El malagueño Juan José Cañas tiene 80 años y lleva casi 20 jubilado. Dice tener la vida muy ocupada desde hace unos meses con su numerosa descendencia. No se refiere a sus doce nietos y dos bisnietas, sino a los más de 10.000 seguidores que acumula en su canal de YouTube, a los que considera también de la familia. Desde Atrapatuabuelo muestra sus viajes y sus nuevas experiencias. "Es que internet parece que te da cuerda. Yo le sigo el ritmo", dice a Verne.
Fue su nieta Esther quien le contagió "la fiebre del YouTube". Le hizo aparecer en varios de los vídeos que publicaba en su Instagram Stories, que ofrece efímeros relatos visuales en dicha red social. "Luego me contaron que la gente preguntaba más por mí que por ella, así que me hice un canal para mí", comenta a través del teléfono.
En la plataforma de vídeos se puede ver a Juan José remando en un lago de Vietnam, comiendo exóticas golosinas y entre los canales venecianos. Los viajes que hace junto a su familia quedan registrados y su base de admiradores no para de crecer. "Tiene una guerra de suscriptores con la nieta", nos chiva una de sus hijas. "Pues poco a poco le voy ganando terreno", contesta él. Ella tiene 219.000 seguidores en su propio canal, Atrapatusueño.
El canal Atrapatuabuelo, que en realidad gestiona su nieta Esther, está lleno de primeras experiencias de este octogenario. Muestra por ejemplo la primera vez que se hizo un tatuaje. Decidió inscribir en su piel la paloma de la paz, el símbolo que aparece en la lápida de su esposa, quien murió el Día de la Paz. "No duele nada hacerse uno. Notas solo un cosquilleo porque te ponen una crema que anestesia, pero con uno tengo ya bastante", confirma el "abuelo" de más de 10.000 personas.
"Mi rutina diaria consiste en tomar un café, leer EL PAÍS, que no lo digo porque me estéis entrevistando, que lo leo desde el primer número, leer el Málaga Hoy y el diario El Sur. Luego ya me pongo a contestar a mis seguidores. Me escriben desde Sudamérica, Alemania, Valladolid y Granada", cuenta.
Sus nietos reales, por unas razones u otras, también están repartidos por el mundo; en Italia, Francia, Málaga y Badajoz. A través de la red está también conectado también con ellos. Él mismo se mudó en su juventud en Francia. "Fui a trabajar a la construcción, pero estudié al mismo tiempo y llegué a ser jefe de obra", recuerda.
Anuncia que está punto de irse a Almería a grabar un vídeo, en uno de esos escenarios de los antiguos spaghetti western. "Mis nietos ya me han comprado el disfraz de vaquero", dice. Su siguiente objetivo se encuentra en Finlandia: "Toda la familia está enamorada de la Aurora Boreal y queremos verla". Allí tiene un par de amigos finlandeses, "que vienen todos los años a Málaga a tomar el sol".
Entre sus planes también está la de organizar una quedada en Málaga o Torremolinos con sus nietos virtuales. Ya ha conocido en persona a algunos de ellos. Y con tanto viaje, ¿se atrevería a irse al espacio y grabar un vídeo? "Pero si es mi sueño. Todavía recuerdo a Yuri Gagarin. Si hubiera sido americano o ruso y hubiera tenido estudios, me hubiese gustado ser astronauta", confiesa Juan José.
Consciente de que hay gente que usa YouTube de mala manera, el abuelo malagueño sabe de primera mano los múltiples usos positivos que pueden encontrarse en este medio: "Ahora me siento ocupado y feliz por tanta gente que me dice Te quiero".