Es probable que, si nos preguntan por la vida de Cristiano Ronaldo o por las últimas novedades de Facebook, sepamos contestar a la primera. Pero luego se nos escapan detalles como la profesión de nuestros abuelos o el cantante preferido de nuestra madre. Conocemos la vida de los famosos a través de redes sociales mejor que la de nuestra propia familia.
Eso es lo que les pasa a los protagonistas del nuevo anuncio de Ikea, Familiarizados, cuando participan en un curioso concurso: quien falle una de las preguntas que se le plantea, debe abandonar la cena familiar de Navidad. Todo va bien cuando se trata de cultura general sobre Internet y redes sociales. Cuando llegan las cuestiones más personales, las mesas se van quedando vacías.
Las mesas de cada familia se van vaciando
Los datos de las propias compañías tecnológicas tienen una explicación para esto. Si tienes un iPhone, lo desbloqueas una media 80 de veces cada día, según cifras de la propia Apple. Otro estudio anterior apuntaba que los usuarios de Android lo usan en 110 ocasiones diarias. Vivimos enganchados a las redes sociales y las nuevas tecnologías y apenas sabemos nada de las personas que nos rodean.
No es solo cosa de jóvenes
Como demuestran los datos anteriores, esta adicción no es solo cosa de jóvenes. Los padres cada vez miran más sus pantallas y menos a sus hijos, que a su vez imitarán el comportamiento de sus padres a medida que se hacen mayores.
"El que los padres estén pendientes de su teléfono o se distraigan cuando juegan con sus hijos podría afectar a los niños en cuanto al desarrollo de su propia capacidad de atención", apuntaba en 2016 un estudio publicado en la revista científica Current Biology.
El uso excesivo de móviles afecta a la relación entre padres e hijos
A veces es inevitable, porque la única forma de conciliar es llevarse el trabajo a casa a través del teléfono. Pero este comportamiento, que también se da en la mesa a la hora de comer y de cenar, tiene un efecto negativo en las interacciones familiares y en especial en los hijos. La falta de atención de unos padres pendientes continuamente del móvil puede afectar a su autoestima, apunta un estudio de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP).
Y el problema empieza desde el principio de la relación entre padres e hijos. La Boston University Medicine School ya lo advertía en uno de sus escritos de 2015: no es buena idea recurrir a menudo a las tablets para entretener a los bebés. Ni son niñeras ni tampoco son chupetes electrónicos.
Los responsables del estudio dudaban seriamente de que el uso de las tabletas ayuden a los niños menores de 30 meses a desarrollar su empatía o su capacidad para resolver problemas. Que se diviertan con bloques de construcción de juguete será siempre más beneficioso, apuntaban.
Quizá va siendo hora de desconectar para conectar de nuevo con nuestros seres queridos, como plantea este anuncio de Ikea. La empresa ha creado una versión del juego digital Familiarizados, con la que sólo se podrá jugar con el teléfono en “modo avión”, para que no solo nos desconectemos, sino que podamos pasar un buen rato en familia conociéndonos un poco mejor.