignatura pendiente del sector. Nos gustaría que se sumara más gente”. Ellos ya tienen claro que “seguiremos el año que viene”.
En este catálogo han publicado incluso más fotos rompiendo con los tópicos, de nuevo en las marcas propias de la cadena, ya que los fabricantes siguen mostrándose reticentes: “Nos han felicitado mucho, pero su apoyo ha sido más de actitud que de conducta”. De hecho, Gaspar cuenta que apenas recibieron críticas el año pasado: “La primera semana aún quedaba alguien, pero todo fueron mayoritariamente elogios y apoyos”. Recuerda que no se trata de “decir si un juguete es para niño o para niña, sino recordar que es para todos”.
Poco a poco y desde hace años se notan algunos cambios en el sector, aunque Gaspar recuerda que “todavía cuesta. Si no se fomenta la comunicación, resulta difícil que alguien empiece con estos cambios. ¿Quiénes lo hacen? ¿Las familias? ¿Las empresas? Es la pescadilla que se muerde la cola”.
Por ejemplo, las cocinas de juguete son un producto unisex para muchos fabricantes: al ser un juego de imitación y como hoy en día tanto padres como madres cocinan, cada vez más niños quieren uno de estos productos. También ocurre con los juegos de construcción, con los que cada vez juegan más niñas, si bien es cierto que gran parte de esta tendencia viene de la introducción de la línea Friends de Lego, claramente orientada al público femenino tanto por colores (lila) como personajes y temas. Eso sí, Meccano incluye en su publicidad a niñas jugando con sus sets.
También hay estudios que muestran cómo a las niñas cada vez les gustan más los superhéroes, territorio hasta hace unos años casi exclusivamente masculino. Y gracias a asociaciones como Let Toys Be Toys ("dejad que los juguetes sean juguetes"), cada vez más jugueterías y centros comerciales británicos están dejando de diferenciar con señalética entre juguetes "para niños" y "para niñas".
La última tienda que ha tomado esta decisión es la cadena de hipermercados estadounidenses Target, que ha eliminado los carteles de “niños” y “niñas” en su sección de juguetes. Como recordaba The Washington Post, esta medida simplemente significa organizar los productos “de acuerdo con intereses o temas, no si son para niños o para niñas”.
De hecho y según apunta The New York Times, la separación entre géneros es mucho más pronunciada ahora que hace 50 años: según un estudio citado por el diario, un catálogo de Sears de 1975 sólo tenía un 2% de los juguetes publicitados de forma clara para niños o niñas, mientras que en 2012, todos los productos de la tienda online de Disney lo estaban.
Ocurría algo parecido con el rosa y el azul: hasta la Primera Guerra Mundial se usaba el blanco tanto para niños como para niñas y en un primer momento, el rosa se prefería para los niños y el azul para las niñas, según escribía la historiadora Jo B. Paoletti en Pink and Blue: Telling the Girls from the Boys in America. El rosa se impone en los productos para niñas de forma clara en los 80, cuando comienza a haber mucho más diferenciación de colores por sexos que hasta entonces.
La iniciativa de Toy Planet cuenta con algún precedente: hace tres años Top Toys, franquiciada de Toys 'R' Us en el norte de Europa, publicó un catálogo para el mercado sueco en el que también se intercambiaban los roles de género, con niños peinando muñecas y niñas empuñando pistolas de dardos. Hasta el punto de que en la versión danesa del catálogo aparecía una niña con una camiseta rosa que en Suecia y por arte de Photoshop pasaba a ser azul.