Hillary Clinton, Serena Williams, Aretha Franklin, Oprah Winfrey o Melinda Gates... Cuando las mujeres más poderosas de los Estados Unidos vieron llegar a la fotógrafa brasileña Luisa Dörr se preguntaron: "¿Pero dónde está la cámara?". Habían sido convocadas para un ambicioso proyecto de la revista Time. Dörr, nativa del Estado de Rio Grande do Sul y de expresión angelical enmarcada por unas gafas grandes y melena rubia, solo tenía un iPhone. Está muy lejos de la idea que muchos de los iconos femeninos más influyentes del mundo -el tema este reportaje de la revista- pueden tener de una sesión de fotos. Clinton, por ejemplo, nunca había sido retratada profesionalmente con un teléfono. "La idea le entusiasmó, le pareció súper interesante, pero muchas también dudaron cuando me vieron aparecer", cuenta Dörr en declaraciones a Verne.
Portadas de Selena Gomez y de Katharine Jefferts, la primera obispa presidente de la Iglesia episcopal estadounidense
La campaña ha provocado admiración en redes sociales, con miles de "me gusta" en sus publicaciones en Instagram. Pero Luisa Dörr, que a sus 28 años dista de ser una fotógrafa veterana, fue una apuesta de la revista.
La brasileña no ha firmado exposiciones, ni portadas, pero ha acometido el proyecto FIRSTS, una idea que TIME tuvo de retratar a las 46 mujeres estadounidenses más relevantes del país. Son iconos femeninos que están cambiando el mundo: las primeras en pisar el espacio exterior, en ganar 23 grandes slams de tenis, en aspirar a la presidencia de la mayor potencia del mundo, en dirigir la Reserva Federal o en amasar una fortuna de 40.000 millones de dólares... Mujeres acostumbradas a grandes cámaras, lentes, flashes, productores, maquilladores, una tropa de asesores y decorados y que, esta vez, se someterían a la practicidad y el silencioso clic de un teléfono móvil, como cualquiera de nosotros.
Dörr fotografiando a Nikki Haley, hija de inmigrantes indios y embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas
Así, si allí donde el sueño de un fotógrafo es publicar una portada en la prestigiosa revista, Dörr ha ilustrado 12 de una tacada. Uno de sus retratos favoritos, el de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal, se hizo en apenas dos minutos, el tiempo que le concedió la protagonista. Fue suficiente para activar el modo HDR del aparato, enfocar el rostro terso y amable de la economista, el paisaje de Washington a sus espaldas y convertirla en portada.
Aretha Franklin posa para el iPhone de Dörr
¿Por qué Dörr y por qué un iPhone? La editora de fotografía de Time, Kira Pollack, nunca había oído hablar de la brasileña hasta que se topó con su trabajo en Instagram, donde Dörr cuenta con cerca de 66.000 seguidores.
La primera foto que vio fue la de Maysa, una joven negra de la periferia de São Paulo cuya trayectoria Dörr sigue desde 2014, cuando la chica, entonces con 11 años, se presentó y ganó una especie de Miss São Paulo, pero solo para jóvenes negras, un reflejo más de la batalla contra el racismo en Brasil. "Fue sorprendente, un retrato sincero y poético", recordó Pollak en su revista sobre cómo le sedujeron las fotos de Dörr.
No era solo Maysa. La cuenta estaba llena de retratos simples de mujeres bañadas por chorros de luz natural, en jardines, playas, iglesias, calles y jardines. Composiciones, a veces, espontáneas y, a su vez, magnéticas. "Las fotos eran increíblemente consistentes. En su biografía, había escrito: 'Todas las fotos están tomadas con un iPhone'. La contacté inmediatamente", cuenta Pollack.
Esa naturalidad era lo que pedía el proyecto, y eso obligaba a usar la misma tecnología. "Kira me invitó porque quería que hiciese las fotos del proyecto como en mi Instagram. Y eso solo era posible con un teléfono. No podía funcionar con una cámara, yo fotografío diferente y el sujeto reacciona diferente", cuenta Dörr, en su camino de vuelta a Itacaré, un pequeño y humilde pueblo playero del Estado de Bahía donde vive con su marido español. Los retratos comenzaron con un iPhone 5S, pero la mayoría fueron tomados con un iPhone 7plus. Son el primer portfolio de Time hecho con un teléfono.
"Fotografiar con un iPhone no significa que sea más fácil. Hay que pensar en la foto de la misma manera, pensar en la composición y trabajar con la luz que tiene. Luz natural, sea cual sea", alerta Dörr ante la pregunta de si su trabajo puede considerarse menos profesional que el realizado con una cámara. "Este proyecto va más allá del uso del teléfono. El móvil fue escogido por la estética, pero la idea y la creatividad de cada foto no las piensa el iPhone, las pienso yo".
Dörr llevaba tiempo fascinada por "los paisajes y topografías de los rostros de las mujeres", por cómo la vida y el tiempo escriben sobre ellos, "no solo con marcas físicas, sino con trazos más espirituales". Uno de sus proyectos que aún no ha visto la luz, El Velo de las Novias, tiene como protagonistas a mujeres de la Congregación Cristiana de Brasil. Es la iglesia evangélica más ortodoxa con las mujeres -tienen prohibido, entre otras cosas, cortarse el pelo-, pero abrieron durante meses la intimidad de sus casas para la fotógrafa.
El velo de las novias
Dörr también fotografió para EL PAÍS una historia femenina que concibió a las vísperas de los Juegos Olímpicos sin tener muy claro de dónde sacaría a sus protagonistas. "Quiero retratar a las mujeres que migran a Río de Janeiro para prostituirse durante el evento. Sé que existen, pero quiero fotografiarlas sin la vulgaridad que siempre las estigmatiza. Quiero que se vean bonitas, que se vean como mujeres y no como prostitutas", le dijo entonces a esta corresponsal.
Parte del reportaje de Luisa Dörr en Río de Janeiro publicado en EL PAÍS en 2016
El reportaje parecía prácticamente imposible por su logística, pero Dörr insistió y siempre creyó en que lo conseguiríamos. Así fue. Las mujeres no mostraron su rostro, por respeto a sus familias, pero se prestaron a todas las sesiones de fotos que ella pidió. Ninguna exigió dinero. Solo pidieron quedarse con las fotos.
Fotografía y 'smartphone' en la portada de 'TIME'
Héctor Llanos Martínez
Con la llegada del primer iPhone, allá por 2007, llegó también la nueva era de la fotografía: a nueva herramienta, nuevos códigos. Luisa Dörr los ha empleado para su catálogo de retratos femeninos que protagonizan la portada de TIME.
En apenas una década, el llamado fotoperiodismo de smartphone se ha abierto camino en la cultura de la sobreinformación, en especial a través de las redes sociales. El ascenso ha sido vertiginoso.
Una fotografía tomada con este aparato llegó por primera vez en 2012 a la portada de la revista, cuyo prestigio se ha construido a lo largo de las décadas a partir de la calidad técnica y la singularidad de sus imágenes. Como experiencia piloto, la publicación decidió mostrar la última hora del huracán Sandy a través de Instagram. Una de esas instantáneas terminó en la primera plana de su versión en papel.
“Nadie ve el mundo en blanco y negro o con los tonos de las imágenes de un periódico o de una revista, pero todo el mundo las entienden como reales. Lo mismo puede ocurrir con las fotografías de un teléfono”, nos argumentaba uno de los integrantes de Mobile Photo Group (MPG), Theodore Kaye.
Se trata de un colectivo internacional formado por fotógrafos de distintas disciplinas informativas y artísticas cuya herramienta de trabajo es su teléfono. Buscan dar lugar profesional a una actividad que, defienden, ni es amateur ni está siempre relacionada con el periodismo ciudadano.