La Central de Abasto de Ciudad de México es un espejo de la Economía del país. Desde las seis de la mañana los carretilleros se abren paso por los pasillos para surtir los establecimientos de frutas, legumbres y abarrotes. “Pásele, marchanta, qué le damos”, es uno de los griteríos que más se escucha para atraer a los compradores.
Antes que los gritos, los letreros que anuncian los precios de los productos es lo que más llama la atención. “Si no quiere fruta, váyase a la verdura”, se puede leer en una de las cartulinas fluorescentes. Se trata de un juego de palabras de doble sentido que causa risa en muchos de los compradores.
El autor de estas frases es José Luis Jiménez, mejor conocido en los pasillos de este gran mercado como “El Brody”. Más de la mitad de su vida la ha dedicado a vender cartulinas rotuladas en uno de los mercados más grandes del mundo. “Las palabras son bonitas: las que tienen un buen sentido y también las que tienen un doble sentido atraen a la gente”, dice el rotulista a Verne. “Aunque no te compren, se paran a ver la mercancía. Cada mercado tiene algo chusco, algo agradable, y las palabras siempre llaman la atención”, comenta.
Con 56 años, “El Brody” ha sido testigo de los vaivenes de la Economía en el país. “Aquí se nota en los precios cuando algo pasa”, dice. Uno de los rótulos que más recuerda es cuando hizo uno para el precio del chile serrano, que tuvo un aumento tras una helada. 130 pesos (unos 7 dólares) por kilo. “Aprovecha uno para hacer bromas con el precio del chile, ya sabe”, dice el rotulista. También recuerda cuando aumentó el preciodel limón o del aguacate. “Lo curioso es que entre más caro está, las personas más lo compran”, destaca.
Sus letreros sirven para anunciar el precio de un sinfín de productos. Además de los clásicos para frutas y legumbres, elabora cartulinas para ropa, zapatos, contenedores y hasta aparatos eléctricos. “Es la publicidad de la gente, ellos saben qué es lo que quieren y yo lo pongo”, dice.
La ortografía de sus rótulos es clave. Algunas de las palabras llevan una tilde muy marcada, mientras que en otras ocasiones el error es deliberado. “Tengo un cliente que me pide siempre que zanahoria lo escriba con la letra s. Yo lo hago, porque al final es el cliente el que sabe lo que quiere”, comenta. "Y llama mucho la atención", reconoce.
En el universo de mercancía de la Central de Abasto, “El Brody” ha construido su vida entera. Conoció a su esposa Oliva Pulido, una vendedora de periódicos, en el mismo pasillo donde Jiménez elabora sus rótulos desde la madrugada. “Primero nos caiamos mal, pero después, como dicen, pasamos del odio al amor en este mismo pasillo”, comenta Pulido. Ella le ayuda a distribuir sus rótulos y los artículos de la papelería del que también es propietario.
Diariamente, Jiménez y su esposa elaboran entre 50 y 60 cartulinas que se pueden comprar desde los 5 y hasta los 35 pesos (hasta 1,5 dólares) por un anuncio de 60 por 40 centímetros. “Dios te bendiga” y “lo más hermoso eres tú”, junto al precio de un producto es uno de los mejores deseos que suele poner "El Brody" con diversas tintas de marcador. “Me siento muy privilegiado”, asegura. “La gente me conoce y me saluda. Los domingos, a veces vienen a sacarse fotos conmigo”, dice.
Aunque no todos los establecimientos hacen uso de sus rótulos, Jiménez es una celebridad entre los pasillos de este gran mercado. El estilo de su caligrafía, pero sobre todo, sus frases, son los que lo han lanzado a la fama. “Pienso hacer esto hasta que Dios me dé permiso”, dice “El Brody”, quien diariamente va a la Central de Abasto a hacer lo que mejor le sale: la publicidad en láminas fluorescentes.