En un año, el hashtag #BringBackOurGirls, ese que pedía la liberación de más de 200 niñas secuestradas por Boko Haram en un colegio nigeriano, ha mostrado todas las caras de Twitter: la capacidad para sensibilizar y para frivolizar, el compromiso y el “postureo”, la constancia y el olvido. De una campaña local, saltó a los medios internacionales y se convirtió en una tendencia mundial a la misma velocidad a la que fue olvidada por muchos de los que se sumaron a una corriente de moda. Pero también se ha mantenido como un recuerdo inquebrantable y, lo cierto, es que ha sobrevivido a la amenaza de la muerte por éxito más de lo que habitualmente duran los hashtags. Doce meses después, sus usuarios más fieles han podido tuitear la liberación de un grupo de niñas secuestradas, aunque no fuese la de las 219 raptadas en la escuela de Chibok.
Hace un año, la etiqueta #BringBackOurGirls apareció en tres millones de tuits en menos de dos semanas. El primero en enviar un tuit con ese hashtag fue Ibrahim M. Abdullahi, un abogado nigeriano que sacó la frase de una charla de una ex ministra de educación nigeriana. En una sola jornada, la del 9 de mayo de 2014, los usuarios de todo el mundo emplearon el hashtag medio millón de veces. Así fue como #BringBackOurGirls se convirtió en una de las tendencias más impactantes de Twitter en 2014. Este mismo hashtag quedará para muchos usuarios y analistas como el ejemplo perfecto del clickactivismo o del slacktivismo, es decir, de un activismo de salón superficial.
La imagen más popular del hashtag ha sido, sin duda, la de la primera dama de Estados Unidos, sosteniendo un cartel con el lema. Michelle Obama la tuiteó el 7 de mayo del año pasado y muchos otros deportistas, músicos, actores o presentadores, la acompañaron en aquellos días en los que pedir la liberación de las niñas de Chibok era una necesidad para cuidar la imagen de personaje solidario. Esa dinámica explica el uso generalizado del hashtag y un efecto perverso: muchos medios se hicieron eco de la campaña, pero se limitaron a hacer un recuento de las celebrities que se había sumado y obviaron el motivo por el que se había puesto en marcha. Tal fue el desinterés por el origen que, incluso, algunos prestigiosos medios atribuyeron el nacimiento del hashtag a una mujer estadounidense y no repararon en que se trataba de una campaña lanzada a las redes desde la sociedad civil nigeriana.
Este fue el primer tuit compartido con el hashtag:
Al día siguiente de la jornada del medio millón de tuits, el número de mensajes con el hashtag se redujo a menos de la mitad; la cifra no llegó a los doscientos mil. Las celebrities que dieron alas a la etiqueta se olvidaron pronto de su pretendida convicción y la atención global simplemente se diluyó. Más bien el hashtag volvió a sus orígenes y fue recuperado por una sociedad civil cuyo interés era más firme que el de las personalidades mediáticas.
El primer aniversario del secuestro, el pasado 14 de abril, fue la ocasión para demostrar que la preocupación por las niñas secuestradas no había sido un espejismo. Más de setenta mil mensajes se compartieron esa jornada en todo el mundo usando el hashtag bandera. Pero también puso de manifiesto la aparición de algunas etiquetas derivadas como #NeverToBeForgotten o #365JoursDeja, en la esfera francófona.
En las últimas semanas, el interés se ha vuelto a hacer evidente. El pasado 28 de abril, el ejército nigeriano liberó a 293 mujeres y niñas secuestradas por Boko Haram y los usuarios de Twitter dieron rienda suelta a los deseos que habían alimentado durante meses. Más de siete mil mensajes se lanzaron acompañados de #BringBackOurGirls. Muchos tuiteros usaron el hashtag en un primer momento para desear que se tratase de las niñas de Chibok. Sin embargo, el propio ejército que había lanzado el anuncio de la liberación en Twitter había advertido que no podían asegurar que se tratase de las estudiantes secuestradas un año antes. Eso y una reflexión más calmada llevó a los usuarios a reconocer que se trataba de una buena noticia, se tratase o no de las niñas que habían provocado el #BringBackOurGirls.
"Esta tarde, tropas rescataron 200 niñas y 93 mujeres del bosque de Sambisa. No podemos confirmar si las #ChibokGirls (niñas de Chibok) están en este grupo".
Más allá de la difusión facilitada por las estrellas mediáticas en los primeros días, de la efeméride del primer año y de la euforia de la primera liberación masiva de rehenes, algunos entusiastas han mantenido el hashtag activo de manera incansable. Cientos de tuiteros lo han incorporado a su nombre de usuario para mantenerlo vivo. Una de las muestras más evidentes de esta perseverancia la da Bukky Shonibare, una consultora de recursos humanos nigeriana que cada día comparte un autorretrato con un cartel recordando el secuestro.
#BringBackOurGirls ha pasado por todos los estados posibles. Después del “tropiezo” de haber sido mediatizado por el starsystem, los últimos movimientos experimentados por el hashtag muestran la voluntad de mantener una actividad, a veces discreta, pero constante y que se resiste a ser un mero destello de la inercia de las redes.