Durante los primeros minutos del capítulo 100 de Águila Roja, parecía que los guionistas continuaban la historia justo donde la habían terminado en el 99: preparando la boda de Gonzalo y Margarita, que tras muchos años de pelar la pava por fin habían consumado su amor.
Sin embargo, enseguida se demostró que los tiros iban por otro lado. Para sacar a un niño chino que se había caído a un pozo (¿?), Águila Roja iba en busca de una cuerda, encargándole a Satur que entretuviese al rapaz contándole un cuento. Ese cuento consistió en una historia de humor desatado en la que los actores abandonaban sus roles habituales para encarnar personajes lo más alejados posibles de su trabajo. Todo en un mundo de cuento muy extremo que, como se había anunciado, tenía tintes de Tim Burton, pero también de El señor de los anillos y de El gran dictador.
#AguilaRoja100 se convirtió en trending topic la noche del jueves, generando más de 5000 tweets entre sus seguidores, que oscilaron entre celebrar los gags más conseguidos y la incredulidad por lo desatado de la trama, que incluía a Pepe Viyuela interpretando a la madre de la Marquesa –transformada en la bondadosa Bella para la ocasión:
También hubo quién no se tomó bien la interrupción en la trama general:
Pero la mayoría de sus seguidores en redes sociales decidieron corresponder al espíritu del capítulo con idéntico desenfado:
En un giro final aún más inesperado, la historia daba un saldo meta cuando el personaje de Satur protesta por no estar contento con su final en el guion, y otros actores aprovechan para rebelarse e interrumpir el rodaje. Una excentricidad más en un capítulo insólito de una serie que en su próximo capítulo seguirá con el tono y las historias habituales que lleva desarrollando desde que se estrenó en 2009.
Los capítulos “especiales” que juegan a cambiar el formato y el tono de la ficción son mucho menos habituales en las series españolas que en las americanas (“Supernatural” es un ejemplo paradigmático de este retorcer sus propias reglas para convertirse, durante un rato, en otra cosa), pero en la ficción nacional también encontramos otras muestras de lo mismo que ha hecho “Águila Roja” en su último capítulo para regocijo de muchos y perplejidad de unos cuantos.
En su día Amar en tiempos revueltos desarrolló varios capítulos especiales con formato de película e historias independientes de las de la serie, aunque partícipes del mismo espíritu de posguerra narrada con glamour. El formato del culebrón, donde los personajes entraban y salían y de hecho hasta la serie se transformó en Amar es para siempre, permitía ese tipo de experimentos, igual que lo permitía la serie de sketchs de humor Camera Café, donde llegaron a desarrollar un capítulo en el que los personajes hablaban en endecasílabos, sonetos y redondillas por causa de un café en mal estado:
A veces los capítulos especiales tardan varios lustros en llegar, como fue el caso de La última guardia, el telefilme que continuaba con la historia de la exitosa serie de los 90 Farmacia de Guardia 15 años después. La audiencia no la acompañó.
Con todo, los ejemplos más claros de capítulos diferentes los tenemos en los que algunas ficciones decidieron llevar a cabo para conmemorar sus aniversarios más señalados, como ha sido el caso de Águila Roja. Hospital Central celebró en 2004 su capítulo 100 a la manera de la serie americana 24, con un capítulo en tiempo real.
Otra de las ficciones más recordadas, Siete vidas, celebró su capítulo 200 con un rodaje y emisión de un capítulo en directo al que regresaban también actores de las primeras temporadas como Paz Vega, Toni Cantó, Javier Cámara y Carmen Machi. La misma Machi celebró el capítulo 100 de su exitosa spin off de Siete Vidas, Aída, con un capítulo musical. También con ese género jugó Los hombres de Paco, la exitosa ficción de Antena 3, que llegó a incluir números musicales en varios capítulos de distintas temporadas.
Las creaciones de las televisiones autonómicas también han optado en ocasiones por ofrecer algo diferente. El culebrón Goenkale de ETB decidió en 2011 emitir el rodaje de su capítulo 3000 (nada menos) en streaming para que los espectadores interesados pudiesen ver cómo se desarrollaba el trabajo tras las cámaras. Probablemente sea más conocido el capítulo "Tinc meta" de Plats Bruts de TV3. En una ruptura de la cuarta pared insólita en una ficción, los actores se interpretaban a sí mismos, o versiones exageradas de sí mismos, peleándose por quién tenía mayor protagonismo o interpelando de forma directa al público presente en el rodaje de la serie. Joel Joan, en un claro antecedente de su reciente serie El crac, hacía humor de su fama de follarín y exclamaba cosas como “¡No tenía que haber dejado Periodistas!”.
Pero no se puede hablar de jugar con lo meta ni de capítulos especiales en España sin citar el capítulo 100 de La que se avecina. Lo que comenzó siendo una entrega normal y corriente de la serie de enredo vecinal desenfrenado, se tornaba showdetrumanesca cuando los personajes descubrían que eran, precisamente, personajes de ficción de una cadena perteneciente a un ejecutivo italiano. Se puede ver en este vídeo a partir del minuto 50.
Al interactuar con el mundo real descubrían que la gente por la calle repetía sus frases más emblemáticas, conocía todos los detalles de sus vergonzantes existencias y, en un guiño a “Aquí no hay quién viva”, seguidores de la serie se dirigían al personaje de Fernando Tejero como “Emilio” y le hacían referencias a “la portería”, para su desconcierto.
El experimento produjo olas de críticas y entusiastas defensas, y fue comentado en Twitter por el propio creador, Alberto Caballero, con el que se jugaba además en dicho capítulo al decir que “los creadores de la serie están escondidos porque están amenazados por diversas asociaciones indignadas por su trabajo”.
Las comparaciones entre los capítulos 100 de Águila Roja y La que se avecina no han tardado en aparecer. En ambos casos se trata de series que llevan muchos años de emisión (“Águila” comenzó en 2007 y LQSA en 2009) y con las que los creadores se muestran propensos a jugar y convertirlas, aunque sea durante un capítulo, en algo muy distinto. Algunos cambios son comprendidos con simpatía y otros no tanto, pero todos contribuyen a crear una ficción española más divertida, creativa y sorprendente.