De las más de 3000 personas que este año se presentaron en España a la Red Bull Batalla de los Gallos -la competición de freestyle más importante de habla hispana-, únicamente dos mujeres estuvieron entre los 48 aspirantes que llegaron a la semifinal: Sara Socas (Tenerife, 1997) y Erika dos Santos (Madrid, 1997). Aunque finalmente ninguna de ellas consiguió la plaza, su presencia ha logrado marcar la diferencia en un mundo en el que la gran mayoría de competidores son hombres.
“Mucha gente me ha llegado a preguntar si las batallas no eran solo para chicos, a lo que yo les respondo que no, que esto es como cuando las mujeres no jugaban al fútbol porque estaba mal visto”, cuenta una Sara Socas ataviada con la camiseta de la competición. Repasando los 15 años de historia del evento, todos los ganadores han sido hombres. España es el país que más veces ha logrado alzarse con el cinturón del campeonato a nivel internacional gracias a Rayden (2006), Noult (2009), Invert (2014), Arkano (2015) y Skone (2016).
La escasa representación de mujeres es, según Socas, “una cuestión de números. De toda la gente que se presenta a la prueba solo 15 o 20 son pibas. Es una diferencia brutal que yo no he visto en ningún otro sector”. Para la rapera tinerfeña este ha sido su primer año participando en una Red Bull Batalla de los Gallos después de tres años improvisando rimas. Ya ha logrado ganar otras competiciones como la Girl Battle 2017, la Femme Battle 2018 o la Batalla de Azuqueca 2018.
Por su parte, Erika dos Santos - más conocida como Erika2Santos - lleva ya cuatro años participando en el certamen nacional. Aunque su primera participación en una Batalla de los Gallos fue en el año 2016, su contacto con la música rap empezó mucho antes. “Mi primer recuerdo es en 2010 en mi salón”, cuenta Erika en una entrevista en Madrid, “escuchaba a gente como Chojin y Porta y me animé a hacer freestyle. Fue una época un poco chunga para mí y fue una manera de desahogarme, echarlo todo fuera y ver que no estaba sola”.
Para Socas, que empezó rimando en una fiesta con sus compañeros de Periodismo y Comunicación Audiovisual, la propia Erika fue un referente. “Yo acudí a ella como fan. La entrevisté para un trabajo de la universidad y acabamos haciendo rimas y bebiendo cerveza. Todo muy surrealista”. A raíz de este encuentro se forjó una amistad que se puede apreciar a simple vista, aunque la tinerfeña le reproche entre risas que “como siempre, tardó un par de días en responderme al Whatsapp”.
Juntas, además de improvisar, han impartido talleres en institutos de la Comunidad de Madrid para adolescentes en riesgo de exclusión social. "Hay gente que cree que existe rivalidad entre nosotras porque no está acostumbrada a que haya mujeres en el free, pero es lo último que busco. Eso haría que una de las dos se cansara, se fuera y que volviéramos a lo mismo”, afirma Erika. Una opinión que Socas comparte: “Erika no está para suplantarme a mí, ni yo a la anterior, ni las que vengan a las siguientes… Para las pocas que somos, un poco de sororidad y orden en la sala”.
Cada vez son más las mujeres que, en parte gracias a ellas, ven cómo es posible llegar a hacerse un hueco en el mundo de la improvisación. “Igual yo no lo reviento pero me están viendo miles de personas y eso significa que también me ven las chicas que escuchan free. Muchas me escriben diciendo que quieren competir y yo las animo a entrenar. Hay que vencer el síndrome del impostor que hace que las mujeres no nos creamos que podemos hacer cosas que sí podemos”, afirma Socas.
Sus técnicas para entrenar y estar a punto para la competición son de lo más diversas. Además de rimar solas con un generador de palabras y bases de fondo, también se juntan para hacer lo que Socas define como “batallas de humor negro”. Ambas van cogiendo referencias que luego usan en los campeonatos. “Yo trato de aprender de la actualidad, de las noticias, pero ampliando mi rango. Si por ejemplo leo sobre boxeo, pues que sea sobre chavales y chavalas”, cuenta Dos Santos.
Pero no es únicamente este “síndrome del impostor” al que se refiere Socas lo que frena a muchas mujeres, también es el miedo a enfrentarse a los duros comentarios de la gente. Erika recuerda el caso de Bloody, una chica que decidió retirarse de la competición en 2018 tras ver la avalancha de comentarios negativos que hubo en su contra: “Me dio mucha impotencia. Incluso referentes del freestyle dijeron que estaba ahí por ser tía. Si ya de primeras te cuesta meterte, entiendo que viera eso y dijera que al final no estaba dispuesta”, explica Dos Santos. En el vídeo que encabeza este artículo, las dos responden ante las cámaras de Verne a una serie de comentarios que la gente las ha ido dedicando en redes.
Sin embargo, tanto Socas como Erika no se plantean rendirse y ambas sitúan su futuro dentro del mundo del rap. “La música es lo que voy a intentar y si no me sale bien ya se verá, yo no me voy a parar nunca”, sostiene Socas, que planea sacar a finales de septiembre un EP con cinco canciones propias y una colaboración. En el caso de Erika sus planes son, según sus propias palabras, “aprender mucho para saber por dónde tirar, seguir con los talleres para chavales en riesgo de exclusión social y... ¡quererme mucho!”.
Una plataforma para dar voz a las freestylers
La cuenta de Instagram Las chicas del free (que actualmente acumula más de 12.000 seguidores) nació con la idea de dar impulso a las mujeres que se dedican a improvisar rimas. Sus creadoras vieron que era necesario un cambio dentro de un mundo que parecía estar copado por hombres, y se decidieron a crear una plataforma que mostrase que las chicas también rapeaban.
Dentro de sus publicaciones se puede encontrar desde batallas profesionales a beefs callejeros en los que sus protagonistas son mujeres. Además, se recogen rimas célebres e incluso entrevistas con muchas de estas freestylers.