Liedewij Schieving es una holandesa de 50 años que se enamoró de Portugal hace diez. Desde entonces, es una lusa más. "Vine de vacaciones y me conquistó. Me encanta la gente, la comida y este país, sobre todo esta zona", dice a Verne por teléfono. Se refiere a los alrededores de Figueiró dos Vinhos, un pueblo en plena sierra a unos 20 kilómetros en coche de Pedroao Grande, el municipio que da nombre al incendio que ha arrasado 40.000 hectáreas y ha causado 64 muertos y 204 heridos [Sigue aquí toda la información sobre el incendio de Portugal].
Cerca de Figueiró dos Vinhos está la zona de agroturismo que dirige Schieving, Quinta da Fonte, un camping y casa rural en mitad del bosque en la que se alojaban cinco personas cuando llegó el aviso de las llamas. "Nos evacuaron rápidamente el sábado -17 de junio-. No tuvimos ningún problema para salir, a diferencia de muchas otras personas. Lo que ha pasado es horrible", añade la holandesa.
A la mañana del día siguiente pudieron volver, pero un cambio en la dirección del viento les obligó a marcharse de nuevo. "El miércoles salimos a dar un paseo hasta Quinta da Fonte y nos encontramos todo arrasado... Salvo un pequeño oasis verde". La casa del complejo turístico en el que reside sobrevivió a las llamas, junto a algún edificio más. Rodeando la zona no quemada, hay una muralla de árboles verdes. Subió las imágenes a su cuenta personal de Facebook el 21 de junio y añadió más dos días después.
"Son árboles autóctonos y fuertes que llevan muchos años en este bosque: olivos, robles y castaños. No se queman tan fácilmente como los pinos o los eucaliptos", dice Schieving. En un artículo que cuenta la historia de Quinta da Fonte, la Televisión Pública Portuguesa coincide en el análisis de Schieving: "Son especies más resistentes al fuego y que, ya en incendios pasados, habían escapado a la furia de las llamas".
A la responsable de Quinta da Fonte le costó creer que parte de su negocio sobreviviese a las llamas. "Ya estoy en mi casa, a diferencia de la mayoría de los amigos que tengo por aquí. Esta es la gran demostración de que deberíamos replantearnos qué árboles hay en nuestros bosques. Cuanto más les cueste quemarse, mejor", añade.
Schieving espera reabrir en dos meses, una vez haya arreglado las zonas de Quinta da Fonte que sí se han quemado. "Pero no sé quién va a venir aquí de vacaciones. Hay algo de verde alrededor de mi casa, pero todo lo demás es negro", indica la holandesa, que se siente muy triste: "Estoy calmada, pero con el corazón roto. Me siento muy mal por las personas que lo han perdido todo". En su Facebook también ha subido fotos de las zonas arrasadas.
"Ahora es el momento de empezar de nuevo. Hay que dejar de llorar y mirar hacia delante", añade la holandesa. El 22 de junio se extinguieron las llamas de forma definitiva y en Portugal siguen en busca de respuestas. El origen del incendio no está claro: hay dudas sobre el supuesto rayo que habría desencadenado las llamas, mientras que Jaime Marta Soares, el presidente de la Liga de Bomberos Voluntarios cree que "hasta que no se demuestre lo contrario, mi sospecha es que el fuego tiene un origen criminal". No ha aportado pruebas, pero la Policía Judicial le llamará a declarar para que explique su teoría.