El peluquero madrileño que corta el pelo con catanas y un soplete

Un vídeo del peluquero logra 110 millones de reproducciones en Facebook en sus primeras 24 horas

He ido a probar sus métodos y estoy vivo. Y guapo

La peluquería de Alberto Olmedo se encuentra en Campamento, un modesto barrio del sudoeste de Madrid. Sin embargo, la conocen por todo el globo: un vídeo publicado por AJ+ con imágenes de archivo, mostrando su peculiar forma de cortar el pelo, utilizando catanas, seis tijeras simultáneamente e incluso fuego, ha sido visto por unos 110 millones de personas en menos de 24 horas. Yo he sido una de esas personas, aunque hay una diferencia. Nosotros hemos ido a visitarle y a mí me acaba de cortar el pelo utilizando un soplete.

Nada más entrar a la peluquería de Olmedo hay un pequeño mostrador, un par de piletas para lavar el pelo, unas cuantas sillas por si toca esperar... Parece un salón de estética normal. Hasta que ves la colección de catanas. "No conocemos a nadie más que corte el pelo con ellas", cuenta mientras me deja sujetar una. Pesa. "Aunque tampoco nos lo hemos inventado, hace cientos de años se utilizaban pequeñas dagas para cortar el pelo. Ha sido una vuelta a los orígenes, pero a lo grande".

Utensilios de trabajo de la Peluquería Alberto Olmedo. El sueño de todo afilador.

Este peluquero de origen francés –aunque de padres españoles– comenzó a utilizar espadas para cortar el pelo "buscando una forma de que, al hacer capas, no quedaran tan escalonadas y abruptas", explica. "Podría utilizar una navaja, pero necesitaba algo más grande, que abarcara más... Y las catanas han acabado siendo la solución". No es el único que las maneja en su salón: casi todo el personal –siete personas en total contando a su mujer, "la que manda"– ha aprendido a manejarlas, e incluso tienen sus propias armas.

El vídeo de AJ+. En solo 15 horas ya había superado el millón de compartidos

Mientras queda libre una de las piletas para que me laven el pelo, disfruto de cómo trabaja Olmedo en una cabeza ajena. Con su melena rubia, agitando la catana con precisión y aire reverencial, sus brazaletes de cuero... Es como una versión vikinga de Kill Bill. El peluquero añade otra referencia cinematográfica: "hay gente del gremio que dice que somos unos salvajes, como el Lado Oscuro de Star Wars", bromea sonriente.

Por muy "Lado Oscuro" que sea, Olmedo no corta el pelo con sable láser (de momento), aunque sí con algo que se le parece: un soplete. Mientras me lavan el pelo, veo cómo arden las puntas rubias de otra clienta. "Cortar el pelo con fuego es muy antiguo", explica Olmedo, "antes se hacía con una especie de cerillas, pero había un problema: no se podía dirigir la llama. Por eso se me ocurrió lo del soplete".

Me imagino el momento. "Oye, que se me ha ocurrido que podría cortar el pelo utilizando un soplete. No lo he hecho nunca, ¿puedo probar contigo?". Pregunto quién fue el valiente que se ofreció voluntario. La respuesta es una risa y una mano alzada: es una de sus compañeras. Miro su perfecta melena rubia y me quedo más tranquilo. Ahora me toca a mí pasar por el soplete.

Luego no me hizo tanta gracia.

Olmedo me pone una pantalla de plástico pegada en la frente para protegerme los ojos de pelo y fogonazos. Parezco una lámpara. Carga el soplete y aprieto los dientes. Mirarse al espejo y ver tu coronilla en llamas no es una situación fácil de gestionar. Me sudan las manos, pero oye, es diciembre. El calorcito es hasta agradable. El olor... no tanto.

Doy la prueba por superada. Iluso de mí: el peluquero viene hacia mí con dos navajas de afeitar. ¡Dos! Se me ocurre una nueva referencia cinematográfica: Sweeney Todd. Me confieso: "Alberto... Esto me da un poco de miedo". Se confiesa: "Imagínate a mí, ¡imagina que me equivoco!". Está de broma, claro, pero no me ha hecho gracia ninguna.

Tras notar cómo dos navajas acarician mi cuello a gran velocidad y comprobar que mi cabeza sigue en su sitio, lo reconozco: ha sido impresionante. "Si esto te parece impresionante, deberías ver el espectáculo que monté para Got Talent". Un momento. ¿Got Talent? "Fui con un compañero y unas clientas [para cortarles el pelo], un show chulísimo... Pero no pasé de la primera ronda: me echo Jorge Javier Vázquez". Según Olmedo, emitirán el programa "seguramente en enero". Cuando Vázquez le diga en televisión que no tiene talento, ya habrá 110 millones de personas que habrán comprobado que sí.

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