Un año más, no te ha tocado la lotería. Tampoco te habías hecho ilusiones, claro, pero algo de esperanza sí que tenías depositada en esos tres décimos (uno de ellos a medias) y cuatro participaciones que llevabas en la chaqueta. Incluso has estado toda la mañana con el Twitter de El País abierto, por si veías asomar uno de tus números. La tarde se presenta algo mustia y mohína, pero no te preocupes: te ofrecemos ocho frases que te ayudarán a consolarte cada vez que recuerdes que sigues sin ser millonario.
1. La lotería es un impuesto que grava a los que no saben matemáticas. Es normal que sigas siendo pobre: sólo había un 5% de posibilidades de ganar algún premio y un 0,00001% de que te tocara el Gordo. Ya lo decía el escritor de ciencia ficción Robert Heinlein: “Pienso en la lotería como en un impuesto para los que tienen dificultades con las matemáticas”, frase que hoy se ha repetido hasta la saciedad. Este argumento tiene un punto débil: sólo sirve si no has jugado. Si has comprado varios décimos es aún peor porque encima te recuerda que has tirado el dinero por no pararte a pensar un poco.
2. Lo importante es la salud. A lo mejor no puedes comprarte un coche nuevo, pero lo importante es que estás sano y puedes seguir madrugando para ahorrar. Si pasas otros ocho años saliendo de la cama a las seis -entre lágrimas, quejas y bostezos- reunirás lo suficiente para comprarte otro coche. De segunda mano. En caso de que tengas un empleo.
3. Si hubieras ganado, no dejarías el trabajo y tu salud emperoraría. Lo dice Materia en un artículo publicado esta mañana, que recoge los resultados de un estudio sueco: sólo el 12% de los ganadores de la lotería deja su empleo y muchos adoptan malos hábitos, como fumar y beber más a menudo. ¿Para qué quieres más dinero? ¿Para pagar las facturas del hospital?
4. Al menos no le ha tocado a mi cuñado. Este último tuit nos da otra clave: mejor no sentir el aguijón de la envidia. Como decía Gore Vidal, “cada vez que un amigo tiene éxito, muero un poco”. En el caso de la lotería, el dolor que produce la felicidad ajena es uno de los motores que impulsan las ventas. ¿Acaso no compraste el número del trabajo o el del bar (por ejemplo), sólo por si le tocaba a todo el mundo menos a ti? Exacto: no podías permitir que alguien fuera un poco más feliz que tú.
5. También es un consuelo que no haya tocado en el bar de abajo. Todos sabemos que la historia que narra el anuncio de la lotería de este año es ficción. Ese Antonio que nos ha guardado el décimo premiado NO EXISTE. Si ha tocado en el bar y bajamos a unirnos al jolgorio confiando en que nos den un sobre con el número premiado, nos arriesgamos a vivir la segunda decepción del día. No habrá sobre y si lo hay será una broma pesada: contendrá un papel arrugado, un número de otro sorteo, o un post-it en el que ponga “haber estudiao”.
6. El año que viene habrá otra oportunidad. Ante el hecho de que el sorteo de la lotería es anual, hay dos actitudes: los que mantienen la ilusión año tras año porque a alguien le tiene que tocar y porque todos los números están en el bombo, y los que asumen de una vez por todas que es casi imposible que toque y deciden no comprar ningún décimo el año que viene. Se trata del primer propósito de año nuevo que se hacen muchos. Y como todos estos propósitos, tampoco se cumple.
7. Desgraciado en el juego, afortunado en amores. En realidad, el refrán es al revés, pero no es mala idea intentar darle la vuelta. Sobre todo teniendo en cuenta que el refrán original tampoco tiene ningún sentido: no hay ninguna conspiración cósmica que asegure que tu vida siempre estará en equilibrio y cuando una faceta te vaya bien, alguna otra fallará. En todo caso, si repites la frase el número suficiente de veces, te la acabarás creyendo.
8. A Carlos Fabra tampoco le ha tocado. Carlos Fabra, expresidente de la Diputación de Castellón, es probablemente el jugador de lotería más afortunado y más famoso de España. Lleva en la cárcel desde el 30 de noviembre y, que se sepa, este año no se ha llevado ningún premio. Excepto el de ver que su leyenda sigue viva en Twitter.