Tania Iglesias Pardo y su pareja reservaron a mediados de julio unos billetes con la compañía Iberia para volar desde Tenerife a Santiago de Compostela el pasado 26 de julio junto a su bulldog francés. Los problemas comenzaron cuando llegaron al mostrador de facturación del aeropuerto tinerfeño, y la compañía les dijo, primero, que el perro no podía volar y, más tarde, que solo podría hacerlo en un transportín que era demasiado pequeño para él.
La reclamación puesta por Iglesias en la página de Facebook de Iberia se ha compartido más de 25.000 veces y suma casi 7.000 comentarios.
La odisea comenzó a las seis de la mañana en el mostrador de ventas -donde la pareja acude siempre que viaja para abonar los 120 euros que cuesta que su mascota viaje en el avión- y a continuación se dirigieron a facturar. “Llegamos allí y nos preguntaron si el perro viajaría en bodega o en cabina, nosotros explicamos que pagamos por el transporte en bodega y entonces nos dijeron que el perro no podía volar”, cuenta Tania con indignación al otro lado del teléfono.
La azafata del mostrador les explicó que Iberia no permitía viajar a los bulldogs desde el 11 de agosto y que el perro se tendría que quedar en Tenerife. “Yo le dije que a mi perro no lo iba a abandonar en el aeropuerto y nos ofrecieron como excepción meterlo en un transportín que nos proporcionó la compañía, eso sí, abonando el importe de nuevo”, aclara.
La pareja tuvo que abonar 50 euros adicionales para permitir que su mascota viajara en cabina y 25 euros por el nuevo transportín. “El perro siempre fue con la correa y caminando, incluso en al autobús que nos llevó al avión, pero al llegar a pie de pista una operaria de tierra nos gritó muy alterada que lo metiéramos en el transportín porque si no, no viajábamos. Forzamos al perro a meterse y no cabía. Entonces nos amenazaron con bajar nuestra maletas del avión”, afirma.
El espacio que Iberia le concedió al bulldog francés era apto para un perro de hasta ocho kilos, cuando la mascota de Iglesias pesa 12. La pareja pidió al personal de cabina y de tierra si podían sacar fuera de la caja la cabeza del animal, ya que iba doblado y con visibles dificultades para respirar -además de las habituales de su raza-. “Yo ya estaba llorando de la impotencia. Metimos al perro como pudimos y subimos al avión, llevando el transportín encima de nuestras piernas”, explica.
Iglesias asegura que el perro viajó tranquilo todo el viaje y varios pasajeros del avión se ofrecieron a firmar también la hoja de reclamaciones, al ver las pésimas condiciones en las que tuvo que viajar su mascota durante dos horas y 45 minutos. “Cuando llegamos a Santiago puse una reclamación a través de la web de Iberia y de consumo, y me prometieron que mi perro podría viajar en bodega a la vuelta pero yo lo quiero por escrito porque no me fío”, explica. La pareja sigue en Santiago, dado que se casarán allí el sábado 3 de septiembre.
También hicieron público su enfado mediante un post en la página de Facebook de Iberia en el que además pedía difusión. La publicación terminó haciéndose viral, compartiéndose más de 25.000 veces. Fue entonces cuando la compañía se puso en contacto con la pareja por mensaje privado para “pedirles disculpas por las molestias ocasionadas”, comenta Iglesias.
“Yo no tengo nada en contra de que en algunos aviones no admitan animales, pero por lo menos que se preocupen en informar a la gente del cambio de las normas”, afirma. De hecho, normalmente viajaban con Air Europa hasta que la compañía estableció que no aceptarían más bulldogs, por lo que la pareja buscó otras opciones.
La novedad en la normativa de Iberia establece que los animales braquicéfalos -tanto perros como gatos- que superen los ocho kilos, incluido el transportín, no podrán viajar ni en cabina ni en bodega, según fuentes de la compañía. La nueva regla está incluida en la web de Iberia desde el 11 de agosto, pero tanto Iglesias como su pareja no revisaron estas normas porque pensaron que la prohibición se les notificaría antes de viajar. “Yo buscaba con mi post que nadie que vaya a viajar con su perro y que tenga la reserva hecha desde hace meses se encuentre en la misma situación”, explica.
Fuentes de Iberia han reconocido que el problema de Tania ha sido derivado de un malentendido, ya que la persona que atendió a Tania y a su pareja aplicó la nueva norma sin comprobar que la reserva estaba hecha antes del 11 de agosto, día en que entró en vigor la nueva regla. A raíz del problema de Iglesias con el bulldog, algunos pasajeros que tienen programado viajar con sus mascotas en Iberia se han puesto en contacto a través de Twitter con la aerolínea, y la compañía ha contestado a todas las quejas y dudas públicamente en su perfil.
El personal de la compañía también ha telefoneado a Iglesias para reiterarle sus disculpas y le han reembolsado los 120 euros que pagó para que el bulldog viajara en bodega. A su vez, la compañía le ha prometido que le mandará el transportín original de su perro desde Tenerife -lo tuvo que dejar allí en el viaje de ida-, que no le cobrarán el billete de vuelta de su mascota y que le devolverán el dinero adicional que pagó por el viaje en cabina del perro y el transportín de Iberia.