[Este artículo pertenece a La Carta de Verne, nuestra newsletter que llega todos los domingos. Si quieres empezar a recibirla, apúntate aquí].
La vida no suele ser tan emocionante como la ficción. Cualquiera que haya leído El Hobbit, o esté enganchado a Juego de tronos, sabe que nadie en su día a día vive intrigas y aventuras tan arriesgadas y emocionantes. A menos que seas alpinista, claro: enfrentarse a una montaña es lo más parecido que existe a un dragón en el mundo real. Son gigantes, imprevisibles, mortales… Y los que las conquistan regresan como verdaderos héroes.
Esta semana todo el mundo aplaude a uno de esos héroes: Kilian Jornet, que ha logrado vencer dos veces al dragón más grande, el Everest, con dos tiempos récord. Primero en 26 horas y después, superándose a sí mismo, en 17. A este ultramaratoniano se le suele apodar “el extraterrestre” porque parece que sus hazañas son imposibles para un ser humano. De eso va el alpinismo: de historias reales que superan, con creces, las de ficción. Déjame que te presente unas cuantas.
Una de acción: el rescate de Iñaki Ochoa
Imagina la típica película al estilo de El Equipo A o Los Mercenarios. Sinopsis: Un grupo de lobos solitarios tendrá que unirse y trabajar juntos para lograr una meta común: rescatar a una persona en apuros. Fue lo que se vivió en 2008 en el Annapurna, una de las 14 montañas que sobrepasan los 8.000 metros.
Iñaki Ochoa, célebre alpinista español, quedó inconsciente a 7.400 metros. Hasta esa altura no pueden subir helicópteros ni la mayoría de los mortales: se necesita estar aclimatado para que la falta de oxígeno no provoque la muerte. Los pocos alpinistas preparados en esos momentos para ascender hasta esa cota decidieron acudir para intentar rescatar a Iñaki. Fueron 14, entre ellos, leyendas del alpinismo como el exmilitar soviético Denis Urubko o el recientemente fallecido Ueli Steck.
Steck, primero en llegar, se lanzó al rescate de Ochoa con lo puesto, sin equipo de alpinismo. Podría haber perdido los pies por lanzarse al frío con calzado de senderismo, pero la suerte estuvo con él: durante el ascenso, se cruzó con un alpinista que bajaba tras días cuidando a Iñaki, y utilizaban la misma talla. Se cambiaron el equipo y logró subir hasta Ochoa. Steck se quedó con el español hasta que falleció, cuando a Urubko le quedaban solo unas horas para llegar hasta ellos con oxígeno artificial y medicinas.
Para ver la historia: el increíble documental Pura Vida, que intercala imágenes del rescate, testimonios de todos los que participaron en él y vídeos del propio Ochoa en los que narra la forma en que vivía las montañas. Dato curioso: Pep Guardiola lo utilizó para motivar a sus jugadores en el Barcelona. Puede verse en Filmin.
Para leerla: Los 14 de Iñaki. No, Ochoa no logró la meta de los 14 ochomiles del planeta: se quedó en 12. El título del libro hace alusión a los 14 alpinistas que participaron en su intento de rescate.
Una de terror: la tragedia del Everest
Es la típica película de cabaña de terror en el bosque. Sinopsis: varias señales advertían a los protagonistas de que no se acercaran a su destino, pero decidieron ignorarlas. Lo que en principio iban a ser unas vacaciones acabó convirtiéndose en una pesadilla: la tragedia del Everest de 1996.
Ese año, en plena masificación del Everest, diferentes expediciones comerciales trataban de llevar a alpinistas aficionados hasta el techo del mundo. Varias de ellas intentaron cima el mismo día, creando un tapón de decenas de alpinistas a 8.000 metros de altura. Debido al atasco, muchos de los que alcanzaron la cima lo hicieron fuera del horario establecido a pesar de que, desde el campamento base, les avisaron de que una fuerte tormenta se aproximaba. Les atrapó.
Muchos de los alpinistas se desorientaron y quedaron perdidos en la noche, solos. 12 de ellos murieron congelados. Muchos pensaron que serían 13 pero, como si de una película de terror se tratara, uno regresó de entre los muertos: varios de los supervivientes encontraron al texano Beck Weathers congelado y semienterrado en la nieve. Le dieron por muerto y le dejaron allí. No es que fueran malvados: en el alpinismo es común dejar los cadáveres en la montaña, solo en el Everest hay más de 200. Sin embargo, Weathers despertó 12 horas después y logró llegar a las tiendas, ante la incredulidad de todos. Debido a las congelaciones perdió su brazo derecho, los dedos de la mano izquierda y su nariz.
Para verla: la superproducción de 2016 Everest narra de forma bastante fidedigna lo acontecido en el fatídico accidente de 1996. National Geographic también le dedicó un documental llamado La zona de la muerte, que puede verse al completo en YouTube.
Para leerla: Uno de los supervivientes de la tragedia fue el periodista John Krakauer, que precisamente había acudido al Everest para realizar un reportaje sobre la comercialización y masificación de la cima del mundo. Narró todo lo sucedido en el libro Mal de altura. Beck Weathers también publicó un libro sobre cómo logró sobrevivir a la hipotermia aquella noche. Se llama Dado por muerto.
Una de supervivencia: la caída de Joe Simpson
Una mezcla de Las Aventuras de Robinson Crusoe y Enterrado. Sinopsis: tras un accidente, un joven de 21 años queda atrapado, solo, en la sima de una montaña. No hay civilización en decenas de kilómetros a la redonda y tendrá ingeniárselas para sobrevivir sin comida y con una pierna rota.
En 1985, la pareja de alpinistas británicos Simon Yates (de 26 años) y Joe Simpson (de 21) hicieron su primera salida para escalar en el extranjero: su objetivo era el Siula Grande de Los Andes (6.344 m) por una ruta que nadie había logrado terminar. Consiguieron ascender pero, en la bajada, Simpson se rompió la pierna. Su compañero intentó bajarlo atándolo a su cuerpo y haciéndolo deslizar por la nieve, hasta que Simpson cayó por un acantilado. Para que no lo arrastrara al vacío, Yates tuvo que cortar la cuerda.
Simpson sobrevivió a la caída, pero quedó atrapado en una sima de hielo. Se la jugó: ató la cuerda que le quedaba y comenzó a deslizarse hacia las profundidades sin saber si tendría soga suficiente para llegar al fondo. De haberse quedado sin soga, habría muerto colgado, sin poder subir ni bajar. Tuvo suerte. Logró llegar al fondo y encontrar una salida. Anduvo tres días arrastrando la pierna, sin comida, hasta que logró llegar al campamento. Su compañero estaba tan seguro de que había muerto que, a modo de funeral simbólico, había quemado todas sus pertenencias un día antes.
Para verla: En 2003 se estrenó un documental llamado Tocando el vacío en el que los dos protagonistas del accidente, Simpson y Yates, cuentan a cámara todo lo que sucedió en su expedición andina. Sus testimonios están acompañados por una recreación grabada en el mismo Siula Grande y con el mismo equipo que llevaron sus protagonistas. Puede verse al completo en YouTube.
Para leerla: tres años después de su aventura, Simpson publicó un libro llamado también Tocando el vacío contando cómo logró sobrevivir en la montaña. Mientras que muchos alpinistas criticaron duramente a su compañero Yates por cortar la cuerda y no acudir después en su auxilio, Simpson, en el libro, le defiende. Le está agradecido por haber intentado bajarlo cuando se partió la pierna.
Una de superhéroes: Simone Moro, el hombre de hielo
Esta historia es muy de Marvel. Sinopsis: A un grupo de superhéroes llega un nuevo e inexperto miembro. Nadie confía en él, salvo el líder del grupo, el Hombre de Hielo. Juntos, lograrán derrotar al enemigo más poderoso al que se han enfrentado.
Los 14 ochomiles que existen en el planeta han sido escalados en alguna ocasión, pero no en invierno: las temperaturas de hasta 60 bajo cero, las frecuentes tormentas y el altísimo peligro de avalancha hacen que ascender a estas montañas en época invernal sea prácticamente imposible. El italiano Simone Moro se dedica solo a eso: es la única persona en el planeta que ha logrado la primera ascensión invernal a cuatro ochomiles.
A las expediciones de Moro suelen unirse los mejores alpinistas del planeta pero, cuando quiso intentar el Gashembrum II –el decimotercer ochomil en altura– en 2011, decidió contar con un novato: el fotógrafo de National Geographic Cory Richards, que solo contaba con un ochomil en el currículum y ninguna invernal. Mientras el otro miembro de la expedición (Urubko, que también participó en el rescate de Ochoa) no confiaba demasiado en Richards, Moro estaba convencido de que los tres, unidos, podrían llegar a la cima. No solo lo lograron, sino que Richards lo hizo con su equipo fotográfico.
Para verla: Richards estuvo grabando vídeos durante toda la travesía. Con el material filmado, realizó un pequeño documental titulado Cold, que puede verse al completo en YouTube. No está traducido, pero valdría la pena verlo incluso sin sonido solo con tal de ver las impresionantes imágenes que logró tomar.
Para leerla: Simone Moro publicó en 2012 La voz del hielo, unas memorias de todas sus expediciones invernales hasta esa fecha. Además de sus ascensiones en invierno, el libro recuerda su accidente en el Annapurna en 1997, donde sobrevivió a la avalancha que mató a su compañero Anatoli Bukreev, que un año antes había sobrevivido a la tragedia del Everest.
Y una de extraterrestres, claro: Kilian Jornet
Podría ser una mezcla de Superman y Harry Potter. Sinopsis: Kilian es un niño que, desde pequeño, ha tenido habilidades especiales. Cuando llega su adolescencia, descubre realmente el porqué de esos superpoderes y aprende a utilizarlos.
Vale, a Kilian nadie le ha revelado todavía su procedencia extraterrestre, pero es lo único que le falta. Hijo de apasionados en la montaña, Jornet hizo su primera ascensión al Aneto (3.404 metros, el tercer pico más alto de España) con solo 5 años, acompañado de sus padres. En su adolescencia entró en Centro de Tecnificación de Esquí de Montaña de Cataluña, donde empezó a pulirse el que, antes de cumplir los 30, ya es el mejor atleta-montañero de todos los tiempos.
Tras ganar todas las carreras de montaña más importantes del planeta y varios títulos de campeón del mundo tanto en esquí como en trail, Jornet comenzó a organizar sus propias aventuras. En 2012 comenzó el proyecto Summits of my Life, (las cimas de mi vida), con el que pretendía batir los récords de ascenso y descenso de las montañas más importantes de cada continente. Su recién finalizada ascensión al Everest ha sido la culminación del proyecto.
Para verla: las expediciones de Jornet están muy bien documentadas en vídeo. Antes de comenzar con Summits of my Life, Jornet realizó otras aventuras bajo el nombre de Kilian's Quest (Las expediciones de Kilian), que fueron grabadas como minidocumentales y publicadas en YouTube. De Summits of my Life se han publicado tres documentales hasta la fecha, que pueden descargarse de su web. Mi recomendación es el segundo de ellos, Déjame vivir, que cuenta, entre otros, el espectacular ascenso y descenso de la montaña más célebre de los Alpes, el Matterhorn.
Para leerla: Correr o morir. Jornet escribió este libro en 2011, un año antes de empezar con Summits of my Life, y en él relata tanto algunas de sus hazañas en carreras como su forma única de entender las montañas. Una forma de entender un poco mejor de dónde viene este extraterrestre.
FE DE ERRORES
w