Si no lo vemos, creemos que no está pasando. La invisibilización es uno de los problemas que afectan a las personas más desfavorecidas. Y no solo no las vemos en la calle. Tampoco las vemos en las redes sociales, pero están ahí. En España hay muchos grupos de Facebook cerrados en los que estas personas piden (u ofrecen) ayuda para obtener productos básicos, ya sean alimentos, ropa o un electrodoméstico. Casi siempre hay otra persona que, a cambio de nada, está dispuesta a ayudar.
Son grupos con miles de miembros y repartidos por toda España. Suelen funcionar a nivel local o, como mucho, provincial, de forma que las donaciones no impliquen grandes desplazamientos. El funcionamiento es sencillo: lo más normal es que alguien publique en el muro del grupo aquello que quiere regalar, pero también hay ocasiones -menos a menudo- en las que alguien pide y la persona que pueda ayudar contesta. Después se habla por privado.
La conversación anterior es una de las publicaciones del grupo de Facebook Yo regalo o necesito España (Madrid), con más de 10.000 miembros. Una de las administradoras del grupo es Yenia González, una madrileña de 29 años. Encontró el grupo en 2013, pocos meses después de su fundación, por necesidad: "Entré en el grupo como usuaria. Me acababa de separar del padre de mi hija y estaba en una situación muy mala. El grupo me ayudo muchísimo", dice a Verne por teléfono, como el resto de entrevistadas en este artículo.
Todas las personas que se han prestado a participar en este artículo son mujeres. Tanto entre los miembros de los grupos como en la administración de los mismos son mayoría.
Poco tiempo después, González encontró trabajo, pero no se desligó del grupo. Al contrario. "Igual que me ayudaron a mí, yo también quería ayudar". Su relato es muy parecido al de May Torres, cordobesa de 52 años y administradora del grupo de más de 5.000 miembros Te regalo lo que ya no necesito, trueque y mucho más Córdoba España: "Cuando fundé el grupo, mis niños y yo pasábamos hambre. Lo hice por necesidad, a ver si alguien me echaba una mano. Pensé que como yo tenía que haber mucha gente".
Raquel Cortés, gerundense de 27 años, también fundó un grupo de Facebook por el estilo por necesidad. "Tenía problemas de salud y no llegaba a fin de mes. De la necesidad salen las ideas". En su grupo, como en los anteriores, está prohibido vender. En Intercambios en Gerona (2500 miembros), como su propio nombre indica, se intercambia en vez de donar. Estos son dos ejemplos recientes:
Muchos de los grupos se llaman "No lo tiro, lo regalo" y el nombre de la ciudad. María Trejo lleva cuatro de sus 48 años gestionando No lo tiro, lo regalo Badajoz, con 12.000 miembros. "Todo empezó porque unas amigas y yo veíamos que teníamos ropa por casa a la que no dábamos uso. Así empezó el grupo de Facebook y no ha parado de crecer", asegura Trejo.
En este grupo no se puede cerrar la donación por privado. Cada uno tiene sus normas, pero en esencia son muy parecidos. Por ejemplo, No lo tiro, lo regalo. Cádiz en movimiento, con 37.000 miembros, está organizado por varias administradoras que recogen las donaciones y las reparten a las personas que las necesiten. "Cada una somos de un pueblo de la provincia de Cádiz. Tengo el garaje tan lleno de donaciones a repartir que no puedo aparcar el coche", dice Begoña Espada, de 39 años.
Las normas son, precisamente, uno de los problemas habituales del grupo. Hay que pedir permiso para entrar, así que si no estás dispuesto a cumplirlas mejor no hacerlo. Algunos miembros se empeñan en vender productos a cambio de dinero, pero no tardan en ser advertidos o expulsados. Todas coinciden al señalar que hay más mirones que participantes reales. "En mi grupo, la mitad son argentinos", dice la administradora cordobesa. Otra queja compartida es la de ciertas personas que recogen donaciones y después las venden en grupos de venta o Wallapop. "Tardamos poco en localizarles y expulsarles", dice la madrileña González.
Amistades y mucha ayuda
Estos grupos de Facebook han fraguado muchas amistades, que se confirman más fácilmente con el estómago lleno. "Hubo una vez que me animé a hacer una perola de cocido enorme. Lo puse en el grupo y aparecieron ocho personas que no había visto en mi vida. Cada uno se fue comido y con su tupper de cocido. Sin darte cuenta, haces muchos amigos", cuenta Torreras desde Córdoba.
Navidad y Reyes Magos son dos fechas en las que estos grupos registran más actividad de lo normal. "En esas épocas la gente apura hasta el final, pero cuando no pueden más acaba pidiendo ayuda en el grupo. Les animamos a participar, que estamos para eso", indica la gaditana Espada.
González, la administradora madrileña, asegura que intermediar en estos grupos te hace vivir situaciones complicadas: "Hace un par de años, una señora de 40 años contactó con nosotros porque necesitaba ropa de bebé. En estos casos extremos nos desplazamos. No tenía nada. Su hijo llevaba un body de manga corta y hacía un frío terrible. Le preguntamos por qué no le ponía otro y dijo que solo tenía uno más. Estaba húmedo. Yo pasé por situaciones muy complicadas, pero no tanto. Ver esas cosas te empuja a ayudar".
En los grupos también se pueden encontrar anuncios de trabajo y recaudaciones puntuales. "Una vez hicimos un bote para comprarle una silla de ruedas a un anciano. Conseguimos el dinero enseguida. También hicimos una colecta para una niña que sufre una enfermedad rara", dice Trejo desde Badajoz.
Según el informe El estado de la pobreza en España de la Red Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estados Español (EAPN), casi 13 millones de personas se encuentran en riesgo de pobreza o de exclusión social. Como decíamos al principio, son invisibles. Así los definió el presidente de EAPN, Carlos Susías, al presentar el informe. El estereotipo es el de personas que piden en la puerta de la iglesia, pero no: un 30% tiene trabajo y un 15% ha alcanzado estudios superiores. Las administradoras de los grupos aseguran que reciben menos peticiones que hace un par de años, "pero sigue habiendo muchísimas personas con problemas gravísimos", coinciden.
Estos grupos solidarios, por numerosos que sean, no llegan ni a una pequeña parte de la cantidad de miembros que tienen los de compra-venta. En estos grupos hay cientos de miles de personas con dinero de por medio. Facebook lleva bastante tiempo incentivando este tipo de transacciones.