El viernes 24 de junio, mientras Europa y los mercados masticaban el resultado del referéndum en el que Reino Unido decidió que quería abandonar la Unión Europea (UE), algunos franceses aprovecharon para rescatar su histórica lucha contra el uso predominante del inglés. Si Londres ya no iba a ser miembro del club, razonaban, no tenía sentido que su idioma siguiese siendo el más utilizado en Bruselas.
Políticos como Robert Ménard, alcalde de Béziers cercano al partido de extrema derecha Frente Nacional, y Jean-Luc Mélenchon, eurodiputado, candidato de izquierdas a las presidenciales y partidario de la salida de Francia de los tratados de la UE, manifestaron su opinión el mismo viernes:
La lengua inglesa ya no tiene ninguna legitimidad en Bruselas.
El inglés no puede ser el tercer idioma de trabajo del Parlamento Europeo.
El expresidente Jacques Chirac se fue ofendido una vez de una reunión en Bruselas, junto a dos de sus ministros, cuando su compatriota Ernest-Antoine Sallière, entonces líder de la patronal europea UNICE, dijo: "Voy a hablar en inglés porque es el idioma de los negocios". Como contaba la web de noticias europeas Euroactiv en 2013, la élite francesa en las instituciones, tras años de lucha infatigables, se había rendido hace poco a la evidencia de que el francés había perdido la influencia que tuvo hasta los noventa, cuando era el idioma de trabajo. El corresponsal de Liberation en Bruselas reconocía el viernes que "la tendencia [del uso del inglés] es fuerte y parece difícil cambiarla".
La Unión Europea tiene 24 idiomas oficiales, menos que Estados miembros (28), porque algunos comparten lengua. 1.750 lingüistas, 600 trabajadores de apoyo, 600 traductores y 3.000 intérpretes freelance trabajan solo en la Comisión Europea para que todos los documentos oficiales estén disponibles en todos esos idiomas. En el día a día de reuniones, seminarios, informes urgentes, notas de prensa, etc, el más usado es el inglés, seguido del alemán y el francés.
El idioma más usado y no tan británico
Como explicaba el diario Le Monde a sus lectores franceses en un artículo sobre las consecuancias del Brexit, un 38% de los europeos hablan inglés como segundo idioma y parece poco probable que su uso ceda en las instituciones. Es después de todo el idioma más hablado en la UE, según un informe de la Comisión Europea.
El inglés que se habla en Bruselas no es el inglés británico. Es una suerte de euroinglés con influencia del léxico eurócrata que ha normalizado palabras importadas de otros idiomas. Por ejemplo, es habitual usar el vocablo control en lugar de monitor o delay en vez de deadline, como cuenta Quartz.
La paradoja es que aunque el inglés sea el idioma de trabajo más habitual, sin Reino Unido dejaría de ser idioma oficial. Solo Londres solicitó legalmente su reconocimiento. Irlanda y Malta, que también lo tienen como idioma oficial en sus países, eligieron el gaélico y el maltés porque el inglés ya estaba en la UE.
La excomisaria y ahora eurodiputada Danuta Hubner, que preside el comité constitucional del Parlamento Europeo, avisó este lunes: "El inglés es idioma oficial porque así lo notificó Reino Unido. Si no tenemos a Reino Unido, no tenemos inglés". Si los otros Estados miembro quieren mantenerlo, tendrían que llegar a un acuerdo, o deberían cambiar el reglamento para que algunos países, como Irlanda, tengan dos idiomas oficiales, informa Reuters.
La representación de Irlanda ante la Comisión Europea ha emitido un comunicado en el que desmiente que el inglés desaparecería automáticamente como lengua oficial con la salida de Reino Unido, como parecía sugerir la excomisaria. "El Consejo de Ministros, por unanimidad, decide las normas que regulan el uso de los idiomas en las instituciones europeas. En otras palabras, cualquier cambio en el régimen de idiomas debe obtener el voto unánime del Consejo, incluido Irlanda".
Nada es automático en Bruselas, pero desde el viernes las cosas van deprisa. En paralelo al mensaje que los jefes de las instituciones enviaron a David Cameron de que querían empezar cuanto antes con el proceso de dos años para que Londres salga de la UE, la Comisión ya ha empezado a usar más el alemán y el francés, según el Wall Street Journal.