Carmen, Ana María, Felisa, Evelyn, Verónica, Guadalupe, Alejandra… y así hasta completar la lista de las 1.028 mujeres asesinadas por violencia de género en España desde 2003, año en el que comenzó el recuento. Hoy se conocía la última víctima, Sara (26 años), asesinada por su pareja en Granadilla de Abona (Tenerife). Más de medio millar de personas se han congregado esta mañana a las puertas del Ayuntamiento de Madrid, portando un cartel con el nombre de cada una de estas víctimas.
“Vox quiere esconder a estas mujeres asesinadas, nosotras decimos que no, y las visibilizamos así, mostrándoselas en la cara”, explica la artista Yolanda Domínguez. Ella es la artífice de esta convocatoria que nace como respuesta a la falta de declaración institucional por parte del consistorio madrileño en este 25 noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. El partido de ultraderecha se ha negado a condenar la violencia de género, pero eso no impide que exista tal declaración, ya que no tiene por qué haber unanimidad entre todos los grupos políticos.
“Esto es una vergüenza, no se dan cuenta de que ese discurso político manda un mensaje muy claro: impunidad para que nos sigan agrediendo y matando”, se queja Cristina Martínez, de 25 años, durante la concentración. Su compañera, Coral Andrés, de 24 años, está “harta de sentir miedo”. “El otro día tuve que llamar a mi madre otra vez a las cuatro de la mañana cuando volvía sola a casa, ¿cuándo va a parar esto si desde las instituciones se niega la violencia contra las mujeres?”, se pregunta.
Mientras los manifestantes –más de 500, según la organización– portaban y gritaban los nombres de las mujeres asesinadas por violencia machista en la puerta del Ayuntamiento, en el interior del edificio se celebraba un acto institucional. “No vamos a dar ni un paso atrás (en la lucha contra la violencia de género)”, decía la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís (Ciudadanos).
“Por supuesto es una vergüenza lo que está haciendo Vox, pero la culpa también la tienen sus socios de gobierno, son sus cómplices”, dice Nati Cabello, de 65 años, que había venido a pasar el fin de semana a Madrid desde Burgos y ha retrasado la vuelta para asistir a esta concentración.
Guillermo García, de 48 años, levanta su cartel con el nombre de María Estela, su hija Catalina, de 2 años, lleva el de Maite: “Lo que yo le enseñe ahora a mi hija, lo que la sociedad le enseñe es el camino que va a seguir. Si no se reconoce la violencia contra las mujeres o si se muestra como una opción, imagínate qué futuro le espera”.
“Como mujer, ciudadana y madre de un niño y dos niñas, el retroceso al que nos quieren someter es intolerable”, dice Beatriz Torralba, de 41 años, mientras la gente corea “Vox vete al siglo XVII”.
Convocatoria en redes sociales
Domínguez lanzó la semana pasada esta convocatoria a través de Twitter y en unas horas notó “la respuesta positiva de la gente”. Aquel tuit, al que después han precedido otros con actualizaciones de la convocatoria, ya ha superado los 6.000 retuits y los 10.000 “me gusta”. “Lo planteé como una posibilidad, pero viendo la repercusión, decidí seguir con ello”, explica la artista, conocida por otras acciones performativas como la que organizó en ARCO 2018 para visibilizar el papel de las mujeres en la feria.
Una vez conseguida y contrastada la lista de mujeres asesinadas por violencia machista en varios medios de comunicación y sitios web como Feminicidio.net, Domínguez maquetó sus nombres, su edad, y la fecha y provincia de sus asesinatos en diferentes carteles para que los asistentes pudiesen portarlos. El Calotipo Design & Printing Studio de Zaragoza ha impreso los nombres para Domínguez de forma gratuita.
“Se ha quitado el apellido porque no queremos despertar más dolor en las familias”, aclara y lamenta que en esta lista solo se incluyan aquellas asesinadas por sus parejas o exparejas. “Hay muchas más mujeres asesinadas por hombres fruto de esta cultura machista, pero no cuentan, como tampoco cuentan las maltratadas en vida”, añade.
Una de estas víctimas a las que se refiere Domínguez, se encuentra en esta convocatoria. “Yo era una mujer maltratada hasta hace seis meses y me ha costado mucho salir de ahí”, dice Sonia (nombre ficticio), de 34 años, entre lágrimas. “Yo ya no siento miedo, cuando has sufrido tanto, el miedo se naturaliza, lo que siento es rabia y no voy a parar de luchar”, añade.
El partido ultraderechista también ha conseguido evitar la declaración institucional contra la violencia machista en la Comunidad de Madrid y en otros gobiernos autonómicos como el de la Comunidad Valenciana y municipales como Córdoba, Sevilla, Granada y Jaén.
Algunos de los 1028 nombres ante el Ayuntamiento de Madrid / Samuel Sánchez