Salvador Martínez, de 19 años, está cursando su primer año de Derecho en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (Morelia). A diferencia de la mayoría de sus compañeros, él no llevaba una bolsa o mochila a clase, sino que cargaba los libros en brazos. “Notamos que no llevaba una incluso cuando llovía o cuando salíamos muy noche de clase”, comenta Zahorí Pineda, compañera de Martínez, a Verne vía telefónica. “Yo les propuse (al resto de los estudiantes) que juntáramos dinero para comprarle una mochila y lo sorprendiéramos”.
El resultado del plan se ve en un video, tomado y publicado por Pineda el 19 de septiembre, mismo día de la sorpresa (el sismo no afectó la zona de Michoacán). La publicación original es privada, pero otras páginas y usuarios de Facebook han difundido el video el pasado fin de semana. Tan solo una versión registra más de 4,4 millones de reproducciones y más de 44.000 compartidos en tres días. Unos días más tarde, Pineda tuiteó el video en su cuenta.
Los 15 compañeros que participaron en la vaquita escribieron un mensaje junto al regalo a Martínez, a quien llaman Chava: “De parte de tus compañeros de la sección 18, te regalamos esta mochila, esperamos sea de tu agrado”. En el video, se ve al estudiante conmovido por el gesto. “En ese momento sentí mucho gusto, cuando dijeron que me la regalaban de todo corazón”, dice Martínez a Verne vía telefónica.
El adolescente es originario de El Coire, una comunidad de 385 habitantes en el sur de Michoacán. Martínez es el primero de su familia—conformada por sus padres y seis hermanos—en estudiar una licenciatura. “Aunque haga falta dinero, yo decidí hacer el esfuerzo de seguir estudiando”, dice. Uno de sus maestros en la comunidad lo motivó a acudir a la universidad. “Por él tomé interés y dije, me voy para Morelia, aunque tenga que sufrir.”
Martínez hace turnos de mesero algunos días a la semana para cubrir los gastos de vivienda y su familia le ayuda económicamente “con lo que puede”, explica. Una mochila no estaba dentro de sus posibilidades. “Una semana antes, mis compañeros me preguntaron que si quería una y les dije que sí, pero no sabía que la iban a comprar, me sorprendieron”, cuenta el estudiante.