Ya está. Por fin has salido de Ikea después de pasar ocho horas esquivando niños, intentando encontrar las diferencias entre el Tidafords y el Ektorp, perdiendo la lista de medidas y comprándote por quinta vez en tu vida una mesa lack blanca. Pero lo has conseguido: te has llevado casi todo lo que tenías en la lista y, de regalo, un par de lapiceros que acabarán estorbando por casa porque no tienes sacapuntas. Cualquiera diría que lo peor ya ha pasado pero cuando llegas a casa y empiezas a abrir cajas te das cuenta de que no. Los muebles de Ikea, por mucho que queden preciosos en sus catálogos, no son tan fáciles de montar, empecemos a asumirlo. Pero tranquilo, no eres el único. El mundo está lleno de gente que no fue capaz de montar su mueble de Ikea o que lo hizo mal. E internet, especialmente Instagram, llena de imágenes acompañadas del hashtag #Ikeafails con testimonios que te recordarán que no estás solo.
Uno de los mayores problemas es que a veces no te das cuenta de que has hecho algo mal hasta que has terminado de montarlo. Y, claro, ya no hay marcha atrás.
Un tema que siempre genera dudas: ¿habré apretado bien los tornillos? Cuidado con apretarlos demasiado por miedo a que la mesa se caiga cuando apoyes un vaso porque puede pasarte esto.
Parece que hay un problema generalizado con la inclinación de las estanterías.
¿Y qué ocurre con las camas? ¿Por qué las camas de Ikea tienen un ancho distinto que las camas traicionales? ¿Qué es eso del colchón de 160 centímetros? Normal que te pasen cosas como esta:
Otro gran drama: haber cogido mal las cajas en ese laberinto al que llaman almacén. Y no solo porque no puedas acabar de montar los muebles sino porque eso supone que toca volver de nuevo a por la pieza que falta.
Montando muebles te das cuenta de que las medidas son algo relativo.
El momento en el que has conseguido montarlo, descubres que algo estaba mal y decides dejarlo tal y como está, ya sea del revés o con dos cajones menos.
Y es que a veces los de Ikea tampoco ayudan. "Necesito unas tijeras para desatar las tijeras".
Sin duda, lo mejor de todo es tomárselo con humor. ¿O esta chica está llorando al ver su silla?
Desde Ikea saben de sobra el drama por el que han pasado mucho de sus compradores y han optado por reírse, como puede verse en esta campaña publicitaria sobre su servicio de montaje en la que los muebles forman la palabra Help (ayuda).