“Antes tenía que hacerlo a escondidas, de noche, había gente que decía que me iba a denunciar y podía tener problemas con la policía”, dice Dolores Crespo. ¿Qué hacía está mujer sevillana afincada en Mijas? ¿Grafiti? ¿Robos? ¿Delincuencia? No, solo alimentaba a gatos, una actividad que estaba prohibida por el Ayuntamiento, debido a la sobrepoblación de animales en esta localidad malagueña. Pero eso se acabó: el Consistorio ha vuelto a permitir la alimentación de gatos, pero esta vez de manera regulada. Si James Bond tenía licencia para matar, ahora 32 mijeños tienen licencia para alimentar. Con carnet y todo. Son alimentadores de gatos.
Algunas de las 32 personas con licencia para alimentar gatos en Mijas
Aunque a primera vista podría parecer que permitir estos alimentadores volvería a hacer crecer a la población de animales, es justamente al contrario: se trata una forma de mantenerla controlada. “Estos cuidadores de gatos permiten mantener las diferentes colonias esterilizadas y en buenas condiciones”, dice la concejala de Sanidad, Mari Carmen Carmona. La localidad, sobre todo en la zona de Mijas Costa, es terreno abonado para lo mininos, “sobre todo en la parte de la playa y los chiringuitos, donde van en busca de restos de pescado. Luego hay gente a la que no le gusta los gatos y les dan pedradas o tratan de envenenarlos. Pero también hay mucha población extranjera, inglesa o alemana, concienciada contra el maltrato animal, que lucha por los estos animales”, dice la concejala, quien señala que una población controlada ayuda a mantener a raya a los roedores y las cucarachas.
El Ayuntamiento calcula que en la cala hay entre 15 y 20 colonias gatunas, formadas por entre 5 y 12 gatos cada una. Es decir, entre 75 y 240 gatos silvestres. Por cierto, Mijas es conocida por otro animal: el burro, que aquí trabaja como Burrotaxi, para deleite del visitante.
Así que desde hace unas semanas el Ayuntamiento ha repartido 32 carnets para otros tantos alimentadores de gatos (y hay muchas más solicitudes que atender), cada uno responsable de una colonia, y tras las reivindicaciones de asociaciones como La esperanza para gatos o Mijas felina. No es la primera localidad con este sistema, otras como Valencia, Zamora, Torrevieja (Alicante) o El Vendrell (Tarragona) ya habían adoptado medidas similares. “Esperamos tener así mejor controlados a los gatos. Por lo pronto ya no se ve a tantos de estos animales víctimas de accidentes en la carretera”, dice la concejala.
Vecina de Mijas recogiendo su licencia para alimentar gatos
¿Qué requisitos tiene que cumplir un alimentador de gatos? “Pues tenemos que solicitar el carnet en el Ayuntamiento y responsabilizarnos de alimentar alguna colonia, siempre apartadas de zonas residenciales. Tenemos que ocuparnos de que el veterinario castre a los gatos y les ponga una marca en la oreja (la única forma de castrarlos es darles de comer y que vayan cogiendo confianza). Es tarea nuestra mantener la zona limpia y tratar de que no molesten a nadie”, dice la alemana Jennifer Kaemmer, que lleva 25 de sus 29 años viviendo en Mijas y forma parte de la asociación.
La esperanza para gatos, que recibe ayudas y sacos de pienso de particulares alemanes a través de un grupo de Facebook. “Siempre me ha chocado mucho lo que pasa aquí con los animales, en Alemania y otros países hay mucha más conciencia de que hay que cuidarlos”, dice.
Dolores Crespo se ocupa voluntariamente de los gatos de la zona de La Butibamba. “Soy amante de los gatos (hay muchos saboríos a los que no les gustan), tengo algunos en casa y además me ocupo de una colonia de seis gatos callejeros, que están preciosos. Aunque no les he puesto nombre ellos reconocen mis pasos cuando, cada noche, voy a ponerles agua y comida, y también a quitar la comida no adecuada que les echan otros”, dice. “Les llegan a poner cabezas de gamba o pollo con patatas, pero ellos están acostumbrados al pienso que yo les echo. ¡Casi me quieren más que los que tengo en casa!”