Aunque a alguno le pueda sonar extraño, los chistecitos que escribimos en Twitter son dignos de estudio. No porque sean obras maestras de microliteratura o una genialidad humorística (que no lo son) sino porque hablamos raro.
De hecho, estudiar el lenguaje que se usa en esta red social, "permite documentar cosas que sólo ocurren en el lenguaje oral, al que es más difícil acceder”, además de tomar nota de "una serie de creaciones nuevas, como holi y besis, muy interesantes, ya que Twitter es una gran conversación entre gente que no se conoce”. Estos recursos ayudan a “jugar con el lenguaje y crear una familiaridad” que de otro modo sería difícil que existiera.
Así nos lo explica Carlota de Benito, coautora junto con la también filóloga Ana Estrada de un estudio titulado Holi en Tuiter hablamos raro un besi: la variación lingüística en Twitter, que fue el centro de una charla impartida por De Benito el 12 de enero en la Universidad Carlos III de Madrid y que repetirá en la Universidad de Zürich, donde es profesora de lingüística española.
Según comenta a Verne De Benito, en Twitter creamos recursos para "comunicarnos con gente que no conocemos y hacerlo de forma no agresiva e incluso cortés". Por eso "adaptamos el lenguaje intentando no perjudicar el contenido, pero conscientes de que hay muchos matices que se pueden perder”.
No olvidemos que en esta red social nos comunicamos por escrito y además con un límite de 140 caracteres. Por eso no vemos (y no se entienden) recursos similares en otras redes sociales, como Facebook, donde mayoritariamente conocemos a nuestros contactos, o en la calle, donde además contamos con la comunicación no verbal. Es decir, si escuchamos a un grupo de amigos decir en un bar algo así como “este vino es bien”, podemos estar bastante seguros “de que se han conocido por Twitter”, como apunta De Benito.
¿Y cómo es esta variación lingüística? Sobre todo, vemos cambios morfológicos como los siguientes, ilustrados con algunos de los ejemplos que podemos encontrar en el trabajo de De Benito y Estrada:
1. Las palabras con la teminación en -i, sufijo que forma términos como holi, besis, bromi y llori, dando un toque afectivo.
2. Creación de coloquialismos como "es bien", "ojalá", "hacer algo muy fuerte" o incluso "ser ETA". Este último ejemplo muestra además cómo la actualidad sirve de inspiración para creaciones humorísticas que se extienden muy rápidamente. En este caso se trata de una burla a las frecuentes asociaciones establecidas por el gobierno entre casi todo lo que desaprueba y el grupo terrorista.
3. Intensificadores, como los adjetivos acabados en -érrimo o “puto” usado como adverbio, “algo no exclusivo de Twitter, pero que en esta red vemos más”.
4. Uso de mayúsculas. Para enfatizar, pero también para imitar la excitación infantil. En ocasiones, las mayúsculas se unen a faltas de ortografía, especialmente cuando se trata de imitar los clásicos HOYGAN (peticiones de ayuda en foros y comentarios repletas de faltas de ortografía). Estos coloquialismos y errores ortográficos se usan conscientemente, con intención lúdica y humorística.
Estas expresiones y variaciones se difunden con mucha rapidez en la red social: “En cuanto las usan un puñado de personas con muchos seguidores, se extienden a muchos tuiteros", al contrario de lo que ocurre con las expresiones propias de otros contextos, donde "es más difícil que salgan de grupos concretos” y quedan como chistes privados.
Aunque también pueden depender de la actualidad, como en el caso de “ser ETA”, estos modismos son menos susceptibles a modas de lo que podría parecer y de lo que ocurre en otros contextos donde hay más renovación, según nos cuenta De Benito: "A Twitter llegan nuevos usuarios que adquieren estas expresiones y las retroalimentan”. De hecho, el primer uso registrado de “holi” que las autoras encontraron data de 2006.
También hay más conciencia por parte de los usuarios, que admiten “que aquí hablamos muy raro”, según De Benito. En su opinión, esto se debe a que en Twitter “ha subido la franja de edad de quienes usan estos códigos propios de edades más jóvenes”.
¿Es bien utilizar esta forma de escribir en una red social? No sé, PUEDE. Pero en todo caso queda claro que quienes lo hacen se puto divierten. Esto ayuda muy fuerte a crear una comunidad, aunque no cabe duda de que visto desde fuera puede parecer ridiculérrimo. Y es que aunque estas expresiones no son una barrera para la comprensión "porque son normalmente transparentes", sí que hay "usuarios con una resistencia a incorporarlas en su discurso tuitero, quizá porque lo ven como algo infantil y que no va con ellos".
Y concluye: "Eso es también lo bonito: elegir incorporarlas o no tiene un significado en cuanto a la imagen que uno quiere presentar de sí mismo en Twitter".