Los indígenas, los africanos y los españoles se vuelven a encontrar durante cuatro días de febrero en el Carnaval de Barranquilla. La herencia de tres culturas se reúne en la mayor fiesta popular de Colombia, declarada por la Unesco Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Del 6 al 9 de febrero, en esta ciudad de la costa Caribe se baila cumbia, champeta, mapalé, salsa… Se bebe ron y aguardiente. Los barranquilleros y los visitantes se disfrazan de congos, marimondas, monocucos y lo que dé la imaginación, la tela y la plata. Y todos hablan el lenguaje de la alegría y el jolglorio. Toda una gozadera.
Esta es una selección de los términos y expresiones más usadas durante el carnaval, para que no te asustes si un cumbiambero se acerca durante la Guacherna y te dice: “¡Ay h'ombe! que bololó se montó. ¡Juepagé!”
Batalla de flores. El desfile principal que inaugura el Carnaval. A lo largo del Cumbiódromo (cinco kilómetros en la vía 40 de Barranquilla) desfilan las comparsas y las carrozas desde primera hora del sábado. La primera en aparecer es la reina, acompañada de sus príncipes y princesas.
La Guacherna. Una noche de faroles y sones cumbiamberos, dicen los barranquilleros. Un desfile de disfraces y música en directo nocturno que se celebra el viernes 29 de enero.
Rey Momo. Acompañante de la reina del Carnaval, se le denomina el hijo del sueño y de la noche porque presidía las fiestas de los locos que se celebran en pueblos, aldeas y ciudades. Está considerado la divinidad de la burla, amo de la sátira hiriente y del sarcasmo cruel y de la más despiadada ironía.
Reina del Carnaval. Preside el festejo y promulga en la lectura del bando la única ley que rige en el carnaval: “Bailar y gozar hasta que el cuerpo aguante”. Con una agenda desenfrenada de actos, las reinas deben saber bailar todos los ritmos caribeños que se reúnen estos días de fiesta.
Cumbiamba. Agrupación de cumbia que baila e interpreta música en directo durante los diversos actos del carnaval. Durante meses los cumbiamberos y las cumbiamberas se reúnen en Barranquilla para ensayar al aire libre, en una rotonda, en la calle o en una avenida cortada, las coreografías de un ritmo mestizo que une la herencia africana e indígena del país.
Garabato. Es la danza que simboliza el triunfo de la vida sobre la muerte y es también la hoz de madera con cintas de colores que llevan los hombres que bailan este ritmo.
Monocuco. El disfraz de quien quería ocultar su identidad durante la fiesta. Los primeros en usarlo fueron los hombres de las clases altas para coquetear con las mujeres que no eran de su condición social. Ahora el monocuco lo usan quienes quieren “provocar desorganización”, como cuenta la tradición.
Negrita Puloy. Surgió en los sesenta inspirada en un anuncio de un detergente venezolano con el mismo nombre: Puloy. En 1983, se creó la comparsa de "Las Negritas Puloy del barrio Montecristo”. Habitualmente lo usan las mujeres.
Marimonda. “En sus inicios definía al barranquillero burlón y de pocos recursos”, se lee en la Casa del Carnaval de Barranquilla. Las primeras marimondas fueron barranquilleros humildes que para reírse de los ricos se cubrieron con una máscara con una enorme nariz que simboliza un pene o una monda, grandes orejas y un traje con parches rematado con la peapea, un pito de caucho. Las marimondas actuales son mamadores de gallos, personas jocosas y vacilonas que gozan del Carnaval con sus bailes extravagantes.
Congo. Hombre que se adorna con penachos de flores, plumas, gafas oscuras y una cola. Cuando forman cuadrillas para el baile se acompañan de toros, tigres y burros.
Joselito se va con las cenizas. En Barranquilla no se entierra a la sardina, se despide a Joselito. Después de cuatro días de fiesta, el martes, un desfile de viudas sale a la calle y en entierros simbólicos, llorando a grito pelado, entierran a ese personaje que representa al gozador barranquillero, rey de la fábula colectiva, que después de la parranda eterna, estira la pata.
Letanías. Tradición oral del carnaval que interpretan los letanieros. Como las chirigotas, estas rimas son críticas, pueden tener doble sentido o son del tipo mondongo, es decir, que usan un vocabulario vulgar para referirse a temas de la actualidad. La Troja: Entrada la noche, la cumbia, el vallenato y la salsa toman la ciudad. Hace 47 años, “la salsa brava” encontró su casa en el club La Troja (17), en la Carrera 44, Calle 74. “Esta es la casa de la ciudad”, dice uno de los camareros mientras sirve una botella de aguardiente en un cubo con mucho hielo. El bar se despliega en una gran terraza exterior donde los barranquilleros de todas las clases sociales y diferentes edades, curiosos y turistas se mezclan en un baile vertiginoso regado por alcohol y alegría caribeños, que siempre se acaba expandiendo más allá del recinto hasta cortar la calle aledaña.
Maizena. Mezcla de maíz y agua que es imposible esquivar durante los cuatro días que dura el carnaval.
¡Ay h'ombe!. Interjección que expresa queja o lamento. Además es utilizada en la música costeña y constituye un grito del cantor.
Bololó. Tropel, desorden y derroche de emoción. Su origen proviene del kilongo bululú, multitud.
Cipote: Expresión de asombro, para demostrar admiración y emoción por algo.
¡Erda! Apócope y eufemismo de la palabra mierda. Con esta muletilla da comienzo el barranquillero a sus frases: “¡Erda! tronco 'e disfraz el de las farotas”.
¡Juepagé! Grito de alegría y goce. Muestra del júbilo que reflejan los auténticos bailadores de cumbia.