Cristina Pedroche, la tuitera más famosa de España: "No me fijo en nadie, lo hago bastante bien yo sola"

La presentadora es la mujer española con más seguidores en Twitter: 1,75 millones. Y una comunidad de más de 1,2 millones en Facebook

No tiene 'community manager' ni una estrategia digital. Es autodidacta

Cristina Pedroche en una imagen de su perfil en Instagram

La Pedroche se llama Cristina. Tiene 26 años, nació en Madrid pero reclama como hogar Entrevías en Vallecas, uno de los distritos con mayor índice de desempleo de la capital. La primera vez que dejó de ser conocida solo en su barrio fue en 2010, cuando ganó el casting para ser la nueva Pilar Rubio en el programa Sé lo que hicisteis. Es decir, cuando se convirtió en la presentadora que dinamitaba los saraos nacionales con sus preguntas (más o menos) incómodas. A partir de ese momento, comenzó el fenómeno Pedroche.

Sé lo que hicisteis (La Sexta) cerró, pero abrió Otra movida (Neox), otro programa de humor para la franja del mediodía en el que seguir ejercitando sus dotes de reportera gamberra. Cuando estos formatos se extinguieron, Cristina Pedroche se pasó a la radio y probó en series de televisión como Águila Roja y La que se avecina, hasta que la televisión recordó que la mejor manera de evitar la siesta era recuperar el humor después de los informativos. Zapeando (La Sexta) es la nueva plataforma desde la que esta joven convierte en viral todo lo que toca.

Por cada incursión mediática no solo alimenta el monstruo de las audiencias, también engorda su legión de fans en las redes sociales hasta convertirse en la mujer española con más seguidores en Twitter, según los últimos datos publicados por la plataforma en noviembre de 2014. Más de 1,75 millones de personas consultan su perfil. Unos 492.000 prefieren mirar sus fotos en Instagram. Y otro 1.249.000 forma parte de su comunidad en Facebook. ¿La clave? "Ser natural", dice Cristina Pedroche a Verne.

Entonces... ¿Ni hay un plan, ni tienes un community manager, ni has estudiado nunca algo relacionado con estrategias digitales?

No a todo, lo mejor es ir aprendiendo sobre la marcha. Una de las virtudes o defectos que tengo es que soy transparente. Soy muy natural y me gusta mostrarlo. [Se ríe. La transparencia es ya parte de su marca desde la pasada Nochevieja]. Y creo que la gente lo valora. Esta es la clave de mi éxito, la razón por la que tengo tantos seguidores.

¿Cuándo empezaste a probar con las redes sociales?

Mi vida ha estado unida a Internet. Tengo 26 años, no me pilla muy de lejos. Ya lo usaba para estudiar en el instituto y en la universidad.

En las redes sociales empecé con Sé lo que hicisteis, en aquel momento fue el boom de Twitter. Nos reunieron a los colaboradores y nos dijeron que estaría bien que para promocionar el programa nos hiciéramos un perfil [Cristina Pedroche llegó en julio de 2010]. Al principio escribía solo sobre el programa: 'Empieza en media hora', 'hoy hacemos tal cosa'. Es decir, solo lo usaba para el trabajo.

¿Recuerdas la primera vez que tuiteaste sobre otro tema?

No exactamente. Siempre ha sido todo muy natural. Así que si una mañana me levanté y me acordé de que había tenido una pesadilla, pues lo conté. Desde el principio he compartido muchas cosas de mi vida. Si hago una clase de crossfit, lo cuento. Si ahora estoy lesionada y tengo periostitis, también lo cuento. Tampoco he tenido nunca la sensación de: "Ahora soy famosa y tengo éxito en Twitter".

¿Cómo manejas este nivel de exposición?

Con naturalidad. Intento que no influya en vida. A mí solo me afectan las cosas que yo hago y que hace mi gente: mis padres, mi familia o mis amigos. ¿Qué sentido tiene que salgan 10 páginas diciendo que hago crossfit, cuando lo practico desde hace un año y he sido yo la que se lo ha contado a la gente? Otro ejemplo, "Cristina Pedroche luce así de orgullosa sin maquillaje", ¡pero si he subido millones de fotos así! A mí no me importa y no me voy a cortar. Pienso seguir haciéndolo de esta manera natural. Estoy muy tranquila, soy muy feliz con lo que estoy haciendo y se acabó.

Tus cuentas en Twitter, Instagram y Facebook están sincronizadas. ¿Haces un uso diferente de ellas?

Dependiendo de lo que quiera generar uso una red social u otra. Si tengo mucho texto opto por Instagram. Pero si tengo una foto que me gusta mucho la comparto en Twitter porque hay gente que simplemente por no darle al link de Instagram no se mete. Tampoco lo pienso mucho. He aprendido que si quiero que una campaña con una marca funcione, primero hago un poco de ruido en Instagram y al día siguiente subo la imagen a Twitter y Facebook y consigo el boom total. Si voy a hacer promoción de un boli no es lo mismo sacarlo solo que si sale mi cara. Así de sencillo y absurdo.

¿Qué relación tienes con tus seguidores?

Son muy fieles y muy activos. Alguna vez he hecho una tuitcam [responder en directo a sus preguntas]. Me gusta mucho recibir el feedback. Si voy al cine y veo una película que me gusta lo comento y les pregunto qué les ha parecido a ellos. Intento contestar en la medida de lo posible: sobre todo si hay uno que me hace especial ilusión o gracia. Y luego siempre está el que me dice: “Es que solo hablas con los famosos”. No es que solo hable con ellos, es que ahora son mis amigos. Si Jordi Évole me escribe, lógicamente le contesto. Si me hace gracia, claro, que hay veces que no digo nada.

¿Qué pasa cuando los comentarios no son divertidos?, ¿has tenido algún problema?

No discuto porque no tiene sentido. Me gusta discutir con alguien que sé quién es. Contestar a alguien con un avatar de un huevo es como discutir contra una pared. No me gusta perder el tiempo. Hago como que no ha existido y se acabó.

Para esto el humor es fundamental. Escribir en las redes sociales es gratis y hay mucha gente que solo lo hace para intentar molestarte. Es mejor tomárselo con mucha filosofía y decir: paz y amor. Ya está. No hay que hacer caso a las críticas buenas ni a las malas.

Pero sí que contestaste a la polémica que se generó por tu vestido en las campanadas.

En ese caso pensé que el #laballenadevallecas podría trascender. Consideré que si una niña que pesa igual que yo o un kilo más puede llegar a pensar que está gorda tenía que decir algo.

En redes sociales no hay límites. Ese es el problema. Si no dijeran que estoy gorda, dirían que soy tonta, o que soy rubia o que hago mucho deporte y soy vigoréxica. Yo que sé. Lo que hay que hacer es estar a gusto con uno mismo.

¿Dónde está tú límite?, ¿de qué temas no hablas o intentas no tratar?

Intento no meterme en política y en temas de deporte relacionados con el Madrid y el Barça porque la gente tiene la sensibilidad a flor de piel. Lo intento, pero hay veces… Menos del Rayo, que lo comento siempre. De hecho hay seguidores del equipo que se informan en mi cuenta para ver cómo ha quedado el Rayo antes que en el Marca. Me lo han dicho más de una vez. En la prensa deportiva solo les cuentan el resultado. Y yo les digo: "2-1, golazo de Alberto Bueno con pase de…". Yo lo vivo más.

La diferencia es que si una amiga mía habla para 200 seguidores, yo tengo un poco más de altavoz. Lo que digo parece que llega a más sitios pero no es que sea más importante.

¿Y a quién sigues?

Sigo a unas 200 personas. Gente de la profesión, amigos, básicamente a los que me interesa leer lo que ponen porque uso Twitter para informarme: Fotogramas, Ver Tele, Fórmula TV, la información que me gusta. A mis amigos del barrio no los sigo porque prefiero que me cuenten sus cosas por WhatsApp.

¿Te fijas en alguien?

No, creo que lo haga bastante bien yo sola, ¿no? [Se oyen risas al otro lado del teléfono].

Empezaste trabajando en una web de videojuegos y te defines como friki. ¿Sigues blogs, consultas tutoriales,...?, ¿qué uso haces de Internet?

Solo soy friki porque me gustan mucho los videojuegos: Fifa, Need for speed, Grand theft auto… Ahora mismo no tengo mucho tiempo y lo tengo un poco abandonado. Tengo la PSP y me la voy llevando a los sitios. No sigo blogs y para los tutoriales ya tengo a amigos más frikis que yo que me dicen cómo pasarme una pantalla.

Sigues al Youtuber más famoso de España, El Rubius.

Soy muy fan. Sé que los adolescentes están dejando de ver la tele para ir a estos canales, pero creo que lo importante es tener una buena oferta. Lo que mola es que haya cosas distintas y que cada uno sea libre para elegir lo que quiere ver en cada momento. El Rubius me parece superdivertido. Hace lo que le da la gana y no tiene que pedir permiso a nadie. Se lo pasa genial y se curra mucho los vídeos. Y me encantaría hacer algún vídeo con él.

Si lo de la televisión no funciona, ¿te has planteado convertirte en Youtuber?

No me planteo si la tele se acaba o si mañana se me va a caer un meteorito en la cabeza. No me gusta pensar a largo plazo. Lo mismo dentro de un año me da por hacer vídeos en YouTube y le gusta a la gente. No lo sé.

¿Te sorprende que no se hable de tu éxito en las redes sociales?

Me preguntan, pero nunca se publica. Debe ser que interesan más otras cosas. [Vuelve a reírse]. Y eso que mis perfiles han crecido bastante rápido. Me he ido enganchando, aunque ahora poco a poco intento pasar algo más desapercibida. Creo que ya es imposible. Todo lo que hago genera noticia. La gente debe pensar: “¡Qué pesada la Pedroche!”.