Durante la mayor parte de sus 17 años de vida, Nathan se había "resignado a vivir como una chica". No sabía poner nombre a su identidad como hombre transexual; tampoco que existía un tratamiento médico que podía ayudar a cambiar su cuerpo femenino, con el que no se sentía identificado desde que alcanzó la pubertad. En 2015, este adolescente de Gran Canaria decidió comunicar a sus padres que tenían un hijo en vez de una hija.
No sintió el apoyo de nadie de su entorno. Tras un año de lucha, logró que la actitud de su padre fuese mucho más positiva. Decidió cerrar el 2016 celebrando el cambio en Twitter con un texto y una imagen que han logrado hasta el momento 7.300 "me gusta", cifra que dobla a su número de seguidores en dicha red social.
"Pues al final lo ha hecho. De las pocas cosas que agradezco a 2016 es que mi padre haya pasado por fin a aceptarme como su hijo"
Muy activo en redes sociales, Nathan acudió a un evento donde conoció a un chico transexual. "Me vi como en un espejo y me sentí completamente identificado. A partir de entonces comencé a informarme por internet y, una vez que tenía claro lo que quería, se lo comuniqué en 2015 a mis padres", comenta a Verne a través del teléfono.
La reacción de su padre y su madre fue la de la negación. "Me decían que lo dejara como estaba, que solo iba a meterme en problemas. Fue un año muy duro aunque, por fortuna, la situación fue cambiando de forma paulatina a lo largo de 2016", comenta. En algo más de un año, su padre ha pasado de rechazar la realidad de su hijo a aceptarlo casi por completo, como explica Nathan en este tuit del mes de noviembre.
De hecho, el selfi que sirve de feliz epílogo a su 2016 y que ha viralizado en redes sociales se publicó justo antes de que su padre le llevara a la cena de Nochevieja de su empresa con el traje que le había regalado y que había elegido junto a su madre. "Estaba contentísimo y presumiendo ante sus compañeros de lo guapo que estaba vestido su hijo", cuenta ahora Nathan, quien ha pasado meses compartiendo artículos, documentales y muchas conversaciones con él para que entendiera lo que le ocurre.
Aunque a su madre "le falta un empujón" para aceptar la situación por completo, su padre se ha ido involucrando de forma progresiva en el proceso de transición que Nathan inició hace más de un año. Como es normal en este tipo de procesos, tuvo que acudir primero a consulta con psiquiatras y psicólogos para lograr, hace diez meses, iniciar el tratamiento hormonal que reajuste su cuerpo a su identidad. Se siente muy apoyado por la Seguridad Social de Gran Canaria y, en estos momentos, se enfrenta a una lista de espera de año y medio para realizarse una mastectomía con el consentimiento legal de sus progenitores.
Buscando consejos en la red
Tras la gran repercusión de su publicación en Twitter, a Nathan le llegan cientos de mensajes privados de otros transexuales que le piden consejo y ayuda. Está planteándose enfocar su presencia en redes sociales hacia el activismo LGTBI "para que los usuarios encuentren ahora la ayuda que otros no tuvieron". Él la encontró en el colectivo de Gran Canaria Gamá.
La mayor parte de las reacciones al post han sido positivas. "Por eso no tiene sentido dar importancia a la minoría de ofensas, que aseguran que lo mío es una enfermedad o que un traje no me hará dejar de ser mujer", apunta el adolescente.
"Necesitamos de comprensión en la sociedad que nos ha tocado vivir y por eso es necesario que este asunto se normalice", defiende Nathan, para quien el momento más duro es el de salir del armario como transexual.
Considera que la información a través de cauces oficiales o redes sociales es importante también para los familiares y conocidos de una persona transexual: "El cambio propuesto es un gran cambio, pero debería perderse el miedo e incertidumbre que causa la palabra transexualidad. Es una palabra con gran estigma que simplemente engloba a las personas que luchan diariamente para conseguir que el mundo les vea como ellas se ven a sí mismas. Luchan contra el rechazo, luchan con la transfobia, luchan contra la sociedad. Y hacer eso, sin apoyo, no es fácil".