Quizás la única norma de futbolín que es igual en toda España es la prohibición de la ruleta. O molinillo. O remolino. Que el nombre tampoco está claro. Para todo lo demás, depende de dónde estemos.
Esta web recoge muchas de las variantes regionales de las normas y recuerda que hay básicamente dos grandes modalidades de juego:
- Bola parada: se pueden hacer pases en delantera y se puede parar la bola. Se juega así sobre todo en Cataluña y en Galicia, aunque no en exclusiva ni únicamente.
- Bola en movimiento: no se puede parar la bola y solo se puede tocar una vez en la delantera antes de marcar. Si la pelota toca dos delanteros antes de entrar en portería, el gol se anula.
Aun así, hay más diferencias: en algunas zonas no se puede marcar desde el medio campo, por ejemplo, y en otras está prohibida la llamada “guarra”, es decir, marcar con el delantero más cercano al jugador, ya que en las mesas de madera hay un hueco en la portería que la defensa no puede cubrir. Total, un follón y un panorama propicio a las discusiones.
España: un futbolín propio y varios modelos
Tomás Fernández, presidente de la Federación Española de Futbolín, comienza la conversación sobre todo este caos desmontando un mito: el futbolín no es un invento español. Avisa de que hay polémica al respecto, pero “primero se inventó el futbolín internacional, que es el que se juega en todo el mundo menos en España”. Los pies están unidos en un solo taco y la disposición de los jugadores es 2-5-3 (dos defensas, cinco centrocampistas y tres delanteros).
El futbolín que inventó en España Alexandre de Finisterre es posterior y diferente: el campo suele estar inclinado hacia el centro, los jugadores tienen dos piernas y la disposición es diferente. Aunque el original tiene los jugadores en formación de 3-3-4, hay zonas como Murcia y Valencia que juegan con mesas de 2-3-5. Además, cada fabricante tiene sus propias variantes.
Las normas, explica Fernández, se fueron desarrollando en cada zona. “Son reglas no escritas y no oficiales que se han ido comunicando en cada región. Pero hay diferencias incluso según dónde juegues de Barcelona o de Madrid, por ejemplo”.
Por lo general, en los futbolines con disposición de 2-3-5 se suele jugar con bola parada y en los 3-3-4, en movimiento. Pero, una vez más, no siempre es así: en Cataluña y en otras zonas del norte se suele jugar con la disposición 3-3-4, pero a balón parado, como hemos visto. Y, por ejemplo, Fernández explica que él aprendió a jugar con un futbolín de disposición “nacional”, es decir, 3-3-4, pero en Murcia, donde es más habitual el futbolín con cinco delanteros, por lo que jugaba también a balón parado.
Y aparte de estas dos modalidades básicas, están las jugadas que en la web de la Federación llaman “triquiñuelas” y que incluyen la guarra, el tiro en L o la cuchara, entre otras. Algunas suelen estar prohibidas en todas partes, como la ruleta, pero muchas están permitidas dependiendo de la mesa y de la zona. En principio, a bola parada se podría hacer un arrastre o un tornado, por ejemplo. Pero de nuevo, depende.
El objetivo de estas normas tradicionales era que “el juego fuese hábil y entretenido”. Fernández pone un par de ejemplos: “Parar la bola con cuatro delanteros siempre acaba en gol si estás jugando con alguien de nivel alto. Es como el fuera de juego en el fútbol. Y con 5 delanteros, si se permite pasar, se pierde mucho tiempo”.
¿Qué pasa en competición?
Cuando jugamos en un bar con alguien que no conocemos, no tenemos más remedio que preguntar con qué normas vamos a enfrentarnos. Y mejor si lo hacemos antes de comenzar una partida, para evitar discusiones cuando alguien marque gol de una forma que al rival no le parezca válida. Por cierto, una norma que casi nunca falla: el que más se queja es el que va perdiendo.
Para las competiciones oficiales, la federación ha unificado las normas: “Hay dos modelos con dos conjuntos de reglas diferentes -explica Fernández-. El internacional, para el futbolín de piernas juntas, y las reglas nacionales, para el futbolín con dos piernas”, ya sea con cuatro delanteros o con cinco delanteros.
Hay muy pocas diferencias en lo que se refiere a los dos futbolines españoles: con cuatro delanteros no se puede acompañar ni parar la pelota antes de marcar gol; con cinco, se puede parar la bola hasta 3 segundos antes de disparar.
Pero, claro, ni todos los jugadores están federados ni todas las competiciones siguen estas normas. Un ejemplo es el Máster de Rábade, que organiza desde 1997 la peña Bola Meiga.
Su presidente José Manuel Candal nos cuenta que en este campeonato hay cuatro modalidades de juego diferentes: además de a bola parada o en movimiento, se juega a partidas alternas (una partida de cada tipo al mejor de siete), y la llamada combinada, en la que la delantera sí puede pasar y parar el balón (pero solo la delantera).
“Nuestras mesas siempre son de dos piernas -explica Candal- y siempre jugamos con mesas de 3-3-4”, con independencia de las normas. En su opinión, estas reglas dependen más de la zona que del tipo de mesa: “A veces son para evitar que el juego sea muy lento o demasiado rápido. Otras veces es por el espectáculo. Algunos dicen que el portero queda vendido. Pero al final es la tradición y lo que le guste a la gente de cada sitio”.
Y añade: "Podríamos pasarnos hablando de las normas dos días enteros sin llegar a ninguna conclusión". Dos días enteros, no, pero a cinco párrafos más sí que llegaremos.
Más prestigio fuera de España
Contar con un hecho diferencial en el futbolín ha impedido a España destacar en las competiciones internacionales: “No tenemos nada que envidiar a los jugadores europeos -explica Fernández-, pero en el futbolín español. Con el futbolín de una pierna no tenemos un nivel competitivo similar. Cuando el futbolín español se juegue a nivel internacional a lo mejor somos campeones, pero ahora mismo estamos entre los primeros de la segunda división internacional”.
El ránking está liderado por los alemanes, los austriacos y los estadounidenses. La Federación Internacional ya admite el futbolín español, pero no hay competiciones fuera de España.
Candal también ve posible que se juegue al futbolín español en torneos internacionales: “Podría haber diferentes variantes, igual que en el tenis hay diferentes superficies”. En su opinión, el primer paso sería que el Consejo Superior de Deportes aceptara el futbolín como un deporte de forma oficial, como ocurre en otros países.
¿Pero hay tanta diferencia entre los dos tipos de futbolines para que esto perjudique a los jugadores españoles? Fernández explica que el futbolín de una pierna “es parecido al fútbol sala. Es muy técnico y hay mucho control en el pase y en el disparo. El de dos piernas es más parecido al fútbol: también hay técnica, pero cuenta la fuerza, al ser más grande”.
También recuerda que los futbolines internacionales son todos de metal y los de madera de otros países ya solo quedan en museos. “El futbolín de madera se gasta, hay mellas. Si das con la parte gastada, puedes dirigir la pelota o darle mal”.
Total, un lío. Al final, lo mejor es jugar con un par de cervezas y no quejarse demasiado. Eso sí, si te dejan a cero, hay que pasar por debajo del futbolín. Esa norma sí es universal.