No hay nadie más popular en Portugal que su presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, El Profesor. Desde que ganó las elecciones por mayoría absoluta en enero de 2016, su popularidad nunca ha menguado. Su fórmula es actuar como es: un político de dar abrazos, hablar con todos y poner de acuerdo a la gente. Su campaña electoral fue la más barata de todas y su equipo cabía en un coche que, frecuentemente conducía un hijo suyo.
Nunca ha habitado el palacio de Belem, sede de la presidencia del país, pues prefiere seguir en su casa de toda la vida en Cascais. Allí cada día -salvo durante la pandemia- haga frío o calor, se da un baño a las 8 de la mañana y se seca tranquilamente en la arena mientras turistas o jóvenes autóctonos aprovechan para hacerse un selfie. Generalmente es el mismo Rebelo de Sousa quien coge el teléfono de los fans para hacer la fotografía, pues es quien tiene más práctica. En Portugal se dice que, después de cinco años, todos los portugueses deben de tener ya una foto con su presidente.
El sábado pasado fue a la compra. Quizás le faltaban yogures bifidus, que le encantan, o quizás le faltaba detergente para la lavadora. Así que se puso en la cola de Continente (la cadena de supermercados), con su mascarilla y su bañador azul celeste, uno de sus preferidos. Su presencia no causó ninguna sorpresa entre los ciudadanos, acostumbrados a este tipo de comportamento de Marcelo de Sousa, hoy en una cola del super, ayer sirviendo comidas a indigentes, aunque sí parece haber sorprendido en el exterior. La imagen se ha reproducido ampliamente en Twitter.
Las redes españolas se han mostrado especialmente sorprendidas de que un presidente pueda hacer la compra de esta guisa. Este tuit, por ejemplo, consiguió miles de retuits y reacciones en pocas horas, la gran mayoría desde España. Otras muchas han retomado la imagen en las últimas horas, acumulando reacciones.
Fundador del partido de centro PSD, católico, seguidor del club de fútbol Braga, comentarista en las tertulias de televisión, Rebelo de Sousa decidirá en otoño si se presenta a la reelección, más que asegurada, o si se retira a cumplir una de sus promesas: asistir a enfermos en los cuidados paliativos de hospitales.