“¿Qué os parece esto?”, preguntaba un participante del grupo de Facebook noruego Fedrelandet viktigst ("la patria primero"), que está en contra de la inmigración y cuenta con más de 13.000 miembros. En la foto se veían seis siluetas oscuras en un autobús. “Trágico”, contestaba uno. “Aterrador. No es posible saber si son hombres o mujeres (...) o si llevan armas y bombas”, decía otro. “Creía que esto sería así en el año 2050, pero está ocurriendo AHORA”, añade uno más. Sin embargo, en la foto no se ve a seis mujeres tapadas con burka, como estas personas creen: son asientos vacíos de autobús.
El usuario que publicó la imagen, Johan Slåttavik, asegura que lo hizo como broma: “Estuve pensando en la diferencia entre la crítica legítima a la inmigración en Europa y el racismo ciego y la xenofobia. Quería mostrar estas diferencias, algo que creo que he logrado al gastar esta broma y observar las reacciones”, afirma en declaraciones que recoge el medio noruego Nettavisen. Sin embargo, en un repaso por la cuenta de Twitter de Slåttavik tambén encontramos mensajes contra los inmigrantes.
De hecho, como explica The Washington Post, la publicación viralizó cuando la compartió en Facebook Sindre Beyer, un publicista noruego: “¿Qué ocurre cuando se publica una foto de un autobús vacío en un grupo asqueroso de Facebook y casi todos creen ver un montón de burkas?”. En este álbum hay 23 capturas de pantalla con comentarios indignados. Se ha compartido más de 1.700 veces desde el viernes 28 de julio.
Y sí, alguno de los miembros del grupo se da cuenta: “Son asientos vacíos de autobús, pero da miedo”, comenta una participante. “Se ve que no hay nadie sentado", añade otro. Pero en seguida se suman nuevos mensajes alarmistas: “No debería ser legal”, “habría esperado al siguiente autobús”, “bolsas de basura sentadas”... Y así hasta una treintena de comentarios en las capturas, aunque según The Washington Post habrían llegado al centenar (el grupo está cerrado, así que no sabemos ni el número exacto ni si han borrado la publicación).
A menudo vemos lo que queremos ver
El responsable de Antiraistisk Senter, organización antirracista noruega, Rune Berglund Steen, recuerda en declaraciones a Nettavisen que “la gente ve lo que quiere ver y lo que quiere ver son musulmanes peligrosos. En cierto modo, es una prueba interesante sobre lo rápido que algunos pueden encontrar confirmación de sus propias ilusiones”. Y apunta que esta no es una escena típica en Oslo: “Los autobuses no van llenos de islamistas inquietantes y tampoco suelen tener tantos asientos vacíos”.
Y es verdad. No lo de los asientos, que eso no lo sabemos, sino lo de vemos lo que queremos ver. O, en ocasiones, lo que tememos ver. El divulgador científico Michael Shermer explica en su libro The Believing Brain que tenemos tendencia a encontrar patrones tanto si las señales que nos llegan tienen significado como si no quieren decir nada. Esto nos ha ayudado a sobrevivir: si oímos un ruido en la maleza, es mejor pensar que se trata un lobo aunque nos equivoquemos. Así lo único que nos llevamos es el susto. En cambio, si asumimos de entrada que es el viento, es más fácil que un depredador nos acabe pillando desprevenidos.
Esta tendencia a encontrar patrones explica, entre otras cosas, que una mancha en la pared nos parezca una cara, que haya tantas teorías descabelladas sobre el asesinato de John Fitzgerald Kennedy o que un montón de ropa en una habitación oscura nos haga pensar en que se ha colado un asesino en serie en nuestra casa con el objetivo de descuartizarnos. Por supuesto, la probabilidad de que tal cosa ocurra es casi inexistente, pero, de nuevo, mejor llevarse un pequeño susto y estar prevenido. Lo que ocurre con el grupo de Facebook racista es lo mismo, solo que a ellos les asusta la idea de toparse con seis mujeres con la cara tapada en un autobús. Cada uno tiene sus miedos y sus obsesiones.
También entra en juego el sesgo de confirmación: en este grupo de Facebook dieron por hecho que se trataba de burkas, porque se suelen encontrar con ese tipo de publicaciones, y no dedicaron más tiempo a fijarse en la foto. Además, los comentarios indignados actuaron como refuerzo.
Carlos J. Álvarez, profesor de Psicología en la Universidad de La Laguna (Tenerife) explicaba a Verne en otro artículo sobre cómo los sesgos nos traicionan que “estamos continuamente filtrando información. Tenemos un sistema limitado de procesamiento y por eso tenemos que seleccionar los datos relevantes y no saturarnos con los irrelevantes”, El problema, claro, es que a veces confundimos unos con otros.