En su bio de Twitter, Ikisabi cuenta que se crió en un videoclub. Exagera, pero tampoco tanto: “Tenía 3 años cuando mis padres fundaron el negocio familiar, un videoclub. Me ponían una silla delante de la televisión y veía películas sin parar cuando no tenía fútbol o no me podían cuidar en casa”, cuenta a Verne por correo electrónico. También ayudó en el negocio de adolescente: “Me encantaba recomendar películas, a pesar de que por entonces no había visto tantas”. Aunque el videoclub ya cerró, Ikisabi (alias de Juan Antonio Tormo júnior, mallorquín nacido en el 85) sigue viendo cine y recomendando títulos y autores en sus cuentas de YouTube y Twitter, donde las organiza en extensos hilos temáticos: por país de origen, por género, por temas…
En uno de los últimos recomienda películas de países que no son especialmente conocidos por su producción cinematográfica, para acercarnos así a producciones como The Red Phallus (2018, Bután), Mongol (2007, Kazajstán), Estación central (1958, Egipto) y Timbuctú (2014, Mauritania), entre muchas otras (el hilo completo está al final del artículo).
Tormo cuenta que es un gran aficionado a la cultura asiática. Empezó viendo películas de “países como Japón, China, Corea del Sur o la India debido a su gran volumen de producciones y porque tienen mayor aceptación en occidente, son más accesibles. Pero mi curiosidad me llevó a rebuscar y curiosear otras nacionalidades”. Se fija en los estrenos en festivales y está atento a las que llegan a cines, DVD o plataformas digitales: “No es imposible encontrarlas, aunque el catálogo a veces se quede limitado dependiendo de tu apetito cinéfilo”.
En su opinión, cada vez hay más gente que quiere “ver películas de otras nacionalidades. El cine puede ser una ventana al mundo donde aprender y descubrir otras culturas”. Al respecto, recuerda la frase de Bong Joon-ho, director de Parásitos, durante la ceremonia de entrega de los Globos de Oro: “Si superáis la barrera de una pulgada de altura que son los subtítulos, vais a descubrir muchas más películas increíbles”.
Precisamente uno de sus hilos más compartidos fue el dedicado al cine de Corea del Sur, que compartió poco antes de que Parásitos se llevara cuatro Oscar, incluido el de mejor película: “Fue un paso asombroso y muy importante para los Oscar, y un momento histórico que hasta me emocionó (yo voté en mi quiniela por ella). No creo que la película de Bong Joon-ho sea la mejor película coreana que exista, de hecho, ni siquiera es su mejor película, en mi opinión. Tuvo una gran acogida de taquilla y crítica muy merecida y estoy seguro de que en parte la Academia tuvo en cuenta lo oculto del cine coreano todos estos años”.
Entre sus directores favoritos cita a “Hitchcock, Kubrick, Kurosawa, Lynch, Miyazaki, Scorsese, Wilder, Eastwood y Chaplin, entre otros muchos, como a la mayoría”. Pero también le gusta hablar de otros menos conocidos, como Kenji Mizoguchi, Satyajit Ray, Yasujirō Ozu... “Creo que en la variedad está la felicidad -dice-. No importa la nacionalidad de la película, la época o el género, siempre puedes encontrar verdaderas joyas”. Decidirse por un tema u otro depende, cuenta, de su estado de ánimo, de la nostalgia y, como en el caso del cine coreano, de la actualidad.
De hecho, también ve películas de superhéroes: “Por supuesto, hay que ver de todo. Disfruto con las películas de Marvel y me encanta el cine de ciencia ficción. A los 9 años pensaba que Independence Day era la mejor película que había visto y vería en mi vida". Aunque confiesa que estaba "totalmente equivocado", afirma que la sigue disfrutando cuando vuelve a verla.
Todo tiene su momento, cuenta. Por ejemplo, explica que no siempre ha sido un aficionado al cine asiático: “Como muchos, me inicié gracias al anime y a películas de Ghibli, con alguna que otra excepción tipo Tigre y dragón. Sin embargo, la mayoría de países asiáticos y especialmente Japón o China tienen una vasta filmoteca y producen decenas o cientos de películas al año (sin contar a la India, que supera a Hollywood) y tienen un tempo característico al que toca adaptarse para disfrutarlo. Creo que este tipo de cine debe ser uno mismo el que de verdad le interese descubrirlo”. Por cierto, el nombre de su perfil en Twitter procede de la unión de dos palabras japonesas: ikigai, la razón de vivir, y wasisabi, la búsqueda de la belleza en las imperfecciones.
Volver al cine
Durante el confinamiento, está echando de menos a su familia, amigos y compañeros de trabajo. Pero también el cine, claro: “Aunque ahora mismo no es una prioridad entre mis pensamientos, en cuanto los abran seré de los primeros en acudir. Para mí, igual que para tantos, el cine no es simplemente meterse en un espacio cerrado y que te cuenten una historia. Ir al cine es un acto social, me encanta ir con mi pareja o mis amigos, y comentar la película al salir o cenando en un restaurante”.
El mallorquín asegura que ve una o dos películas al día –“ahora, en cuarentena, más”, dice– y también sigue series. ¿Y recomienda alguna película para estos días? “¿Sabes que pasa luego con los listados? Que dan pereza y los acabas olvidando”. Propone recuperar su época de empleado en el videoclub familiar: “Dejaré un tuit fijado en mi perfil con la siguiente pregunta: ¿Qué tipo de película desea ver? Y en cuanto reciba la respuesta a esta pregunta formularé varias propuestas personalizadas”.
Entre tanto, dejamos aquí su hilo con recomendaciones de países con producción cinematográfica poco conocida: