Cuenta una leyenda náhuatl que el tlacuache fue enviado al inframundo luego de que los dioses despojaron a los hombres del fuego. “Al ser astuto y hábil, fue enviado a rescatar el fuego, pero al llegar se dio cuenta que no tenía un leño, por lo que usó su cola, que le quedó sin pelo”, relata el escritor Mardonio Carballo. Este marsupial es una de las especies de Ciudad de México que se ha adaptado a vivir en el entorno urbano y cada vez son más visibles debido a la disminución del tráfico en la capital mexicana derivada de la contingencia sanitaria por la Covid-19.
“Los tlacuaches y los cacomixtles han cambiado su comportamiento y se acercan más a las casas”, dice a Verne Yolanda Hortelano Moncada, investigadora del Instituto de Biología de la UNAM.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Movilidad de Ciudad de México, desde que inició la contingencia, el tráfico ha disminuido hasta 77% respecto de los días con más tránsito de enero y febrero de 2020. “Estos animales son predominantemente nocturnos, pero están muy asociados al comportamiento humano”, refiere Hortelano. “Ahora que las personas están más en sus casas se pueden percatar de la presencia de estos animales, que salen más de día a buscar alimento”, dice la bióloga.
El tlacuache (Didelphis virginiana) vive en las zonas cercanas a las reservas naturales. Su nombre proviene del náhuatl tlacuatzin (tla, que significa fuego, cua, mordisquear o comer y tzin que significa chico o pequeño) que significa “el pequeño que come fuego”, en referencia a la leyenda náhuatl. En muchas ocasiones a los tlacuaches se les confunde con ratas, pero son muy distintos. “Su alimentación ayuda a mantener a raya a ciertas plagas de insectos”, dice Hortelano.
El cacomixtle (Bassariscus astutus) es un mamífero perteneciente a la misma familia que los los mapaches, olingos y coatíes. Es un ágil trepador, por lo que es posible verlo en los árboles, y en el pasado fue muy perseguido por su piel. “La mayoría de las especies prefieren huir ante la presencia de humanos, pero ante la falta de personas y la infraestructura que los acompaña, es más fácil que se acerquen, sobre todo si hay comida disponible”, dice la bióloga de la UNAM.
En la Ciudad de México hay registro de 83 especies de mamíferos, entre murciélagos y roedores, entre los que se encuentran estos animales. Aunque su presencia se ha hecho más evidente, Hortelano considera que no van a repoblar las áreas urbanas. “En la medida en que los humanos regresen a su actividad, estos animales también van a volver a ocultarse”, indica. "Lo mejor es no acercarse a ellos y llamar a la brigada de vigilancia animal si están atrapados", aconseja la especialista.
La fauna de diversas ciudades ha sido mucho más visible debido al confinamiento. En Acapulco (Guerrero), se han observado ballenas cerca de la bahía ante la ausencia de embarcaciones, mientras que en otras ciudades se han observado zorros, zarigüeyas y otras especies recorriendo espacios a los que antes no se acercaban por la presencia de los humanos.